La segunda temporada de Rebels nos está permitiendo conocer un poco mejor el pasado de los miembros de la tripulación del Fantasma. Si la semana pasada teníamos un capítulo centrado en la capitana twi'lek Hera, esta semana la estrella del espectaculo ha sido la mandaloreana amante de los graffitis y los explosivos. Sabíamos que la joven Sabine había estado en la Academia Imperial de Mandalore, pero por lo demás su pasado era un absoluto misterio. Blood Sisters (Hermanas de sangre) nos ha presentado a una vieja amiga y nos ha aclarado a que se dedicaba nuestra joven heroína antes de conocer a Kanan, Hera y compañía.
El capítulo empieza con la capitana del Fantasma enviando a Sabine, Ezra y Chooper a reunirse con un correo que porta información clave para los rebeldes. Una vez en el espaciopuerto tardarán en localizar al desconocido correo, ya que no es otro que un droide gonk o droide de enegía. Sin embargo, antes de que puedan llevarse a su cuadriculado informante aparece una cazarrecompensas con el mismo objetivo y a la que Sabine identifica muy pronto: Ketsu Onyo (cuya armadura procede una vez más de otro diseño conceptual descartado para El despertar de la Fuerza).
Como viene siendo habitual la serie de animación bebe del cine para ofrecernos un enfrentamiento digno del spaghetti western. Las dos chicas dejan claro que no permitirán que la otra escape con el droide y la información. Además, el duelo cara-a-cara nos permite saber que tanto Sabine como Ketsu eran compañeras en la Academia Imperial de Mandalore, hasta que escaparon juntas y se convirtieron en cazarrecompensas.
Antes de podamos enterarnos de más, los molestos stormtroopers hacen su aparición y Ketsu soluciona el problema al estilo cazarrecompensas: a tiros. Los rebeldes y la nueva mandaloreana se encargan de las tropas imperiales rapidamente y con eficacia, demostrando que forman un buen grupo de combate; en el caos subsiguiente Sabine logra escapar con el droide que porta la información, mientras Ezra, con su entrenamiento callejero, logra escapar por su propia cuenta.
Sin embargo, como bien sabemos los cazarrecompensas están siempre llenos de recursos y Sabine no puede saltar al hiperespacio. Ketsu le da alcance en órbita, donde la detiene gracias a su superioridad armamentística. Sin embargo, nuestra mandaloreana cuenta con un aliado lleno de recurso: el astromecánico Chopper. Mientras asistimos a otro duelo de western (este entre naves espaciales) el droide se dedica a a desarmar a Ketsu. ¡Que sería de los rebeldes sin la ayuda de nuestra bombona de butano con ruedas favorita!
El capítulo empieza con la capitana del Fantasma enviando a Sabine, Ezra y Chooper a reunirse con un correo que porta información clave para los rebeldes. Una vez en el espaciopuerto tardarán en localizar al desconocido correo, ya que no es otro que un droide gonk o droide de enegía. Sin embargo, antes de que puedan llevarse a su cuadriculado informante aparece una cazarrecompensas con el mismo objetivo y a la que Sabine identifica muy pronto: Ketsu Onyo (cuya armadura procede una vez más de otro diseño conceptual descartado para El despertar de la Fuerza).
Como viene siendo habitual la serie de animación bebe del cine para ofrecernos un enfrentamiento digno del spaghetti western. Las dos chicas dejan claro que no permitirán que la otra escape con el droide y la información. Además, el duelo cara-a-cara nos permite saber que tanto Sabine como Ketsu eran compañeras en la Academia Imperial de Mandalore, hasta que escaparon juntas y se convirtieron en cazarrecompensas.
Antes de podamos enterarnos de más, los molestos stormtroopers hacen su aparición y Ketsu soluciona el problema al estilo cazarrecompensas: a tiros. Los rebeldes y la nueva mandaloreana se encargan de las tropas imperiales rapidamente y con eficacia, demostrando que forman un buen grupo de combate; en el caos subsiguiente Sabine logra escapar con el droide que porta la información, mientras Ezra, con su entrenamiento callejero, logra escapar por su propia cuenta.
Sin embargo, como bien sabemos los cazarrecompensas están siempre llenos de recursos y Sabine no puede saltar al hiperespacio. Ketsu le da alcance en órbita, donde la detiene gracias a su superioridad armamentística. Sin embargo, nuestra mandaloreana cuenta con un aliado lleno de recurso: el astromecánico Chopper. Mientras asistimos a otro duelo de western (este entre naves espaciales) el droide se dedica a a desarmar a Ketsu. ¡Que sería de los rebeldes sin la ayuda de nuestra bombona de butano con ruedas favorita!
Pero cuando Sabine se prepara para huir es el propio Chopper quien acaba en manos de la cazarrecompensas... y eso nuestra mandaloreana no lo puede permitir. Como nos recuerda el droide es su amigo y un gran rebelde. Así que Sabine y Ketsu se preparan para un intercambio de prisioneros en mitad del espacio, y de paso nos enteramos de que separo a las dos amigas: la cazarrecompensas abandonó a Sabine dándola por muerta.
Aun así, nuestra mandaloreana grafitera no le guarda rencor a la que considera su "hermana de sangre". Por eso, cuando el Imperio hace acto de presencia de nuevo las dos chicas no tardan en ponerse de acuerdo para escapar. Gracias a esto Ketsu Onyo tendrá una segunda oportunidad para enmendar los errores de su pasado y podrá salvar a Sabine de la terrible explosión que deja varados a los imperiales y les permite escapar con el droide batería. Las dos mandaloreanas acaban por entregar juntas el droide (con un nuevo cameo del "espía" R2-D2 al servicio del senador Organa) y aunque le ofrecen fomar parte de la célula rebelde, Ketsu reconoce que todavía no está preparada para luchar contra el Imperio. Las antiguas amigas vuelve a separarse como eso: amigas.
El séptimo episodio de la temporada es otro entetenido despliegue de acción espacial, con un par de mandaloreanas demostrando por que los cazarrecompensas son tan temidos en el universo de Star Wars, con guiños al western y recordándonos que siempre existe un segunda oportunidad.
Aun así, nuestra mandaloreana grafitera no le guarda rencor a la que considera su "hermana de sangre". Por eso, cuando el Imperio hace acto de presencia de nuevo las dos chicas no tardan en ponerse de acuerdo para escapar. Gracias a esto Ketsu Onyo tendrá una segunda oportunidad para enmendar los errores de su pasado y podrá salvar a Sabine de la terrible explosión que deja varados a los imperiales y les permite escapar con el droide batería. Las dos mandaloreanas acaban por entregar juntas el droide (con un nuevo cameo del "espía" R2-D2 al servicio del senador Organa) y aunque le ofrecen fomar parte de la célula rebelde, Ketsu reconoce que todavía no está preparada para luchar contra el Imperio. Las antiguas amigas vuelve a separarse como eso: amigas.
El séptimo episodio de la temporada es otro entetenido despliegue de acción espacial, con un par de mandaloreanas demostrando por que los cazarrecompensas son tan temidos en el universo de Star Wars, con guiños al western y recordándonos que siempre existe un segunda oportunidad.
¿Qué os ha parecido Blood Sisters?
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