martes, 15 de enero de 2019

Sobre la atrocidad en la fantasía, por Steven Erikson

La fantasía actual tiene numerosos ejemplos del uso explícito y detallista de la violencia más extrema. Aunque el conflicto bélico, la lucha o la violencia forman parte de los orígenes del género fantástico desde sus mismo orígenes (ya queramos elegir la Ilíada homérica, El Señor de los Anillos tolkienieano o el cimmerio howardiano como punto de partida) lo cierto es que la fantasía oscura moderna o el actual grimdark son buenos ejemplos de su proliferación. Es fácil citar un buen puñado de obras que se explayan a la hora de mostrarnos con todo detalle brutales asesinatos, violaciones o tortura y mutilaciones a mansalva,... aunque la cuestión verdaderamente interesante es que sentido final tiene su uso o cuál es la manera de reflejarla en esta ficción.
La saga épica Malaz el Libro de los Caídos tiene  también sus buenas dosis de violencia, guerra, sangre y tripas, sin duda. Aunque creo que Steven Erikson es una de esas honorables e interesantes voces del género que usa esta violencia con una intención bien calculada, no como un mero espectáculo. Es interesante descubrir de primera mano su explicación al uso de esta violencia extrema, y tenemos una disección (breve pero jugosa) de uno de esos momentos tremendamente perturbadores que nos muestran lo peor del género humano.
Se trata de una escena que ocurre en Polvo de sueños, la novena entrega que hace poco que se publicó por fin en español. Durante la relectura de la saga organizada en la web de Tor  levantó (nunca mejor dicho) mucha polvareda entre los lectores de la saga, donde se mostraron las diversas reacciones ante la brutal escena. Lo interesante es que el propio Steven Erikson se pasó para comentar sus intenciones como autor, y su manera de acercarse a la violencia en su obra fantástica. Debido a su interesante, os lo dejo traducido a continuación (OJO a partir de aquí contiene spoilers de la trama de Polvo de sueños).

Ilustración de Jason Deem.
Los que ya habéis leído el noveno libro sabéis que durante la trama barghastiana Hetan de los caras blancas es sometida a la brutal 'tradición' de la sanguaza, que consisten mutilar y violar a las mujeres del clan que han caído en desgracia. Así explica Steven Erikson el tratamiento de un momento tan terrible y el uso explícito de la violencia extrema en su novela de Malaz.



