SINOPSIS: Una agradable y ligera descarga eléctrica, activada por la alarma
automática del Climatizador de Ánimo Penfield, despierta a Rick Deckard,
que deja la cama ataviado con su pijama multicolor y apremia a su
esposa a que reajuste su climatizador para sentir deseos de levantarse.
Deckard es un cazarrecompensas, trabaja para el Departamento de Policía
de San Francisco retirando androides de las calles. Vive en una Tierra
prácticamente desierta desde que los seres humanos han emigrado a la
nueva colonia en Marte después de la Guerra Mundial Definitiva. Los
pocos que aún quedan en nuestro planeta buscan poseer carísimos
animales; a través de ellos sienten la empatía que los diferencia de los
androides. Sin embargo, Deckard sufre por no poder permitirse
económicamente uno y finge cuidar de una oveja auténtica cuando en
realidad es solo un ejemplar eléctrico. Ataviado con su modelo Ajax de
Calzón de Plomo Mountibank contra el polvo radiactivo, se encamina al
trabajo, descubre que su superior está en el hospital con una herida de
láser en el espinazo y recibe la orden de perseguir al nuevo androide
que ha podido ser el responsable, el Nexus-6, de cerebro altamente
sofisticado.
RESEÑA: Convertido en un totem de la ciencia ficción debido al éxito de su adaptación cinematográfica de 1982 (Blade Runner) la novela ¿Sueñan los androides con ovejas electricas? de Philip K. Dick es quizá mucho más opresiva y oscura que la visión futurista ofrecida por el cineasta Ridley Scott. La edición de este clásico que ahora nos trae Cátedra (con nueva traducción y una amplia introducción de Julían Díez) es perfecta para entender mejor el universo personal del complejo Dick, así como para comprender las diferencias sustanciales entre novela y adaptación.
De hecho, casi la mitad de las 360 páginas de esta nueva edición están ocupadas por la magnífica introducción de Julían Díez, que nos hace una rápida semblanza biográfica del autor que nos permite conocer mejor los elementos que dominaron su caótica y poco común esperiencia vital. Pero es que además desgrana en profundidad los personajes, temas y estructura de ¿Sueñan los androides...?, una sección que para aquellos que se acercan por primera vez a la obra más icóncia de Dick quizá sea mejor disfrutarla después de la lectura de la novela.
Además, para aquellos cinéfagos que se acerquen a la novela de Dick debido a la famosa adaptación de Ridley Scott se encontrarán con una crónica del largo y enrevesado proceso que llevó al cine ¿Sueñan los androides...? Es interesante conocer los motivos que distanciaron los dos formatos, así como las opiniones del propio Dick de lo poco que pudo ver de la película de Scott (ya que falleció antes de que se llegara a estrenar). También dedica una parte sustancial de sus páginas a estudiar el 'mito' generado a posteriori (entre otros, por el propio Scott) sobre este 'clásico moderno' del cine.
En cuanto a la novela en sí misma, ¿Sueñan los androides...? es una descorazonadora historia sobre personaje atrapados en un mundo muerto. El cazarrecompensas Rick Deckard es poco menos que un burócrata que solo aspira a retirar los suficientes androides para ganar el dinero suficiente que le permita poder comprarse un animal de verdad. Mientras tanto, él y su mujer cuidan de una oveja eléctrica que les permita mantener las apariencias. Y es que en un mundo devastado por la Guerra Mundial Definitiva los pocos animales vivos son elementos de prestigio que la religión dominante, el omnipresente mercerismo, obliga a cuidar.
Frente a esta sociedad decadente, los androides 'evadidos' intentan sobrevivir escondiéndose entre las personas. Solo un test de empatía permite diferenciarlos y 'retirarlos'. A Deckard se le asigna la misión de detener a un numeroso grupo de Nexus-6, los androides más modernos y dificiles de rastrear. Durante la cacería, empezará a cuestionarse su forma de actuar y qué es lo que lo diferencia de los fríos y calculadores droides huídos de Marte.
El otro protagonista de la novela J. R. Isidore: un 'especial', es decir, una persona tan afectada por la contaminación causada por la guerra que su poca inteligencia y sus enfermedades le prohiben abandonar nunca la Tierra. Y es que el futuro de la raza humana está en los planetas colonizados, como Marte, mientras que nuestro planeta es un gigantesco basurero que agoniza. Isidore nos da el punto de vista del último escalafón social, y al mismo tiempo, es de los pocos personajes que demuestra tener verdaderos sentimientos.
Quizá lo único que se eche en falta (y aquí hablo como un lector que ha visto Blade runner antes de leer a Dick) es el poco protagonismo de los androides. El Roy Baty novelístico es mucho menos intenso que el interpretado por Rutger Hauer y las motivaciones de los androides menos metafísicas que la de los cinematográficos. Sin duda, el que espere encontrarse con una busqueda existencial en los androides de Dick se llevará una decepción: sus Nexus-6 solo quieren esconderse entre la humanidad, y su miedo a la muerte ni existe.
Y es que el verdadero protagonista es Deckard, un hombre que vive en la mediocridad y actuando por pura mecánica, mientras a su alrededor el mundo que se apaga y agoniza. Conviene destacar la nueva traducción, que logra transmitir la prosa seca y sin arreglos de Dick, un estilo que casa a la perfección con el mundo gris y destruido que nos presenta la novela. Un mundo donde la esperanza parece cada vez más remota y fría, y donde las personas y los androides se parecen cada vez más, a pesar de los intentos de ambos por convencerse de que no son iguales.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Philip K. Dick
Ediciones Cátedra
360 páginas