martes, 6 de abril de 2021

Poema de inicio de Walk in Shadow

La épica malazana sigue creciendo en manos de Steven Erikson, que se encuentra en plena escritura del último libro de su trilogía de Kharkanas. Esta saga ambientada milenios antes de Malaz, el Libro de los Caídos nos está contando la caída y destrucción del ancestral reino de los andii como consecuencia de una desastrosa guerra civil. Tras la publicación de Forge of Darkness (2012) y Fall of Light (2016), solo queda que Walk in Shadow complete la historia de la tragedia de los andii.
El propio Erikson anunció que iniciaba la escritura de Walk in Shadow en agosto del pasado 2020, como os comentaba entonces por el blog, y su intención es que llegue a las librerías en 2022 o principios de 2023. Por aquel entonces nos mostraba el arranque del primer capítulo de la obra, que podéis encontrar traducido en esta entrada.
Ahora el autor canadiense, que sigue avanzando en su escritura, nos desvela otro pequeño fragmento de la obra. Se trata del poema que iniciará esta tercera y última entrega de Kharkanas. "Resulta que Walk in Shadow comienza con un poema", comenta hace unos días Erikson en su cuenta de facebook, para a continuación dejarnos la larga serie de versos escritos por Pescador kel Tath. Os dejo la traducción de los mismos, ya que más allá de la mención de algunos de los personajes que pululan por la trilogía de Kharkanas no contiene spoilers. 
Me parece muy interesante compartirlo porque además de la habitual emotividad y profundidad que transmite siempre Erikson con su escritura, nos desvela bastante del estado emocional y creativo en el que se encuentra el autor (y que me ha recordado algunas de las confesiones personales que nos hizo en este ensayo donde nos hablaba de los sinsabores que ha enfrentado durante la trilogía de Kharkanas).

Encadenado en Sombra, por Noah Bradley.



La confesión de Gallan

Habrá paz.
Habrá justicia.
Habrá verdad.
Afirmaciones tan loables.
Pero considera las advertencias.
Por esto y con aquello,
mi conciencia
estará en paz.
Por esta espada y
por mi honradez,
habrá justicia.
Por mi ojo, por mi voluntad,
por mi feroz proclamación,
habrá verdad. 
Los votos no son nada sin poder.
Soy el tirano de mi propia alma.
Tú, querido amigo, eres igual.
Gobernamos desde la fuerza y
gobernamos desde la debilidad.
Preparamos nuestras defensas.
Lanzamos nuestros asaltos.
Trastabillamos por un paisaje devastado
plagado con el caos de los lamentos
de nuestros pensamientos, miedos, esperanzas,
deseos y temores. 
Caminamos por un generoso jardín
y no te sientas mejor que los impostores,
intrusos que pronto serán descubiertos,
ahuyentados por nuestra hueste de secretos
crímenes (no tan secretos).
¿Confías en tu mundo interior?
Serías un tonto si lo hicieras.
La voz en nuestra cabeza
no ofrece nada más que una discusión interminable,
empleando todos los trucos del debate
(honorables y deshonrosos)
y astuta distracción,
desvío y evasión.
Es el amo de la mentira,
la señora del engaño,
el señor y la dama de la simulación. 
Es el niño herido
y el viejo amargado.
Es lo que necesita ser
para ganar la discusión.
Pero esta voz.
No pertenece a tu alma.
Se escapó de ese bendito vientre hace mucho tiempo,
huyó de toda familiaridad,
y haría de su nuevo
mundo sin alma
algo perfecto.
Algo en paz.
Algo rutilante con justicia.
Algo atrevido con la verdad.
Si tan solo el mundo lo permitiera. 
El alma lo sabe mejor.
Pero dejamos de escuchar
hace mucho tiempo y además,
su llanto es menos que tenue
con la distancia en nuestro interior.
Cuando el ultimo tirano caiga
(el que está dentro de ti),
habrá paz.
Cuando el ultimo ejercito
deje a un lado sus armas,
habrá justicia.
Cuando la última voz calle,
habrá verdad.
El alma lo sabe.
Siempre lo ha sabido. 
Ahora, miremos un mundo
desgarrarse a si mismo,
en busca de un alma
a la que en primer lugar, nunca prestó atención.
Y deja que esto
de toda manera justa,
sea la historia final,
convertida en una por una sola voz.
Soy la mano que se acerca.
Soy el ojo imperfecto
el alma desatendida.
Desigual en el intelecto
pero medido con el recelo.
Soy el caminante de mundos,
el hacedor de mentiras,
donde cada verdad
se esconde disfrazada,
y el espejo,
siempre vuelto hacia adentro,
se convierte en una paleta despiadada. 
K’rul elige sangrar
regalos calientes y amargos,
y yo estoy con él.
Draconus construye sus monumentos al amor,
y yo deambulo dentro de ellos,
cada pisada
causando un eco sin respuesta.
Anomander comienza su tortuoso camino
de errores y a su estela voy,
juicio mudo y con los ojos sin pestañear.
El Embozado marcha a la muerte,
prueba de que el orgullo es el último
guerrero que cae, y yo debo
arrodillarme a su sombra.
Kallor... ah, Kallor,
déjalo a su único testigo,
pero a mi me encontraras,
allí en los vientos arremolinados
de ceniza y polvo. 
Considera esto.
Estoy en los últimos momentos de la vida,
sean un puñado de respiraciones
o una diáspora de años.
El lapso no importa.
Aquí es donde incluso los tontos
deben dar la vuelta,
desechar las disimulables comodidades,
y calibrar bien la tierra en barbecho
de una vida vivida y casi agotada.
Es una medida amarga,
pero el sabor en mi lengua
no es inesperado.
Hay cazadores en marcha.
Mi crimen es haberlos
eludido durante tanto tiempo. 
Mi audacia es esta armadura de integridad,
destrozada alrededor de mis pies.
Veo un camino por delante ahora,
en las nieblas.
Ser visto y luego ser invisible
resulta una invitación muy bienvenida.
El tiempo ha llegado,
querido oyente,
de caminar en la sombra.

Pescador kel Tath 



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