domingo, 24 de agosto de 2025

Reseña: Salitre y cenizas, de Carlos di Urarte

SINOPSIS: Perdí mi alma cuando tenía trece años, sin ni siquiera haber desayunado. Era una mañana fría y neblinosa en la villa, y los ecos de las campanas que marcaban las seisflotaban sobre la bahía. A pesar de los años transcurridos, recuerdo con nitidez cada detalle de la suma de decisiones que me llevaron a comenzar mi andadura por lasenda que finaliza en el infierno. Cada suspiro, cada palabra, cada cadáver, convertidos en un monumento a mis muchas estupideces y pocos aciertos.
En el penal de El Cabracho, mientras aguarda cuatro ejecuciones consecutivas a manos de la Inquisición, Leo Vicar se dispone a dictar su infame pasado a un escriba real. Empezando por su adolescencia, narrará cómo condenó su alma una mañana de invierno sin ni siquiera haber desayunado, cómo rompió cada uno de los trece mandamientos del Cristo Ahogado y cómo su primer amor desencadenó un brutal descenso al abismo. Leo Vicar desgranará una historia de brujas reencarnadas y demonios de las profundidades, de inocencia perdida y rabia incombustible, de lágrimas y quemaduras.


RESEÑA: A veces, las cosas salen bien cuando hay valentía y esfuerzo detrás de lo que se hace, y puede verse recompensado con el cariño y respaldo de los que reciben en sus manos ese trabajo. No, evidentemente no os hablo de la existencia de Leo Vicar, cuyo espinoso camino sembrado de tragedias y miserias nos van a servir de hilo conductor en una narración que duele muy hondo. Ahora iremos con sus oscuras desventuras; os estoy hablando de Carlos di Urarte, cuyo flamante debut en el fantástico español ha ido acumulando el reconocimiento de los lectores con el merecido boca a boca que lo ha convertido en una nueva estrella emergente del género. Esto siempre nos pone las cosas más fáciles a los reseñadores, que como simples comparsas prescindibles solo podemos aparecer para aplaudir el éxito de algo bien hecho.
Porque frente a olas de mercadotecnia editorial, de deslumbrantes cantos tintados y éxitos tiktokeros de consumo rápido, de vez en cuando surge una obra que es alabada por los lectores porque en su fondo tiene todo lo que de verdad necesita un buen libro: una historia que atrapa y una forma de implicarnos con sus personajes que nos impide apartarnos de esa lecura. Pues precisamente eso tenemos con Salitre y cenizas, la que será la primera entrega de una trilogía de intenso sabor grimdark costumbrista que lleva por título genérico La Corona del Oráculo. Con esta obra debuta en el fantástico Carlos di Urarte, escritor cántabro que ha conseguido conjugar en su novela elementos que parecen diametralmente opuestos y destinados a excluirse: la fantasía con lo más cotidiano.
Salitre y cenizas se aleja de la épica grandiosa, de eso ciclos de gestas heroicas de personajes destinados a la gloria bélica o la lucha contra el Mal absoluto (con mayúsculas) para meternos en un grimdark íntimo que se centra en único personaje al que acompañamos en su difícil existencia mientras lucha por encontrar su lugar en el mundo. La novela se convierte en una deliciosa trampa narrativa que absorbe al lector a través de una fantasía de un sorprendente sabor costumbrista que nos sumerge en un auténtico pozo de dolor, sufrimiento, malas decisiones y personajes horribles que se mueven en un mundo que está listo para machacar a sus habitantes. Algo de lo que ya nos advierte su feroz narrador en el primer tercio de la obra: “No, esta historia no va a acabar bien para nadie, pero ya llegaremos a eso. No esperes un final feliz”.
Así que  en esta novela vamos a sufrir conociendo de primera mano la tragedia de Leo Vicar, contada por él mismo desde su sucia y pequeña celda del penal de El Cabracho mientras aguarda que la Inquisición lo ejecute, condenado como reo de los crímenes más infames. Tenemos pues un relato tremendamente íntimo donde su protagonista le transmite a un copista su desgraciada existencia, pero también desnuda sus terribles crímenes que el mismo reconoce que ha cometido. Todo en una narración llena de interpelaciones al lector (al copista), que hacen que cada vez nos sintamos más cercanos  y cómplices de este trágico antihéroe.
Porque Leo confiesa desde el principio que no necesita que lo entiendan, solo que su verdad se sepa. Este grimdark apuesta por el drama íntimo, por una historia que nos mete en la brutal existencia cotidiana de un personaje que no lo ha tenido nada fácil desde su infancia, en un mundo tremendamente duro dominado por una religión opresiva y una sociedad que castiga lo que se sale de la norma establecida. Todo ello en una ambientación muy reconocible que nos permite entrar en su juego de una forma rápida y natural, ya que Di Urarte nos transporta a un pequeño villorio costero que se nutre de la geografía, el paisanaje y las leyendas del norte de España, con un sabor cántabro que se disfraza de un sucio, oscuro y cruel fantástico.

