Reseña: La justicia de los reyes, de Richard Swan

SINOPIS: El Imperio del Lobo hierve a fuego lento por los disturbios. Rebeldes, herejes y patricios poderosos desafían el poder del trono imperial. Solo la Orden de los Jueces se interpone en el camino del caos. Sir Konrad Vonvalt representa la justicia más temida por todos, defendiendo la Ley gracias a su mente aguda, sus poderes arcanos y su habilidad como espadachín. A su lado se encuentra Helena Sedanka, su talentosa protegida, una huérfana de las guerras que forjaron el Imperio. Cuando ambos nvestigan el asesinato de un noble en una provincia remota, descubren una conspiración que se extiende hasta lo más elevado de la sociedad imperial. Los peligros aumentan a cada paso que emprenden; Vonvalt y Helena deberán tomar una decisión: ¿Abandonarán las leyes que han jurado respetar para proteger el Imperio?

Leer sus primeras páginas

RESEÑA: Richard Swan debuta en el género fantástico con el inicio de una trilogía titulada genéricamente el Imperio del Lobo y cuyo arranque tenemos en La justicia de los reyes que acaba de publicar Gamón Fantasy. Una novela que nos presenta al perspicaz e inflexible sir Konrad Vonvalt, representante de la justicia imperial que vaga errante para llevar la ley hasta los rincones más alejados y aislados de sus tierras. Lo hace acompañado de la joven Helena Sedanka, una huérfana de guerra acogida por Vonvalt para ser instruida como su pupila. Durante su servicio se verán involucrados en el esclarecimiento de una muerte violenta en una ciudad sin excesiva importancia pero que podría ser el inicio de algo mucho más peligroso para todo el Imperio.

Con estas bases el escritor inglés desarrolla una historia que entremezcla la pura fantasía épica con elementos de la novela negra o policíaca, con un particular investigador y justicia que defiende la ley con la espada y con la magia. Sin duda es la figura de Konrad Vonvalt la que atrapa de inmediato la atención del lector, con sus conocimientos arcanos y su afilada inteligencia, siempre dispuesto a que la ley imperial se cumpla. No obstante son muchos los enemigos a considerar, desde los herejes a los nobles levantiscos, pasando por los ambiciosos nuevos ricos o los religiosos de creencias radicales.

“Soy el representante del Emperador. Mi jurisdicción no tiene más límites que los de la propia ley. Investigar un asesinato entra por completo dentro de mis competencias.”

Y es que Swan es capaz de hacernos palpable y creíble el mundo que imagina, con sus distintas particularidades y sus facciones enfrentadas, un joven imperio que ha unido por la fuerza de la espada distintos reinos y condados. Todo ello, con aparentes buenas consecuencias para la gran mayoría de la población, pero sin eliminar del todo los conflictos, las desigualdades o el mal. Por eso el lector irá teniendo atisbos de los problemas políticos, religiosos y económicos que perturban el Imperio del Lobo, y donde hasta la aparentemente poderosa y temida Orden de la Magistratura a la que pertenece Vonvalt ve como su posición puede ser amenazada.

Todo ello nos es narrado desde el punto de vista de Helena, que permite que conozcamos muy de cerca los pensamientos y dudas de la joven, pero desde la perspectiva de muchos años después. Y es que estamos ante una supuesta crónica donde una anciana Helena recuerda su juventud como aprendiz del justicia Vonvalt, donde ambos fueron testigos y actores de sucesos clave para la caída del Imperio del Lobo. Sin embargo, como contrapartida Swan deja bastante a menudo a Helena como mera observadora, que parece que solo existe para que el lector pueda ser testigo de lo que hacen otros personajes en la historia pero cuyo peso directo como agente activo es casi anecdótico. 

