Hay libros a los que les tienes un cariño especial, con los que has disfrutado mucho y a los que siempre regresas para reencontrarte con los personajes, como si fueran viejos amigos a los que quieres volver a ver. Para mí uno de esos libros es Los Héroes, del inglés Joe Abercrombie. Probablemente sea una de sus obras más conseguidas y, sin duda, una lectura imprescindible para cualquier seguidor de la fantasía épica moderna.
El escritor recrea en su novela un auténtico fresco de una batalla de tres días de duración, con sus preliminares y sus consecuencias, ahondando en la brutalidad y el sin sentido de cualquier contienda. A pesar de estar ambientada en su propio mundo fantástico (el mismo que el de la trilogía La Primera Ley), la novela revosa de realismo, y la épica es sustituida por la miseria, la sangre y el sin sentido de la muerte constante. Los Héroes es un libro en el que los únicos héroes de la historia son unas piedras milenarias que coronan una pequeña colina y alrededor de las cuales se desarrolla todo el conflicto.
Es muy dificil trasladar a imágenes el complejo caos que relata Joe Abercrombie con su habitual estilo lleno de acción, brutalidad, cinismo y humor negro, pero hay un ilustrador que con su trabajo logra una auténtica obra de arte. Me refiero al norteamericano Raymond Swanland, elegido para ilustrar la cubierta de la edición limitada de Subterranean Press (aquí) de The Héroes, cuyo trabajo podéis admirar bajo esta lineas.
Raymond Swanland es un ilustrador nacido en California de larga trayectoria (como podéis comprobar si entrais en su página personal, aquí) y que tiene a
sus espaldas portadas como las de la cuarta edición del juegos de rol Dungeons & Dragons (principalmente Reinos Olvidados) e ilustraciones para World of Warcraft o Eberron.
Para ilustrar la portada de The Héroes eligió, como no podía ser de otra manera en una novela bélica, una escena de lucha entre las tropas de la Unión y los norteños seguidores del rey Dow el Negro. En una escena llena de dinamismo vemos el momento justo en que va a chocar la infantería de ambos ejércitos, perfectamente diferenciados: a la izquierda, las divisiones uniformes y bien equipadas de la Unión, luciendo el sol dorado que es su emblema ; a la derecha la infantería de carls del Rey de los hombres del norte, cada uno equipado libremente según sus posibilidades.
Sobre ellos, contemplándolos con fría indiferencia sobre una humilde colina, se encuentran los antiguos dólmenes de piedra que reciben el nombre de los Héroes (en honor a unos antiguos guerreros de nombres ya olvidados y de los que nadie en la novela sabe con certeza porque lucharon ni cuales fueron los hechos tan gloriosos que los convirtieron en héroes).
Raymond Swanland realiza un trabajo magnífico, lleno de fuerza y dinamismo, donde se presiente a la perfección la brutalidad que va a desencadenarse en una lucha sin cuartel. Los rostros de los personajes rebosan ira, las espadas, hachas y lanzas apuntan a los enemigos con ansia asesina, manchadas de la sangre de batallas previas, mientras el cielo se muestra igual de combativo pues no logramos saber si está amaneciendo o anocheciendo, con un crepúsculo anaranjado en lucha contra la oscuridad.
En definitiva, una de esas portadas que hacen justicia a la historia que ilustran, con toda la brutalidad, la sangre y la falta de sentido de cualquier conflicto bélico que tan bien supo poner por escrito Joe Abercrombie.
Reseña: Los Héroes.
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