SINOPSIS: Cuarta entrega de una serie de seis antologías de relatos. Si la otra persona sabe que Lya es telépata, se imaginará que está hurgando en sus secretos más íntimos, cuando lo cierto es que está tomándole el pelo. Cuando Lyanna está leyendo a alguien de verdad, se pone rígida y casi tiembla visiblemente, y esos ojos enormes capaces de beberte el alma se transforman en ranuras duras y opacas.
Incluye: “Cuando llega la brumabaja” (relato corto). “Esa otra clase de soledad” (relato corto).“Desobediencia” (relato largo).“Oscuros, oscuros eran los túneles” (relato corto).“El héroe” (relato corto). “¿Más rápido que la luz?” (relato corto). “Liga de estrellas” (relato largo). “La salida a San Breta” (relato corto). “Pase de diapositivas” (relato corto). “Una canción para Lya” (novela corta).
RESEÑA: El genial creador de Canción de hielo y fuego puede que haya atrapado a multitud de lectores en el mundo gracias a su kilométrica (y todavía inconclusa) saga fantástica, pero lo cierto es que George R. R. Martin tiene a sus espaldas una extensa y fascinante obra de ficción corta que demuestra la imaginación envidiable y la maestría narrativa de uno de los autores imprescindibles del género fantástico. Prueba de ello son las antologías que ya he reseñado en el blog, colecciones de relatos suyas como Los reyes de la arena, Retratos de los hijos, Nómadas nocturnos, o Canciones de sombras y estrellas, publicados todos ellas por ediciones Gigamesh y que mezclan relatos tanto de fantasía, ciencia ficción y terror.
Continuando esta labor de publicación de todas sus antologías, en el tomo Una canción para Lya nos encontramos con otras 10 ficciones cortas de Martin, donde se entremezcla principalmente la ciencia ficción y el terror. Arranca el volumen con 'Cuando llega la brumabaja', que nos traslada hasta un remoto planeta donde un periodista investiga la legendaria existencia de los misteriosos "espectros de la bruma", y donde un científico tratará de acabar con las dudas sobre su realidad. Un evocador relato que nos habla de la magia de lo desconocido y de la aventura en pos del misterio, y sobre como vamos acabando con todo lo que no podemos analizar o clasificar con nuestro racionalismo. Y es que lo maravilloso y lo increíble se oculta entre brumas, por eso siempre es mejor no despejarlas.
En 'Esa otra clase de soledad' tenemos un relato de pura ciencia ficción, donde un hombre vive aislado en el Anillo estelar de Cerbero, una estación espacial situada en los límites del sistema solar y que sirve de puerta de paso a multitud de naves. Contado en forma de diario personal, iremos conociendo a un personaje que decidió aislarse del resto de la humanidad después de un rechazo amoroso. Martin nos ofrece un retrato descarnado de la soledad, el miedo al rechazo y al fracaso de alguien que vive atrapado en el pasado del que es capaz de escapar. Todo ello en una ambientación espacial muy llamativa aunque su final demasiado brusco estropea un poco la experiencia.
Con 'Desobediencia' llegamos a un remoto planeta donde sus escasos habitantes se dedican a la búsqueda de remolinas, piedras preciosas por las que se pagan auténticas fortunas. Estas personas son conocidas como cadaveristas, ya que utilizan cadáveres revividos y controlados mentalmente para realizar el trabajo duro. Uno de estos cadaveristas se arriesgará a compartir su descubrimiento más reciente con uno de sus compañeros, pero el viaje en busca de riquezas se complicará. Una historia que con pizcas de thriller y terror que destaca sobre todo por la llamativa ambientación subterránea, en un gigantesco laberinto lacustre, y el uso deshumanizado de unos muertos sin derecho a descansar tras su fallecimiento (con el primer atisbo de los muertos renacidos cómo amenaza en la obra de Martin mucho antes de que empezara a escribir Juego de tronos).
