SINOPSIS: ¿Qué es de los héroes cuando las guerras terminan?
Para Ringil Ojos de Ángel, la posguerra han sido largos años exiliado, ganándose el pan con el relato de sus hazañas mientras su espada, la legendaria Críacuervos, cuelga olvidada sobre la chimenea.
Para Egar el Matadragones, el triunfal retorno a las estepas como señor de su clan nómada está marcado por la nostalgia que siente por los tiempos felices pasados como mercenario en el civilizado Imperio.
Y en ese mismo Imperio, la mestiza Archeth, dejada atrás por su raza desaparecida, sirve al emperador e intenta en vano mantener en funcionamiento la tecnología abandonada.
Algo empieza a moverse, sin embargo, en su mundo rodeado por un anillo. Ringil es reclamado por su noble familia, que lo había repudiado, para que rescate a una pariente de los traficantes de esclavos. Egar es objeto de conspiraciones, inspiradas por los dioses, para apartarle de la jefatura de su clan. Y Archeth debe investigar el ataque a una guarnición costera del Imperio, realizado con armas que en teoría no deberían existir.
Los caminos de los tres viejos camaradas de guerra volverán a cruzarse, y entonces sabrán por fin si su tierra puede ser realmente apta para los héroes.
RESEÑA: El británico
Richard Morgan, que debutó en la literatura con el cyberpunk sucio de
Carbono modificado, apuesta por tratar de darle un soplo de aire fresco al género fantástico con
Sólo el acero, la novela con la que en 2008 iniciaba
su trilogía Tierra de Héroes (que a partir de este mismo mes de octubre
recupera la editorial Alamut y que completará con la publicación en los próximos meses de El Gélido Mando y La Impía Oscuridad). ¿Lo consigue el escritor de Londres? Para mi gusto sin ninguna duda, porque aunque seguimos encontrándonos con los elementos más significativos (y que tanto disfrutamos) del grimdark actual también apuesta por una darle
una visión más moderna a la fantasía, cargada de
un tono que nos recuerda al western crepuscular (¿fantasía crepuscular grimdark?, muy largo, pero suena bien) donde tanto personajes arquetípicos como situaciones tópicas del género saltan por los aires.
Esta primera entrega de Tierra de Héroes nos presente tres hilos argumentales bien diferenciados, protagonizados por tres antiguos amigos y héroes de guerra a los que el destino ha llevado por rumbos muy diferentes. Ni siquiera los vencedores pueden considerarse afortunados, y eso es algo que sabe muy bien Ringil Eskiath, antaño cubierto de gloria en la batalla de la Quebrada del Patíbulo, pero que ahora malvende su espada y sus batallitas a cambio de algo que comer, una copa que echarse al coleto y de poder deslumbrar a algun joven inexperto al que llevarse a la cama.
Su vida dará un vuelco cuando le encarguen la misión de salvar a un prima lejana que ha sido vendida como esclava. Tendrá que salir de su retiro para volver a encontrarse con viejos compañeros de juventud, todos ellos relacionados con la vida criminal y el submundo esclavista que podrían tener pistas claves para descubrir que ha sido de su joven pariente Sherin.
Su antiguo camarada de aventuras Egar el Matadragones ahora es el líder de su propio clan nómada. Pero emborracharse todas las noches y disfrutar de la compañía de las chicas más jóvenes de su tribu ahora le sabe a poco después de haber comprobado de primera mano como se vive en la civilización. Esto hará que sus propios hermanos de clan empezarán a plantearse si es el líder adecuado que marca la tradición...
En el corazón del Imperio de Yhelteth vive Archeth Indamaninarmal, mitad kiriaht mitad humana, y doblemente fuera de lugar por su origen mestizo. Sin embargo goza de la protección del emperador Jhiral Khimran II gracias a sus conocimientos sobre la tecnología de la desaparecida civilización kiriaht, claves en la victoria de la última guerra. Cuando una ciudad costera sufre un misterioso ataque nocturno, Archeth tendrá que averiguar quienes han sido los causantes... y cómo detenerlos.
Morgan maneja estos tres hilos argumentales para mantener el dinamismo de la novela, aunque sin duda el principal protagonista de Sólo el acero es el sardónico y descreído Ringil, un hábil guerrero despreciado abiertamente por ser homosexual y que igualmente no duda en despreciar al resto del mundo por su engaños y su falsedad. No en vano forma parte de los olvidados, no solo por su orientación sexual, si no por la forma miserable en que fueron dejados de lado todos aquellos que se jugaron la vida para "salvar la civilización" en la última guerra.
Sólo el acero nos muestra las verdaderas consecuencias de la guerra, donde no hay vencedores ni vencidos, solo gente que se beneficia del resultado y los que han quedado marcados por su brutalidad. Richard Morgan apuesta por una historia llena de acción y con sus buenas dosis de "sangre y entrañas" en un entorno marcado por el realismo sucio, con una pizca de trama detectivesca y alguna dosis bien mezclada de ciencia ficción. Una historia donde magia, civilizaciones desaparecidas, dioses ancestrales y tecnología avanzada se entremezclan de una forma hábil y misteriosa, sin que sepamos capaces de comprender del todo donde termina uno y empiezan los otros.... y donde no necesitamos saberlo porque ahí radica su encanto.
Tanto Ringil, como Egil y Archeth logran ganarse el corazón del lector, porque son personajes que destilan un realismo descreído, socarrón y mordaz, y que se sienten incómodos ante la sociedad que los rodea. Sus deseos de lograr alcanzar sus sueños han sido rotos y hechos pedazos por la guerra, y ahora solo les queda aferrarse a una imagen de ellos mismos que poco a poco se desvanece.
El autor británico logra mantener el interés por las diversas tramas de la novela, que conjuntamente se encaminan hacia una misma dirección, y que se puede leer perfectamente de forma independiente (aunque el final, por supuesto, queda abierto para las siguientes dos entregas de la trilogía). La traducción de Manuel de los Reyes cumple a la perfección al trasladarnos de una forma efectiva hasta este mundo sucio y crepuscular.
Sólo el acero logra apropiarse de los habituales clichés y tropos de la literatura fantástica para retorcer algunos de ellos, al tiempo que le da un más que bienvenido aire fresco a sus personajes y su ambientación. Morgan nos muestra las brutales consecuencias de la guerra, las heridas internas que deja en sus protagonistas y en las sociedades que las sufren... y en cómo el ciclo siempre vuelve a repetirse sin que aprendamos nada. Ringil, Egar y Archeth tratan de sobrevivir en un mundo que ya ha olvidado sus sacrificios y en los que la violencia se impone sobre todos ellos, sin importar las terribles consecuencias.
Sólo el acero (Tierra de Héroes, 1)
Traducción de Manuel de los Reyes
Tapa dura, 408 páginas
21,95 euros