-Jaime -susurró Brienne, con voz tan queda que pensó que estaba soñando-. Jaime, ¿qué hacéis?
-Morirme -susurró a su vez.
-No -dijo ella-. No, tenéis que vivir.
Le habría gustado echarse a reir.
-Dejad de decirme lo que tengo que hacer, moza. Me moriré si me place.
-¿Tan cobarde sois?
El mero sonido de la palabra lo conmocionó. Él era Jaime Lannister, caballero de la Guardia Real, el Matarreyes. Jamás lo habían llamado cobarde. Otras cosas, sí: renegado, mentiroso, asesino... Decían que era cruel, traicionero y despiadado. Pero cobarde, jamás.
-¿Qué puedo hacer, aparte de morir?
-Vivir -replicó-. Vivir, pelear y vengaros.
Brienne de Tarth en Tormenta de espadas, de George R. R. Martin.
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