jueves, 24 de septiembre de 2020

Reseña: La insurrección de Rosalera

SINOPSIS: 2067. Rosalera es una ciudad caótica y llena de vida... en parte extraterrestre. El alcalde, Jack Jacques, ha declarado su independencia de Nigeria. Pero la bóveda alienígena, en la que se basaba su prosperidad, está agonizando y las fuerzas del gobierno aguardan su extinción para poner término a la independencia de Rosalera. En los suburbios despierta una misteriosa mujer que no sabe quién es, pero que tiene recuerdos de algo mucho más antiguo y extraño. Entre tanto, otra forma alienígena, aparentemente una planta, ha arraigado en Rosalera y está atacando a Ajenjo y la bóveda.


RESEÑA: La trilogía del Ajenjo es la obra con la que ha debutado en la ciencia ficción el escritor británico de origen nigeriano Tade Thompson, con la que ya ha ganado un premio Arthur C. Clarke gracias a su primera entrega y una nominación a mejor saga en los premios Hugo de 2020. Lo cierto es que la trilogía de Thompson aprovecha de forma muy efectiva su refrescante ambientación africana para trasladarnos a un futuro no muy lejano donde se mezclan las biotecnologías, los poderes mentales, las tensiones políticas, culturales y económicas, y los tejemanes de las agencias secretas alrededor de la existencia de una bóveda de origen extraterrestre, de intenciones desconocidas, y que que se asienta en la compleja y vibrante urbe de Rosalera.
Con Rosalera (aquí tenéis mi reseña) el escritor de origen yoruba nos trasladaba hasta esta Nigeria del futuro cercano, donde un agente con habilidades mentales excepcionales se convertía en el centro de un complejo juego de intereses alrededor de la misteriosa cúpula de origen extraterrestre, para acabar luchando por su propia vida. Tras los sucesos de la primera entrega llega ahora La insurrección de Rosalera, que aprovecha esas bases para expandir la visión del lector sobre lo que ocurre dentro de la misma Rosalera y ofrecernos fascinantes respuestas sobre el misterio de Ajenjo, al mismo tiempo que nos lleva por una adictiva historia de lucha política, guerra biológica (¿o debería decir exobiológica?) y pura supervivencia.
Ambientada en 2067, un año después de los sucesos de su primera entrega, Thompson nos trae una novela mucho más plural que su primera parte, donde se apostaba por el único punto de vista de Kaaro. Ahora el escritor inglés diversifica su narración para ofrecernos hasta ocho puntos de vista diferentes, donde nos encontramos con algunos secundarios de la primera novela y con nuevos personajes que ganan su cuota de protagonismo, todo con el fin de ampliar tanto nuestra visión del universo extraterrestre de Rosalera como de la interesante sociedad nigeriana del futuro.
Entre tanto personaje destacan principalmente dos: Aminat, la novia de Kaaro, una agenta de la S45 que tendrá que jugarse la vida para proteger a una persona que puede que no sea tan humana como parece pero que podría tener la clave para entender el verdadero objetivo de la cúpula alienígena; y el alcalde Jack Jacques, un telegénico y hábil político que se mueve entre el populismo descarado y la manipulación oculta que trata de mantener la ciudad de Rosalera bajo su control. Al mismo tiempo que estas tramas se van desarrollando veremos el surgimiento de una planta de origen desconocido que parece estar poniendo en riesgo la supervivencia del propio Ajenjo, lo que acabaría también con lo que convierte en excepcional a la ciudad de Rosalera.
Si hay que destacar algo de esta segunda entrega es que el lector curioso podrá disfrutar de su buena tanda de respuestas, ya que Thompson nos ofrece información más que jugosa sobre qué es y qué pretende Ajenjo en nuestro mundo, así como explorando en mayor profundidad los secretos ocultos de la xenosfera. Para ello el escritor aprovecha sus nuevos puntos de vista narrativos y no se corta a la hora de meternos en las cabezas de los personajes que más saben; así podremos tener un plano general de la situación desde la visión de Anthony (el avatar humano de Ajenjo), Molara (el programa recolector de la xenosfera) y hasta de alguno de los mismísimos creadores de Ajenjo.
A favor de la historia también cabe señalar que Thompson aprovecha al máximo la rica y llamativa variedad de elementos que surgen de la extraña cúpula: desde la xenofauna y la xenoflora hasta los reanimados, todo lo que en la primera novela parecía un mero trasfondo llamativo ahora tiene ahora mucho más peso en la trama. Se puede considerar que hasta la misma bóveda de Ajenjo se convierte en personaje por derecho propio, ganándose la simpatía del lector en su lucha por la supervivencia en un entorno que trata de hacerla desaparecer. Y parte de esta exploración en los personajes y criaturas más alejados de la humanidad le lleva a Thompson para reflexionar sobre los límites cada vez más permeables que nos separan de las máquinas e incluso de los extraterrestres. Un interesante toque transhumanista que nos deja uno de los capítulos más memorables y emotivos de la trilogía, y del que no diré nada para no estropear el disfrute del lector.
En La insurrección de Rosalera Thompson nos lleva por una trama que avanza de manera ágil tanto por la multitud de personajes involucrados como por la brevedad de la mayoría de los capítulos de la obra. Todo ello narrado con un estilo sobrio y directo, casi caustico, que podemos disfrutar gracias a la efectiva y certera traducción de Raúl García Campos. Un estilo que casa a la perfección con los personajes, así como con algunos momentos terriblemente duros o brutales de la trama, porque en su historia Thompson no aparta la mirada para mostrarnos el lado  más desagradable de esta Nigeria futurista. 
Hay sitio para la guerra, sucia y descarnada, que traerá a la memoria del lector más de un conflicto civil africano; hay brutales señores de la guerra y de los bajos fondos, violaciones y masacres; pero también hay lugar para un descarnado tono literario y poético, como en un magistral capítulo que casi en formato de reportaje periodístico nos coloca en la piel de un testigo directo del conflicto. Un escritor de ciencia ficción natural de Rosalera, Walter Tanmola, del que durante la novela podremos leer diferentes fragmentos de sus obras y que acaba convertido en protagonista directo de la novela. Un guiño metareferencial que sirve para guiarnos durante (y me repito) el que me ha parecido el mejor capítulo de la novela.
La insurrección de Rosalera es una excelente continuación en la que Tade Thompson profundiza y expande su universo de ciencia ficción ambientado en una Nigeria futurista con una trama dinámica y adictiva. La actividad del organismo extraterrestre Ajenjo empieza a desvelar sus secretos al lector, y mientras una nueva amenaza pone en riesgo su existencia, el ambicioso alcalde de Rosalera y la agencia S45 libran sus propia batallas para mantener su independencia. Este segundo volumen es una obra mucho más ágil gracias a sus múltiples e interesantes puntos de vista, así como gracias al uso más inteligente y mucho más efectivo tanto de la rica ambientación de la xenosfera como de los elementos alienígenas de Ajenjo. Una gran segunda parte que aunque funciona perfectamente como una historia completa sienta las bases para lo que será el principio del fin. Ahora solo nos queda aguardar ese final en The Rosewater Redemption (La redención de Rosalera) que esperemos que el sello Runas nos traiga pronto.


VALORACIÓN

FICHA
La insurrección de Rosalera (Trilogía del Ajenjo, 2)
Tade Thompson
Runas
Traducción de Raúl García Campos
Tapa blanda con solapas, 400 páginas


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