Ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Algo así piensa el grupo de luchadores por la libertad en el último episodio de Rebels cuando deciden que, debido al acoso al que le someten las tropas del Imperio, deben entrar en contacto con uno de los pocos pueblos galácticos que siguen libres del yugo del Emperador. ¿Y quiénes pueden ser estos osados luchadores? Pues una de las civilizaciones más bélicas de la galaxia: los mandaloreanos. Aunque Mandalore está bajo dominio del Imperio, son numerosos los grupos que resisten contra Palpatine.
En concreto nuestros rebeldes marchan para encontrarse con una facción de Mandalore conocida como los 'Protectores de Concord Dawn' para convencerlos de que les dejen usar sus rutas hiperespaciales. El escuadrón Fénix, comandado por Hera y con la mandaloreana Sabine, llega hasta el espectacular sistema de Concord Dawn (otro de esos escenarios grandiosos que nos deja Star Wars). Sin embargo no tardan en comprobar que sus informaciones son incorrectas: los Protectores trabajan para el Imperio.
Durante el combate con los mandaloreanos Hera se sacrifica para que su escuadrón pueda escapar y eso está a punto de costarle la vida. Sabine se culpa a si misma de lo ocurrido, y su intención es que sus compatriotas paguen por ello. Pero cuando Kanan se entera de que el Protector es Fenn Rau, que combatió en las Guerras Clon en la Tercera Batalla de Mygeeto del lado de la República, el jedi está dispuesto a ofrecerse como 'negociador' y tratar de atraer a los mandaloreanos a su bando... aunque eso no acabe de convencer a Sabine.
Por esa misma razón se apunta a la misión colándose en la nave de Kanan como polizonte. En la tercera luna de Concord Dawn los rebeldes encuentran la base de los Protectores y Kanan convence a Sabine para que espere al resultado de sus negociaciones. La chica se queja de la filosofía jedi, pero como Kanan señala "si más gente siguiera ese camino no habría guerra en la galaxia".
Es así como asistimos a uno de esos grandes momentazos que nos suele dejar Rebels cuando homenajea el cine clásico. Como si de un spaghetti western del mismísimo maestro Sergio Leone se tratara, Kanan se cuela en una taberna donde, con las armas bien presentes dialoga con Fenn Rau. Así nos enteramos de que Kanan le debe la vida a las habilidades como piloto de Rau durante las Guerras Clon (algo que por cierto podemos leer en la serie de comics Kanan: el último padawan).
La conversación entre ambos no tiene desperdicio, con el jedi tratando de devolverle el favor al piloto y este despreciando la capacidad de lucha de los rebeldes. Por lo tanto el Protector no se deja convencer por Kanan y eso nos lleva a la conclusión de todo spaghetti western que se precie: el duelo. Sabine, haciendo uso de su pertenencia al clan Wren de la familia Vizla (¿os suena, seguidores de The Clone Wars?), desafia al líder de los mandaloreanos. Aunque Kanan trata de convencerla de echarse atrás, temiendo un enfrentamiento a muerte, la mandaloreana ha prestado atención a las enseñanzas del jedi y su intención es solo desarmar a Fenn Rau.
El plan no sale precisamente como esperaba y ambos tienen que abrirse camino con los blasters (sin matar a nadie, como insiste Kanan) para perseguir al Protector. Aunque Rau pilota su propio caza, Kanan inclina la balanza con su sable de luz. Así pueden tomarlo prisionero y le obligan a permitirles paso franco por el hiperespacio de los mandaloreanos. Al final, hasta Hera tiene que reconocer que al elegir el mal menor Sabine tiene más de jedi que de mandaloreana.
Como siempre que los mandaloreanos aparecen por Star Wars, el viaje a Concord Dawn nos ha dejado bastante acción. Kanan ha tratado de salvarle la vida a aquel que se la salvó antes a él, y al mismo tiempo ha logrado que Sabine elija el camino con menos muerte. El resultado ha sido que los rebeldes logran un poco de aire en su apurada lucha contra el Imperio. ¿Durará mucho?
En concreto nuestros rebeldes marchan para encontrarse con una facción de Mandalore conocida como los 'Protectores de Concord Dawn' para convencerlos de que les dejen usar sus rutas hiperespaciales. El escuadrón Fénix, comandado por Hera y con la mandaloreana Sabine, llega hasta el espectacular sistema de Concord Dawn (otro de esos escenarios grandiosos que nos deja Star Wars). Sin embargo no tardan en comprobar que sus informaciones son incorrectas: los Protectores trabajan para el Imperio.
Durante el combate con los mandaloreanos Hera se sacrifica para que su escuadrón pueda escapar y eso está a punto de costarle la vida. Sabine se culpa a si misma de lo ocurrido, y su intención es que sus compatriotas paguen por ello. Pero cuando Kanan se entera de que el Protector es Fenn Rau, que combatió en las Guerras Clon en la Tercera Batalla de Mygeeto del lado de la República, el jedi está dispuesto a ofrecerse como 'negociador' y tratar de atraer a los mandaloreanos a su bando... aunque eso no acabe de convencer a Sabine.
Por esa misma razón se apunta a la misión colándose en la nave de Kanan como polizonte. En la tercera luna de Concord Dawn los rebeldes encuentran la base de los Protectores y Kanan convence a Sabine para que espere al resultado de sus negociaciones. La chica se queja de la filosofía jedi, pero como Kanan señala "si más gente siguiera ese camino no habría guerra en la galaxia".
Es así como asistimos a uno de esos grandes momentazos que nos suele dejar Rebels cuando homenajea el cine clásico. Como si de un spaghetti western del mismísimo maestro Sergio Leone se tratara, Kanan se cuela en una taberna donde, con las armas bien presentes dialoga con Fenn Rau. Así nos enteramos de que Kanan le debe la vida a las habilidades como piloto de Rau durante las Guerras Clon (algo que por cierto podemos leer en la serie de comics Kanan: el último padawan).
El plan no sale precisamente como esperaba y ambos tienen que abrirse camino con los blasters (sin matar a nadie, como insiste Kanan) para perseguir al Protector. Aunque Rau pilota su propio caza, Kanan inclina la balanza con su sable de luz. Así pueden tomarlo prisionero y le obligan a permitirles paso franco por el hiperespacio de los mandaloreanos. Al final, hasta Hera tiene que reconocer que al elegir el mal menor Sabine tiene más de jedi que de mandaloreana.
Como siempre que los mandaloreanos aparecen por Star Wars, el viaje a Concord Dawn nos ha dejado bastante acción. Kanan ha tratado de salvarle la vida a aquel que se la salvó antes a él, y al mismo tiempo ha logrado que Sabine elija el camino con menos muerte. El resultado ha sido que los rebeldes logran un poco de aire en su apurada lucha contra el Imperio. ¿Durará mucho?
¿Qué os ha parecido este nuevo episodio de Rebels?
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