Así vamos avanzando por una trama que logra mantener atrapado al lector durante todo su desarrollo, impulsada por la investigación de una enigmática muerte en la ciudad de Valletempesta, interrogando testigos y buscando las pistas que les permita aclarar un asesinato que parece ocultar algo más oscuro y peligroso. Al mismo tiempo, las convulsiones políticas y religiosas que azotan el Imperio se dejan sentir también tanto en las acciones de Vonvalt como en la misma ciudad, entrecruzándose así multitud de factores que añaden  atractivos al argumento.

“Sois soldados, sabéis lo que matar a alguien le hace a uno por dentro. Cómo cambia la mente. No se puede matar a otro ser humano y quedar impertérrito, por más enemigo que sea.”

Como he dicho la historia mantiene la atención del lector mientras vamos avanzando en la investigación y descubriendo más sobre lo ocurrido en Valletempesta, pero también sobre las personalidades y antecedentes de Vonval, la joven Helena y Dubine (el tercer protagonista y mano derecha del justicia). Quizá algún lector eche en falta algo más de acción pero para mi gusto lo compensa con la interesante construcción del mundo que nos presenta. En cambio, cuando Swan se lanza a la acción desbocada en el último tramo de la novela, donde las dos tramas principales acaban confluyendo, para mi gusto es donde más flojea la obra. Hay acción e intensidad pero apenas sorprende en su desarrollo y donde lo hace quizá no debería hacerlo porque logra destruir la suspensión de la incredulidad del lector (sin entrar en demasiados detalles, el tropo de personaje dado por muerto deja mucho que desear en este final).

En cualquier caso estamos ante una novela que aun siendo la puerta de entrada a una trilogía tiene una trama que permite leerla de forma independiente y deja al lector decidir si quiere seguir descubriendo el resto de andanzas de Sir Konrad en compañía de Helena y Dubine. Todo ello en una apuesta por la fantasía mezclada con novela negra, en un mundo bien construido con un intenso sabor al imperio germánico medieval. La traducción al español corre a cargo de Jesús Cañadas y cumple con toda solvencia dejándonos disfrutar de la historia sin notar nada que nos saque de la lectura o estropee la experiencia.

“La ley es la ley. El día que la dejemos de lado por un baño de sangre será el día en que hayamos perdido el camino.”

EN CONCLUSIÓN

Richard Swan nos ofrece una novela de fantasía épica con un fuerte sabor a historia policiaca, donde los defensores de la justicia imperial tienen que desentrañar una conspiración que amenaza los cimientos de su mundo. La justicia de los reyes se sirve de una investigación criminal para mostrarnos los tejemanejes y tensiones entre los distintos poderes que se enfrentan, entre bambalinas, por el control del Imperio. El autor británico es capaz de perfilar con soltura y credibilidad los distintos aspectos políticos, religiosos o económicos de su mundo imaginario, que dotan de un trasfondo rico e interesante a la trama. 

Entre sus personajes destaca especialmente Vonvalt, cuya personalidad y habilidades atrapa en seguida el interés del lector y con una evolución que nos deja con ganas de descubrir a donde lo llevará el camino que acaba de iniciar; pero es una pena que la figura de Helena quede en poco más que una narradora o cronista de lo que ocurre, con una participación casi anecdótica y puntual en los sucesos importantes. Cabe esperar que el escritor aproveche mejor al personaje en la siguientes dos entregas que todavía están por llegar.

En cualquier caso la primera novela de la trilogía de Swan mantiene atrapado al lector durante todo su desarrollo pero nos encontramos con un desenlace que flojea en algunas de sus elecciones y planteamientos, dejando con ganas de algo más potente o sorprendente. Una novela que aún siendo la primera parte de una trilogía funciona a la perfección de forma independiente y con una extensión más que manejable (algo de agradecer cuando parece casi obligatorio volúmenes gigantescos para construir una saga).

VALORACIÓN

FICHA

La justicia de los reyes (El Imperio del Lobo, 1)

Richard Swan

Gamón Fantasy

Traducción de Jesús Cañadas

Tapa dura con sobrecubierta, 416 páginas

23 euros (en ebook por 3,84 euros)

A la venta en Amazon