Foto: el Transbordador.

"Empecé a darme cuenta de que si necesitaba ayuda, iba a tener que buscarla por mi cuenta. Un cuchillo consigue más que las buenas palabras. Así es la vida".
En este desesperanzador trasfondo se desarrolla una historia de crecimiento, de un joven que sufre en su existencia diaria, acosado por monstruos humanos que encuentran placer en abusar de los demás y atormentado por sus propios dilemas existenciales luchando por encontrar su lugar en el mundo. Urarte nos presenta un personaje tan humano y cercano que empatizamos hasta el tuétano con sus ansias de libertad, sus miedos, sus anhelos, sus odios y su rabia. Un joven luchador cuyos enemigos y antagonistas se encuentran en su propia familia, entre sus vecinos y conocidos, en su reducida cotidianeidad. Un protagonista que sabemos de antemano que acabará recorriendo un camino oscuro, por lo que vamos viendo con un pesimismo irremediable los sucesos y decisiones que lo harán tomar “la senda que finaliza en el infierno”.
Poco a poco, casi con cuentagotas, se van introduciendo los elementos fantásticos en la historia, en un mundo ahora dominado por la asfixiante religión del Cristo Ahogado que persigue todo rastro de brujería o hechicería. No obstante, en sus resquicios todavía acechan siniestras y ancestrales deidades, que detentan poderes sobrenaturales capaces de influir sobre el mundo. Y casi sin darse cuenta Leo cruzará su camino con esta magia oscura, que le ofrece la promesa, siempre seductora y puede que engañosa, de solucionar todos sus problemas. A través de una enigmática figura femenina que se mueve entre la mentora sabia y la tentadora oscura, Leo empezará a hurgar en los misterios de la magia prohibida, sabedor de que si es descubierto puede ser la causa de su muerte en la hoguera.
"Para que alguien se libre de esto, otro alguien tendrá que sufrir las consecuencias. Mejor ella que tú. Así es la vida. O así será tu muerte, con hierro por fuera y fuego por dentro".
Tenemos así un seductor relato que, entre lo cotidiano y lo horrible, atrapa al lector de una forma casi mágica. En este punto me gustaría destacar dos elementos de la novela debut de Di Urarte que son particularmente brillantes. El primero es que tiene la suficiente originalidad para apartarse de los caminos mil veces recorridos por otras obras del fantástico, sin necesidad de recurrir a la épica de las batallas y los grandes conflictos entre poderes enfrentados. Su drama nos toca porque se desarrolla en la vida diaria de su protagonista, y resulta tan cercano, humano y doloroso que conecta profundamente con el lector. El otro elemento brillante es que nos lo cuenta con un juego literario entre narrador y lector, en un relato del maduro Leo rememorando su lejana mocedad, que se trufa de apuntes actuales y puede que esté lleno de posibles trampas que nos hará cuestionarnos lo que nos cuenta su protagonista.
A este respecto, también resulta particularmente refrescante el propio protagonista central. No por la forma en que se nos cuenta el relato, ya que esta narración autobiográfica ya la hemos visto otras veces; sino por el propio personaje, que nos ofrece una perspectiva existencial muy pocas veces explorada en el fantástico y de la que conviene no decir más para no estropear la experiencia del lector. Solo señalaré que Di Urarte lo hace de una forma tan humana y empática que es uno de los grandes aciertos de la novela, capaz de introducirnos de una forma plenamente creíble en los desafíos, dolores, alegrías y dudas de un protagonista que lucha por mantenerse fiel a si mismo.
Por supuesto, como en un buen relato grimdark todo juega en su contra, donde el ambiente social y las personajes que lo rodean se lo ponen cada vez más difícil. Y el propio Leo es el primero consciente de que este mundo implacable, que lo acorrala entre personas miserables y terribles, lo va arrastrando en esa misma dirección que trata de evitar. Incapaz de escapar de un mundo donde “un cuchillo consigue más que las buenas palabras”, nuestro protagonista va andando un camino cada vez más oscuro y tétrico. Seremos testigos de esta tragedia, de un chico bueno y honesto que siente que hombres y mujeres malos lo obligan a irse convirtiendo en “un hombre peor” solo para poder sobrevivir.

