miércoles, 14 de junio de 2017

Citas célebres (67): Los jardines de la Luna

—Baruk, como sabe cualquier comandante con experiencia, la traición adquiere vida propia. Basta con recurrir a ella una primera vez, contra aliado o enemigo, para que se convierta en una elección legítima para cualquiera que esté bajo tu mando, desde el soldado raso que busca un ascenso hasta tus propios edecanes, guardias u oficiales. Mi pueblo está al corriente de nuestra alianza, alquimista. Si fuera a traicionarte, no duraría mucho en Engendro de Luna. Y no me parecería injusto.
—¿Y quién iba a desafiar, tu poder, Rake? —sonrió Baruk.
—Caladan Brood, por ejemplo —respondió al punto el tiste andii—. Y luego están mis cuatro magos asesinos. Incluso Silanah, que mora en las cavernas de Luna, podría arroparse con el manto de la justicia para emprenderla contra mí. Se me ocurren más nombres, Baruk, muchos más.
—¿De modo que el miedo te mantiene en tu lugar, hijo de la Oscuridad?
—Ese título sólo lo emplean los estúpidos que me creen digno de veneración —replicó ceñudo Rake—. Me desagrada, Baruk, y no quiero volver a escucharlo salido de tu boca. ¿Que si el miedo me mantiene en mi lugar? No. Por más poderoso que sea el miedo, no tiene parangón con aquello que me empuja. El deber. —Los ojos del tiste andii habían adquirido un tono pardo, fijos aún en las manos, cuyas palmas miraban hacia arriba—. Tú tienes un deber para con tu ciudad, Baruk. Te empuja, te moldea. No soy ajeno a tales cosas. En el interior de Engendro de Luna se encuentran los últimos tiste andii de este mundo. Nos morimos, alquimista. Ninguna empresa parece lo bastante ambiciosa como para devolver a los míos las ganas de vivir. Lo intento, pero jamás la inspiración ha sido uno de mis fuertes. Ni siquiera este Imperio de Malaz podría empujarnos a defendernos a nosotros mismos, al menos mientras queden lugares a los que huir.
»Morimos en este continente. Mejor que sea por la espada. —Deslizó las manos del regazo—. Imagina que tu espíritu muere mientras tu cuerpo sigue con vida. No por espacio de diez años, ni de cincuenta. Sino un cuerpo que sigue con vida quince, veinte mil años…
Rake se levantó del sillón. Observó a un silencioso Baruk, a quien dedicó una sonrisa que le dolió en el alma al alquimista.
—De modo que es el deber lo que me empuja, un deber cuya esencia es el vacío. Es hueco. ¿Bastará para preservar a los tiste andii? ¿Preservarlos, simplemente? ¿Acaso elevo Engendro de Luna a los cielos, donde poder vivir lejos de todo riesgo y amenaza? Entonces, ¿qué es lo que preservo? Una historia, un particular punto de vista. —Se encogió de hombros—. La historia está escrita, Baruk, y el punto de vista de los tiste andii está lleno de desinterés, estoicismo y una desesperación silenciosa y vacía. ¿Vale la pena preservar para el mundo semejantes dádivas? Creo que no.
Baruk no sabía qué responder. Lo que había descrito Anomander Rake quedaba más allá de toda comprensión, aunque aquel angustioso desaliento había conmovido al alquimista.
—Y aun así —dijo—, aquí estás. Aliado de las víctimas del Imperio. ¿Estás solo en esto, Anomander Rake? ¿Aprueba tu pueblo lo que haces?
—No les importa —respondió Rake—. Aceptan mis órdenes. Me siguen. Sirven a Caladan Brood cuando les pido que lo hagan. Y mueren en el fango y en los bosques de una tierra que no les pertenece, en una guerra ajena, por un pueblo al que aterrorizan.
—Entonces, ¿por qué? ¿Por qué lo haces?
Rake respondió con una risotada ronca. Al cabo, sin embargo, desapareció su amarga diversión y dijo:
—¿Hay alguna causa noble que valga la pena defender en estos tiempos? ¿Tiene alguna importancia que la hayamos tomado prestada? Luchamos tan bien como cualquier hombre. Morimos a su lado. Somos mercenarios que en lugar de por dinero luchamos por el alma. Aun así, es una moneda que apenas valoramos. ¿Por qué? No importa por qué. Pero jamás traicionamos a nuestros aliados.


Los jardines de la Luna (Malaz, el Libro de los Caídos 1), Steven Erikson.



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1 comentario:

  1. Uno de los grandes puntos fuertes de Malaz son sus personajes y estos además de por su profundidad, son brutales gracias a sus dialogos. Yo también me apunto citas de los libros que leo y sin duda de Malaz es de la que más tengo.

    Saludos y buena entrada como siempre.

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