A continuación nos encontramos con tres de las piezas más breves de esta volumen. En 'Oscuros, oscuros eran los túneles' nos lleva a un futuro apocalíptico y una ambientación de terror oscuro. Después de siglos de separación dos mundos chocan de forma inesperada y se miran con una mezcla de esperanza y espanto. Una lectura que mantiene en tensión hasta su tremendo desenlace que, a pesar de verse venir de lejos, funciona a la perfección. Por otra parte, con 'El héroe' nos lleva a la brutal y burocratizada guerra del futuro, con personas convertidas en poco más que máquinas asesinas, carne de cañón prescindible a los que hay quitar toda otra opción de vivir. Relato muy, muy corto y quizá por eso mucho más contundente. Por último, '¿Más rápido que la luz?' nos desvela un extraño plan para solucionar el problema de la superpoblación terrestre. Una mera curiosidad extremadamente breve y de lo más olvidable del tomo.
Las sigue 'Liga de estrellas' que nos muestra como el deporte supera muchas veces la barrera del mero entretenimiento para convierte en un arma geopolítica, en este caso con extraterrestres de por medio. En la ciudad espacial de Puerto Estelar (ambientación de otras historias de Martin) se desarrolla una liga de fútbol americano a la que quiere apuntarse por primera vez una raza extraterrestre, los brish'direnses. Antaño enemigos de la humanidad en una guerra todavía muy cercana, los odios y tensiones entre ambas razas saltan al terreno de juego, en un planteamiento muy divertido y con un trasfondo más serio que logra interesar incluso a los que no nos gusta (o entendemos) ese fútbol que se juega con un melón.
En 'La salida a San Breta' tenemos una de las joyas de la antología, con un genial relato de fantasmas que atrapa principalmente gracias a su original ambientación, contado con un tono entre misterioso y evocador. Acompañamos a un apasionado de los viajes por carretera en un futuro no muy lejano en el que los coches son ya objetos de coleccionista y las carreteras terrestres anticuadas formas de desplazamiento. Un encuentro inesperado en el asfalto nos revelará una antigua maldición, que parece condenada a repetirse indefinidamente.
Con 'Pase de diapositivas' se nos presenta un futuro lejano en que el uso del presupuesto estatal debe decidirse a través de lo que parece un bizarro "show talent" televisivo. Un comandante espacial nos va narrando su fascinante viaje a remotos planetas a través de diapositiva holográfica, y así vamos conociendo a un hombre que siente que le han "robado las estrellas" y lo han condenado a ir mendigando dinero como mero relaciones públicas. Todo ello en una sociedad tremendamente desigual y al límite, en un mundo que parece condenado a la muerte y el abandono, no muy lejano de nuestra realidad dominada por el capitalismo más frío e implacable.
Cierra la antología la novela corta 'Una canción para Lya', con la que George Martin ganó el premio Hugo en 1975, y que se podría resumir con una historia de amor, deseo y pérdida. Robb y Lya son una pareja de 'talentos' (humanos con poderes extrasensoriales) que son reclamados en el planeta Shkea para tratar de descubrir porque los humanos están siendo seducidos por la extraña religión de sus habitantes, lo shkeen. Estos seres extraterrestres se dejan infectar por un extraño parásito con el que acaban por fusionarse a través de un ritual de 'suicidio' pasivo. Mientras Robb y Lya descubren los entresijos de esta extraña raza y su religión, empezarán a poner en entredicho su relación amorosa y el verdadero sentido de la entrega, el apego o el miedo a la soledad. Una historia tan fascinante como bien escrita que deja una gran conclusión para este tomo de relatos.
VALORACIÓN
FICHA
Una canción para Lya
George R. R. Martin
Gigamesh
Traducción de Cristina Macía, Raquel Marqués,
Patricia Mora y Laura López Armas
Tapa blanda de bolsillo, 352 páginas
8 euros
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