"Creo que ya ha sido abordado por algunos lectores, pero los detalles relacionados con la mutilación no se inventan de la nada. Hay muchas pruebas de mutilaciones y otras formas de tortura igualmente debilitantes, prehistóricas, históricas y, por supuesto, en nuestra época actual.
La pregunta que surge es: ¿por qué tuve que arrastrarlos a todos a través de un suceso tan horrible? Hay muchas formas de responder a esto, casi no sé por dónde empezar. Supongo que podemos comenzar prescindiendo de la noción de que "Fantasía", tal como la escribo, es literatura escapista. No lo es. Para mí, el mundo de "fantasía" es un simulacro, un curioso reflejo de nuestro mundo real, y lo que une a los dos es la condición humana. Creía que, después de casi nueve novelas completas, todo esto debería ser evidente a estas alturas. Utilizo el universo inventado para hablar de este, y no, no creo que sea particularmente único ni excepcional (incluso en las novelas donde los escritores no han considerado conscientemente la relación entre el mundo inventado de su ficción y el mundo real en el que viven, todos terminan diciendo algo acerca de esa relación, incluso cuando no tienen la intención de hacerlo. Este es uno de los tópicos con los que me enfrento cada vez más en contra y en otros lugares públicos donde hablamos del género: la proliferación de violencia gratuita no solo en la ficción fantástica reciente, sino también en el cine y en la televisión, donde los héroes asumen una indiferencia patológica hacia los que matan o los que mueren como consecuencia indirecta de sus acciones y la forma en que estas "ficciones" son tanto una reflexión como una afirmación potencial de una especie de sociopatía aceptable en la sociedad moderna, pero este tema merece mucho más espacio del que le proporcionaré aquí, así que seguiremos adelante).
La pasada noche tuve una conversación con mi esposa sobre el tema que tratamos aquí, y la discusión en línea que pronto se iniciaría. Ella no ha leído la novela, así que hice una breve descripción de la escena y le expliqué cómo las discusiones sobre la re-lectura en TOR ya han incluido comentarios que indican la repulsión, el rechazo, la desidia y/o la ira de los lectores con la escena en cuestión. Casualmente, ese mismo día había estado escuchando un programa de radio de la CBC que hablaba de la novela de Joseph Boyden The Orenda, en la que escenas de tortura (entre las tribus de la Naciones Originarias de Canadá en la época del primer contacto) estaban descritas gráficamente y sin parpadear. Estas descripciones de torturas resultaron ser controvertidas (quizás por las mismas razones que lo es la mutilación en Polvo de sueños, pero no del todo ya que el propio Boyden es de las Naciones Originarias, y en virtud de abordar la inhumanidad propiamente dicha estaba claramente en contra de la romantización de los pueblos de las Naciones Originarias en un sentido general, pero al hacerlo [creo] con la intención de unificar a todos los pueblos, independientemente de su cultura u origen, en una condición universal de la condición humana, y en todos los niveles imaginables para mí, el valor de Boyden deja el mío en el polvo).
En cualquier caso, mi esposa respondió con algo como esto: "Cuando te topas con una escena como esa, la lees y la lees por cada víctima de tortura en el mundo actual, y no importa cuán horrorizada, o aterrado, o disgustado te sientas, nada de lo que estás experimentando, en la lectura de esas escenas, puede compararse con lo que sintieron y sentirán las víctimas de la tortura. Y por eso lo lees. No te apartas, ni cierras los ojos. Lo lees, porque es la verdad, y esas víctimas muy reales que existen en nuestro propio mundo, no merecen menos".
Hmm, Y por eso también lo escribí.
Pero esto me lleva a algunos comentarios que ya he señalado, en los que se usó el término "gratuito" para describir la escena de la mutilación y sus consecuencias. Ese es un término al que me opongo de todas las maneras posibles. De hecho, incluso la etiqueta lanzada tan casualmente (¿perezosamente?) hacia mí (y esa escena en particular) me deja indignado. Si consideráis la posición anterior y tomáis nota del estilo plano y de reportaje que utilizo para relatar el suceso, no hay nada gratuito allí. Nada en absoluto. Escribí lo que necesitaba para estar allí, para hacer explícito e inequívoco lo que estaba sucediendo. En cuanto a la distancia psíquica, retrocedí, hasta donde podía llegar, hasta que la voz dejó de ser mía, dejó de "pertenecer" a un narrador. Todo esto es lo contrario de lo gratuito, y me lleva a preguntarme si aquellos que fácilmente usan esa etiqueta, incluso entienden lo que significa.
La violencia gratuita revela detalles, a menudo con el pretexto de "ser realistas", pero se traiciona por su deleite en narrarlos. Es violencia relatada sin propósito más allá del mismo espectáculo. El lenguaje surge a borbotones, impregnado de emoción. La distancia psíquica se precipita hacia adentro, te invita a la gloria del caos, del dolor y el sufrimiento, de las emociones más básicas de la venganza, la maldad y el ansia de la destrucción. Podría ofrecer muchos ejemplos de violencia gratuita en la ficción popular y en el cine y la televisión, pero en realidad no me molestaré. Está ahí fuera, y son legión.
Como siempre, un autor busca un pacto con el lector. Comienza, desde el punto de vista del autor, con una promesa, y esa promesa está implícita en las escenas iniciales de cualquier obra o saga. Sería difícil argumentar que de alguna manera fui tímido o ambiguo con los capítulos iniciales de Los jardines de la Luna, la primera novela de la saga de Malaz. Pero esa promesa, si se deja sola, sin unirla a ningún propósito o intención guía, sin unirla a cualquier posición temática deliberada, podría de hecho haber llegado en el tono más frío, después del cual se podría esperar toda clase de mierda gratuita. Ahora estamos en el noveno libro de la saga, y la discusión de los temas reaparece una y otra vez en esta re-lectura, con una unidad considerable en el reconocimiento de esos temas; y es ese reconocimiento el que subraya el apoyo de mi promesa en este pacto que buscaba con vosotros. El lenguaje de la redención es la compasión. La compasión tiene que ver con la comprensión, y la comprensión se basa en ver, con los ojos abiertos, todas las cosas que, tal vez, de otra forma no veríamos.
Y para ser claros aquí, "ver" es todo lo que estamos haciendo. Sospecho que muy pocos de nosotros hemos experimentado la tortura, del tipo que debilita con un propósito (nadie que haya sobrevivido a una paliza puede volver a caminar sin sentir dolor y, sí, ocurre ahí fuera, en nuestro mundo, ahora mismo). Nuestra experiencia es indirecta, pero de eso se trata la lectura de novelas.
La mutilación de Hetan no fue una censura directa del buen salvaje (estaba presente y lo traté en La Casa de Cadenas). Trataba sobre el control social, del mantenimiento del 'status quo' y, sobre todo, del reconocimiento ritual (y la condenación) del "Otro". Se trataba del proceso mental mediante el cual nos comprometemos colectiva e individualmente en el ejercicio mental de la deshumanización del "aquel que no forma parte". Pero como conceptos, todos estos están muy bien, y si se dejan abstractos, tienen poco propósito salvo solo para obtener la aprobación sabia y quizás un afligido asentimiento con la cabeza.
Eso no es lo suficientemente bueno.
Entonces, volvamos al pacto: retrocede con horror con esta escena. Yo lo hice. Pero mantén tus ojos en la página. Léelo entero, pero no por mí. Ni por un instante lo leas por mi bien.
La tortura está ocurriendo ahora mismo. La gente está siendo mutilada. Algunos morirán. Otros vivirán con el dolor y el trauma por el resto de sus vidas. Y si eres como yo, te sientes impotente por no poder hacer algo al respecto. Pero hay una cosa sobre la que tienes otra opción: puedes dar la vuelta. Taparte los ojos. Puedes gritar: "¡No estoy de acuerdo con esto!" Incluso puedes, con indignación, enfadarte conmigo y decir: "¿Por qué me haces esto?" Puedes, especialmente, descartar todo esto como trivial; es solo una novela de fantasía, después de todo, escrita por alguien de la que la mayoría de la gente nunca ha escuchado y nunca lo hará.
La mutilación de Hetan es el nadir de la condición humana. A veces, el simple hecho de ver un punto tan bajo como este nos recuerda lo lejos que tenemos que llegar, en esta era del ahogamiento simulado y la denigración sostenida del "Otro", y mientras que estos actos de violencia están probablemente muy lejos de los lectores, existen, como un capítulo en la historia de nuestra propia civilización, nuestra propia cultura y los libros futuros que relatan la historia de nuestro presente nos señalarán con claridad clínica, como naciones en las que la tortura fue aprobada y dirigida.
Que miserable verdad para dejar atrás.
No escribí esa escena para ti. Lo escribí para ellos. Y les pido lo mismo que a ti. Léelo por ellos. Como dijo mi esposa, todo lo que sentimos es casi nada comparado con lo que las víctimas sienten y pasarán. Y en el gran esquema de las cosas, nuestra breve inquietud parece, para mí ahora y como lo fue entonces, un grito muy patético en este vasto yermo."

