SINOPSIS: Castilla, 1573. No es el Siglo de Oro que conocemos.
Carlos I nunca llegó a ser emperador de Alemania. Los comuneros se alzaron con el triunfo en la batalla de Villalar y le arrancaron concesiones y privilegios que han consolidado una Castilla industriosa, comercial y tolerante, donde conviven cristianos, judíos y moriscos y en la que ha arraigado el humanismo.
Pero los poderes tradicionales se resisten a desaparecer. A la temprana muerte en accidente de caza de Felipe II sigue una cruenta guerra de sucesión que enfrenta al infante don Carlos, legítimo heredero, y a don Juan de Austria, el héroe de Lepanto.
Del lado de la tradición se encuentran la mayoría de los temibles tercios, una cruzada venida del norte y una fuerza de mercenarios papales armados con los artefactos bélicos diseñados por Leonardo da Vinci. Pero tanto o más importante que los ejércitos será la guerra oculta en que asesinos, inquisidores, conjurados, nobles, místicos y alquimistas pugnarán por avanzar los intereses de su partido.
La batalla decisiva se librará en Toledo y será una lucha abierta por el alma del imperio.
RESEÑA: La historia siempre ha sido una jugosa fuente de inspiración para los novelistas, y si además se juega a la construcción de una ucronía, una reconstrucción libre basada en el "que podría haber pasado si...", el juego se vuelve todavía mucho más interesante. Este es sin dude el principal atractivo de Alba de Tinieblas, la novela con la que Eduardo Vaquerizo nos lleva hasta el origen de una particular universo literario donde España es muy diferente de como la conocemos nosotros. En pleno siglo XVI una guerra cambiará para siempre la historia de nuestro país, y convirtiéndose en la ambientación perfecta para novelas y relatos. (Al final de la reseña que Santiago García Soláns dedica a Alba de Tinieblas en su blog Sagacomic podéis encontrar la recopilación completa de las novelas y relatos que transcurren en esta historia alternativa de España, y en la que han colaborado diversos autores como Víctor Conde, Sofia Rhei, Santiago Eximeno, Cristina Jurado y un largo etcétera).
Alba de Tinieblas nos lleva hasta el año 1573, cuando Felipe II acaba de fallecer prematuramente en un accidente de caza. Su hijo Carlos de Austria, loco y enfermo, se ha proclamado Emperador de España, mientras que don Juan de Austria, el bastardo real que regresa victorioso de Lepanto, es animado por sus hombres a reclamar el trono. Muy pronto España entera se divide en apoyo de uno u otro bando: nobles, pueblo llano, mercaderes, moriscos, judíos, mercenarios y un largo etéctera de interseses enfrentados.
Pero hay que señalar que esta España ya es ligeramente diferente a la de la historia oficial. Concretamente desde el alzamiento comunero, cuyo éxito en Villalar acabó doblegando el orgullo de Carlos I y que dio lugar a una Castilla mucho más tolerante e industrial, donde las diversas religiones conviven de forma más o menos pacífica. Sin embargo, con la nueva guerra de por medio la Iglesia más radical pretende recuperar su poder y acabar con todo tipo de permisividad hacia lo que se desvíe de su estricto dogma.
Sin duda el principal punto fuerte de la novela es el interesante y jugoso plantel de protagonistas y secundarios que recorren las páginas de Alba de Tinieblas. El lector ducho en historia disfrutará a lo grande descubriendo que ha sido de personajes clave como Juan Padilla, Teresa Sánchez de Cepeda, Lutero o la princesa de Éboli entre otros muchos. Todos ellos han tomado rumbos muy diferentes, lo que mantiene al lector en un constante estado de sorpresa, ansioso por descubrir más detalles de esta nuevo mundo.
Pero el peso principal de la acción recae sobre personajes originales. Tenemos a Heródoto, un joven humilde sin mucha suerte en la vida, que tras varios reveses acaba como criado del conde de Pasamar, un noble más interesado en los ingenios y las máquinas que en la guerra. Ambos se convertirán en piezas clave de la guerra civil, al tener que poner todos sus conocimientos y esfuerzos para tratar de hacer girar las tornas del destino, y la respuesta la encontrará en la misma tecnología que el conde parece dominar tan bien.
La novela tiene un evidente tono coral, con un papel multiprotagónico que nos ofrece una amplia visión de todas las facetas de este conflicto. Sobre todo me quedo con el importante papel que toman las mujeres en la obra, con personajes tan interesantes como la princesa de Éboli, la condesa de Villapineda o la morisca Abendana, que demuestran que no están dispuestas a dejarse amilanar por una sociedad que las discrimina por su género.
Con tantos puntos de vista, la acción se vuelve mucho más dinámica, pero también mucho más dispersa, y en algunos tramos de la obra me ha quedado la sensación de que centrada en menos personajes habría sido mucho más directa. En especial en el último tramo de la obra, donde algunos de los personajes principales más carismáticos (como la princesa de Éboli, Heródoto o el conde de Pasamar) quedan en un segundo plano.
