SINOPSIS: En un mundo en el que resurgen los animales legendarios y la remancia es el privilegio de unos pocos, la protectora, Sanao Hekate, gobierna con mano de hierro. Los hados, siempre dispuestos a enmarañar las vidas humanas, intervienen en el nacimiento de sus gemeles Akeha y Mokoya marcando a les niñes hacia un destino singular.Mokya, le últime profeta.
Akeha, le niñe que no debió nacer.
Les gemeles deberán discernir su propio camino, enredado entre el implacable poder de la protectora y el alzamiento de les rebeldes maquinistas que están dispuestes a poner fin a todo cuanto Mokoya y Akeha han conocido.
RESEÑA: Entre 2017 y 2019
Neon Yang fue construyendo su
Saga del Tensorado gracias a
cuatro novelas cortas con las que logró ser finalista de premios como los
Hugo, Nebula o World Fantasy en la categoría de mejor obra corta. A través de ellas nos sumergen en un imaginativo
mundo de evidente influencia oriental, cercano al silkpunk y cargado de magia y revoluciones donde sus personajes luchan por encontrar su propia identidad. En español podemos disfrutar de las cuatro entregas de la saga gracias a la editorial
Duermevela, que a lo largo del pasado año 2021 fue publicando de forma consecutiva
Las mareas negras del cielo, Los hilos rojos de la fortuna, El descenso de los monstruos y El ascenso a lo divino.El mundo del Tensorado que nos presenta Yang en sus cuatro obras cortas destaca por dos elementos principales: la existencia de una magia poderosa que se filtra a todos sus elementos y una sociedad donde no existe una imposición de género sobre las personas, y donde las diferencias de género y sexualidad son tratados de una forma tan natural que elimina de un plumazo todo atisbo de exclusión o discriminación.
Sobre la cuestión de la magia en el mundo del Tensorado todo gira en torno a la ‘remancia’, la capacidad que poseen determinadas personas para manipular el Remanso, el campo energético que impregna el mundo y que se puede controlar manipulando sus distintas naturalezas: metálica, pírica, forestal, terrestre y acuática. Gracias a ello los tensores pueden realizar proezas físicas increíbles, agudizar sus sentidos hasta límites de otra forma inalcanzables, o crear objetos tecnológicos asombrosos (desde vehículos voladores, formas de comunicarse a distancia o armas con terribles capacidades destructivas).
En cuanto al tema de la identidad de género este se entrelaza de forma natural con el mundo y la trama de las novelas, ya que Yang nos muestra una sociedad donde no se les impone un género a los niños al nacer (ya sea masculino, femenino o no binario) sino que son las personas las que lo deciden cuando tienen la suficiente madurez para ser conscientes de lo que realmente se sienten. Además no existe ningún tipo de discriminación por cuestiones puramente sexuales o identitarias, por lo que durante la saga del Tensorado se nos presenta distintos tipo de relaciones afectivas que se aceptan de forma natural y que permiten enriquecer la representación de los personajes y protagonistas de la saga. Para todo ello es de suma importancia que la traducción al español de Carla Bataller haya apostado por respetar la versión original introduciendo el morfema –e para trasladarnos el género neutro usado en inglés. Puede que al principio cueste un poco adaptarse pero el lector se hace pronto a la propuesta y como sin duda demuestran diversos momentos de las novelas de la saga sin esta traducción sería imposible entender el mismo mundo que se nos presenta o se perdería el sentido de puntos clave de su desarrollo.
A continuación os hablo con algo más detalle de cada una de las cuatro novelas cortas de Yang publicadas por Duermevela que conforman esta saga fantástica:
Las mareas negras del cielo es la obra que nos abre la puerta al Tensorado, el poderoso imperio gobernado con mano de hierro por
Sanao Hekate, la temida Protectora. Debido un pacto firmado antaño con el Gran Monasterio, la Protectora deberá entregar a uno de sus descendientes para que sea criado y entrenado allí. Sin embargo, la Protectoras dará a luz a dos vástagos que tendrán que cumplir dicho destino: les gemeles (ya que como menores todavía no han elegido)
Mokoya y Akeha. La relación entre ambos personajes será la que guíe la novela, mostrándonos
diversos momentos de sus vidas a lo largo de más de tres décadas. Mokoya y Akeha deberán madurar a pasos agigantados para
decidir sus propios destinos, tratando de escapar de los tejemanejes político-religiosos de su ambiciosa madre, de descubrir las verdaderas intenciones de la rebelión de los maquinistas alzados contra la tiranía de la Protectora y combatir la bendición/maldición del don de la profecía con la que cargan que les permite adelantarse a momentos clave del futuro pero sin capacidad de cambiarlos (por trágicos o dolorosos que sean). Una historia con varios saltos temporales para narrarnos
la complicada relación fraternal de Mokoya y Akeha, o de los personajes con su propia identidad, y que sobre todo
sorprende por la llamativa y rica ambientación que Yang nos presenta para introducirnos en su mundo del Tensorado.