Steven Erikson.




4 comentarios:

  1. Gracias por el aporte. Es gratificante tener a un autor tan culto en el género. Uando leí la discusión me esparaba una escena mucho peor, es muy dura, pero nada gratuita y esta contextualuzada, relacionada con los temas que trata Erickson e incluso la anticipa en la narración.

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  2. ¡Qué rabia no poder leer el artículo entero! Voy por "Memorias del hielo", totalmente embebida, con la voluntad secuestrada, aprovechando cada minuto para seguir con el libro, pero a pesar de todo, dado el volumen de los tomos, aún tendrá que pasar un tiempo antes de que me encare con "Polvo de sueños" y esta escena.

    Y me da rabia porque leí el artículo que tradujiste sobre Anomander Rake y los puntos de vista y me pareció fabuloso, una auténtica genialidad; Erikson no sólo escribe bien sus libros, sino que su labor en cuanto a teoría literaria no los desmerece en absoluto. Además, este tema concreto me parece fascinante, ya que como lectora hay escenas violentas que puedo soportar perfectamente (he leído "El espíritu del mago", de Javier Negrete, que muchos califican de gore, casi sin parpadear, y toda la saga de Geralt de Rivia; ahora estoy con Malaz y tampoco me genera ningún problema), mientras que otras se me hacen insufribles ("Canción de hielo y fuego", sin ir más lejos), así que me interesa mucho explorar esas diferencias.

    Muchas gracias por todo el material de Malaz que nos aportas, que va mucho más allá de la reseña de obras. Por artículos como "Razones para leer Malaz, el Libro de los Caídos" me atreví con esta saga, una de las mejores decisiones en cuanto a lectura se refiere que recuerdo haber tomado.

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  3. Madre mía, es eso, como después de la cadena de perros, de como profundiza en las mentes de sus personajes, como narra los actos más terribles que son de todo menos ficción, como puede un lector del noveno libro de malaz decir que es "gratuito"? Erikson es el autor más honorable que conozco, me quedo con el último párrafo, sus libros son un grito de angustia por la naturaleza humana, y una lucha constante de ver la luz entre tanta mierda.

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  4. Hola,

    No puedo leer la entrada porque me llevaría todos los spoilers! Pero con lo que has escrito al principio es suficiente para dar que pensar. La violencia, como cualquier elemento (magia, sexo, etc.) puesto por poner, sin finalidad, acaba por cansar. Y eso si no descoloca desde el principio. Claro que este comentario lo está haciendo alguien que no ha leído mucho Grimdark y, por tanto, no ha encontrado escenas especialmente violentas, pero sí muchas gratuitas: descripciones, conversaciones, etc.

    Como comentan aquí mismo, a veces toleramos algunas escenas en algunos libros, y otras en otros no. Así que la clave no estará solo en la escena en sí, sino cómo está entretejida con todo lo demás.

    Un saludo,
    Óscar Iborra

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