Con Alba de tinieblas disfrutamos de un viaje por al siglo XVI muy diferente al que conocemos, donde Eduardo Vaquerizo tira de originalidad para construir un interesante "que podría haber ocurrido si...". La guerra que recorre España sirve de telón de fondo a una novela plagada de acción, donde los protagonistas (tanto reales como ficticios) atrapan la atención del lector por la inteligente forma con la que nos hacen replantearnos el curso de la historia. Vaquerizo reconstruye un mundo del siglo XVI con un rico aroma a realidad, pero que se funde con elementos fantásticos que van desde la tecnología steampunk a guiños a la obra cumbre nuestra literatura, ese Quijote que sin duda es también la piedra angular de la literatura fantástica española.
Alba de Tinieblas nos lleva hasta el año 1573, cuando Felipe II acaba de fallecer prematuramente en un accidente de caza. Su hijo Carlos de Austria, loco y enfermo, se ha proclamado Emperador de España, mientras que don Juan de Austria, el bastardo real que regresa victorioso de Lepanto, es animado por sus hombres a reclamar el trono. Muy pronto España entera se divide en apoyo de uno u otro bando: nobles, pueblo llano, mercaderes, moriscos, judíos, mercenarios y un largo etéctera de interseses enfrentados.
Pero hay que señalar que esta España ya es ligeramente diferente a la de la historia oficial. Concretamente desde el alzamiento comunero, cuyo éxito en Villalar acabó doblegando el orgullo de Carlos I y que dio lugar a una Castilla mucho más tolerante e industrial, donde las diversas religiones conviven de forma más o menos pacífica. Sin embargo, con la nueva guerra de por medio la Iglesia más radical pretende recuperar su poder y acabar con todo tipo de permisividad hacia lo que se desvíe de su estricto dogma.
Sin duda el principal punto fuerte de la novela es el interesante y jugoso plantel de protagonistas y secundarios que recorren las páginas de Alba de Tinieblas. El lector ducho en historia disfrutará a lo grande descubriendo que ha sido de personajes clave como Juan Padilla, Teresa Sánchez de Cepeda, Lutero o la princesa de Éboli entre otros muchos. Todos ellos han tomado rumbos muy diferentes, lo que mantiene al lector en un constante estado de sorpresa, ansioso por descubrir más detalles de esta nuevo mundo.
Pero el peso principal de la acción recae sobre personajes originales. Tenemos a Heródoto, un joven humilde sin mucha suerte en la vida, que tras varios reveses acaba como criado del conde de Pasamar, un noble más interesado en los ingenios y las máquinas que en la guerra. Ambos se convertirán en piezas clave de la guerra civil, al tener que poner todos sus conocimientos y esfuerzos para tratar de hacer girar las tornas del destino, y la respuesta la encontrará en la misma tecnología que el conde parece dominar tan bien.
La novela tiene un evidente tono coral, con un papel multiprotagónico que nos ofrece una amplia visión de todas las facetas de este conflicto. Sobre todo me quedo con el importante papel que toman las mujeres en la obra, con personajes tan interesantes como la princesa de Éboli, la condesa de Villapineda o la morisca Abendana, que demuestran que no están dispuestas a dejarse amilanar por una sociedad que las discrimina por su género.
Con tantos puntos de vista, la acción se vuelve mucho más dinámica, pero también mucho más dispersa, y en algunos tramos de la obra me ha quedado la sensación de que centrada en menos personajes habría sido mucho más directa. En especial en el último tramo de la obra, donde algunos de los personajes principales más carismáticos (como la princesa de Éboli, Heródoto o el conde de Pasamar) quedan en un segundo plano.
Con Alba de tinieblas disfrutamos de un viaje por al siglo XVI muy diferente al que conocemos, donde Eduardo Vaquerizo tira de originalidad para construir un interesante "que podría haber ocurrido si...". La guerra que recorre España sirve de telón de fondo a una novela plagada de acción, donde los protagonistas (tanto reales como ficticios) atrapan la atención del lector por la inteligente forma con la que nos hacen replantearnos el curso de la historia. Vaquerizo reconstruye un mundo del siglo XVI con un rico aroma a realidad, pero que se funde con elementos fantásticos que van desde la tecnología steampunk a guiños a la obra cumbre nuestra literatura, ese Quijote que sin duda es también la piedra angular de la literatura fantástica española.
FICHA
Alba de tinieblas
Eduardo Vaquerizo
Alamut/Cyberdark
Tapa blanda, 446 páginas
Se puede leer de forma independiente? Por cierto, estuve hace poco en Villalar y merece la pena visitarlo si te interesa la historia
ResponderEliminarSí. Todos se pueden leer de forma independiente.
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