En
Los hilos rojos del cielo Yang apuesta por
una estructura más contenida y efectiva: unos solos días y una sola localización (frente a los numerosos años y las diversas localizaciones de la obra anterior). Varios años después de la primera novela corta acompañamos a
Mokoya, la antigua profetisa, que ha viajado hasta la lejana ciudad de Bataanar para cazar a una peligrosa bestia salvaje. Durante su viaje conocerá a
un misterioso viajero que parece una
pieza clave en el complejo juego de facciones que se mueven en esta importante urbe de mineros, donde los rebeldes maquinistas parecen deseosos de alzarse en contra de la Protectora.
Yang nos deja una obra más redonda que la primera novela, gracias a su apuesta por un solo personaje central y una sola localización, con una protagonista que es un personaje profundamente herido, que carga con un profundo dolor que le ha hecho alejarse de su familia y todos sus conocidos. Gracias a ello empatizamos profundamente con su sufrimiento, con su pérdida y su duelo íntimo, en una historia que afortunadamente apuesta por una visión positiva que nos hace recordar que siempre se puede tener la ayuda de los demás para poder seguir adelante.
A continuación llega
El descenso de los monstruos que llama inmediatamente la atención por su apuesta narrativa:
escrita en forma de diarios, notas, memorandos, cartas e informes oficiales. Todo ello le sirve a Yang para meternos en
la investigación policial de una agente del Tensorado encargada de descubrir que se oculta tras el aparente asalto de los rebeldes a un centro de investigación secreto. Los diversos protagonistas de las entregas anteriores aparecen aquí como meros secundarios mientras acompañamos a la investigadora Chuwan, una intuitiva y decidida tensora que irá desnudando
la podredumbre, la corrupción y la falta de escrúpulos del Imperio del Tensorado dispuesto a acabar con toda oposición a cualquier precio.
Una novela corta de tintes policíacos en la que nos introducimos en las tripas de un régimen autoritario y tiránico, que brilla especialmente su elección estilística y su descarada protagonista, pero con
un final demasiado apresurado y brusco que juega en su contra.Concluye la saga
El ascenso a lo divino donde Yang nos ofrece
una precuela de las tres novelas cortas ya mencionadas. Se trata del
relato en primera persona de Lady Han, la líder de los rebeldes maquinistas, que recuerdan su relación con la Protectora y nos ofrece la intrahistoria de cómo el Imperio del Tensorado se ha convertido en lo que hemos visto en las tres novelas previas. Así podremos descubrir
el ascenso al poder de la figura que domina la saga del Tensorado desde el principio desde el punto de vista de la persona que le fue más cercana, que nos muestra su relación como
conspiradoras, amigas, amantes y finalmente enemigas irreconciliables. Yang nos ofrece una
vibrante historia de ambiciones e “intrigas palaciegas” con regusto a
Yo, Claudio o
Juego de tronos donde solo los más ambiciosos y despiadados son los que siguen en pie al final, mostrándonos
la brutal deshumanización del poder. Una gran despedida de este universo, ya que junto con la segunda novela corta de la serie esta historia sobre el que el poder puede hacer a las personas me parece de lo más destacable de la saga del Tensorado.
EN CONCLUSIÓN: Neon Yang construye con sus cuatro novelas cortas de su saga del Tensorado un imaginativo y llamativo mundo con un intenso sabor oriental, donde la magia y la tecnología sirven de telón de fondo para la historias de personajes que luchan por descubrir su lugar en el mundo. Un universo fantástico donde la estructura social no impone un género a las personas, lo que permite que las diversas identidades sexuales o de género se incluyan de una forma natural en la historia para ofrecernos una perspectiva enriquecedora y abierta. Cabe destacar la refrescante variedad que se nos ofrece en las cuatro novelas cortas donde cada entrega de la saga apuesta por aportarnos un matiz o enfoque diferente, ya sea por la perspectiva de los personajes o por el estilo narrativo elegido. Una saga donde se nos habla de rebelión, esperanza y lucha mientras acompañamos a personajes que se enfrentan a una tiranía opresiva y totalitaria pero que mantienen viva su determinación gracias al apoyo de los que los rodean. Como pega se puede señalar que alguna de las entregas peca de un exceso de apresuramiento en su desarrollo (claro que también hablamos de novelas cortas) o sus desenlaces, pero que en conjunto funcionan como una sugerente propuesta fantástica. Para terminar hay que alabar de nuevo el cuidado trabajo de edición de Duermevela, que nos deja cuatro novelas cortas con un acabado excelente y con unas portadas que casan a la perfección con la exuberante propuesta de fantasía oriental de Neon Yang.
1-Las mareas negras del cielo (208 páginas)
2-Los hilos rojos de la fortuna (208 páginas)
3-El descenso de los monstruos (160 páginas)
4-El ascenso a lo divino (136 páginas)
Neon Yang
Duermevela ediciones
Traducción de Carla Bataller
Tapa blanda con solapas (también en formato ebook)
COMPARTIR en