-Sí.
-Me atrevería a decir que ha visto algunas batallas. Que ha visto a algunos hombres muertos.
-Sí.
-Entonces ha visto todo lo que acompaña a la guerra. Las marchas, la espera, la enfermedad. Gente violada, robada, lisiada, quemada, aunque no hayan hecho nada para merecerlo.
Monza se acordó del campo que le habían quemado hacía tantos años y dijo:
-Si tienes algo que decir, dilo.
-Que la sangre sólo sirve para derramar más sangre. Que saldar una deuda sólo sirve para tener otra. Que la guerra deja un sabor amargo en cualquier hombre que no esté medio loco, y que ese sabor empeora con el tiempo -ella no podía estar en desacuerdo con aquellas palabras-. Ya sabe por qué lo abandoné todo. Para hacer algo bueno. Para hacer algo de lo que pudiera enorgullecerme, en lugar de destruir. Supongo que que para ser... mejor persona.
Caul Escalofríos en La mejor venganza, de Joe Abercrombie.
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