Desde la Sevilla del Rinconete y Cortadillo cervantino pasando por París y Londres en Historia de dos ciudades de Charles Dickens, el Madrid de La colmena de Cela, el París de la Rayuela de Julio Cortázar, el Argel de El extranjero de Camus o la Barcelona de La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, son multitud los entornos urbanos que podemos recordar que se han convertido en memorables y vívidos telones de fondo para historias inolvidables.
Pero por supuesto, estos viajes urbanos no se encuentran solo en la literatura contemporánea mayoritaria. La ficción especulativa que más nos gusta también ha sabido dar existencia a entornos cosmopolitas realmente poderosos, que guían la imaginación del lector por sus calles y avenidas como si de verdad estuviéramos recorriendo estos lugares que nunca han existido más allá de la página escrita. Los héroes o antihéroes se dejan envolver por estos entornos de civilización, se convierten en parte de un todo mayor que nos permite realizar una odisea tanto íntima como social. Y es que el viaje siempre funciona como conducto para organizar y darle forma a la trama de un libro, donde acompañar a sus personajes en un periplo físico que al mismo tiempo se vuelve una evolución mental y emocional durante la experiencia.
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| Entrando en la ciudad, ilustración de Josh Norman. |
De hecho dentro del fantástico, ya sea en su vertiente épica o en sus propuestas de ciencia ficción, el viaje siempre ha demostrado ser un elemento vital, que ha servido de hilo conductor excelente para las sagas o novelas más conocidas del género. Es una narrativa tan longeva como el mismo ser humano, ya que los antiguos mitos y las leyendas clásicas siempre van ligados al errar de los héroes, que atraviesan pruebas físicas y emocionales para demostrar su valía y templanza, para poder regresar al hogar vencedores.
Pero hoy no vamos a hablar del viaje del héroe, que de mil maneras diferentes ha servido para desarrollar las tramas de distintas obras del fantástico. En este nuevo ensayo vamos a realizar un viaje mucho más contenido, limitado por unas fronteras más restringidas pero sin embargo igualmente satisfactorio y sugerente. Como ya habréis imaginado vamos a movernos por diversos entornos metropolitanos, buscando la vida cotidiana de algunas de las urbes fantásticas más memorables y destacadas. Porque existen entornos ficticios que se han convertido en realidades mucho más palpables y detalladas que algunas que existen en nuestro mundo real, dando lugar a localizaciones que se han convertido en reconocibles incluso para aquellos que no son lectores habituales del género.