El autor en el festival Celsius de este año.


Aún con la oscura carga de dolor, sufrimiento y muerte de la obra, el autor cántabro también lo va trufando de mucho humor, también retorcido pero aún así tremendamente divertido. Y es que siempre hay sitio para algún comentario afilado del condenado Leo o para que encontremos escenas tremendamente descacharrantes (como cierto contrabando de utensilios sexuales surgido del noble arte de la talla y digno de un Terry Pratchett desquiciado). Y siempre, con la complicidad absoluta del lector que se deja arropar por un protagonista carismático, duro, sufridor, despiadado y entrañable que centra siempre nuestra atención.
Porque tenemos un narrador que se mueve entre lo poético y lo burlón, entre lo cínico y lo soez, entre lo trágico y lo cómico. Este prisionero aguardando su muerte que, como el mismo se define, tiene “alma de bardo y lengua de juglar”, asegurando ser capaz de hilvanar “mentiras bellas e inofensivas”. Eso último ya nos advierte que habrá que cogerlo entre alfileres; así que allá vosotros, lectores, por dejaros seducir por este relato narrado por su propio protagonista, que no disfraza sus actos más infames pero que tampoco nos impide sentir que nosotros podríamos haber hecho lo mismo en tan terribles situaciones.
"Lo que dicen de ti parece más fruto de un monstruo, no de un ser humano. Pero aquí y ahora solo me pareces un ser humano. Uno terriblemente herido, por dentro y por fuera, pero humano al fin y al cabo".
Llegado a este punto cabe preguntarse, ¿es, pues, todo tan redondo en este debut? Aunque como ya habéis podido comprobar la experiencia lectora es sumamente gratificante, siempre hay puntos en los que uno siente que necesita más. Porque este arranque de trilogía deja con ganas de más magia y un mayor peso del elemento sobrenatural y demoníaco, que ya deja su huella en momentos clave de Salitre y cenizas pero que son apenas unos toques de pimienta para lo que uno quiere o anhela en una saga fantástica. 
El otro punto que puedo restarle es el cambio de ambientación. La historia se desarrolla de una forma tan absorbente en el pequeño pueblo costero de Sancta Andara que toda la primera mitad de la obra se bebe casi sin darse cuenta; pero a partir de su ecuador, la novela nos trae un cambio de ambiente con el que no he conectado de forma tan profunda. Leo se ve obligado a alejarse de su hogar natal y sumergirse en un estricto encierro, que le enseñará otras facetas de la vida pero que no me ha dejado un impacto emocional tan profundo, tan doloroso y vigoroso, como el que ofrece la presentación de la obra. No obstante, su desenlace último sí que resulta lo suficientemente potente y ardiente para que el lector quede con ganas de la siguiente entrega de la trilogía, que todo parece indicar que veremos publicada en el Transbordador a lo largo de 2026.


EN CONCLUSIÓN
Salitre y cenizas nos ofrece un soplo de aire fresco en el fantástico, un soplo cargado de sabor a hiel y dolor punzante pero que demuestra que se pueden recorrer caminos diferentes en el género. Alejándose de la épica grandiosa y gloriosa, la novela debut de Carlos di Urarte nos pone en el pellejo nada cómodo de Leo Vicar, un condenado a muerte que nos va a narrar su infame existencia, cargada de experiencias traumáticas que lo arrojaron a una senda oscura.
La historia de este joven en un pequeño villorio costero nos trae una fantasía costumbrista, de la vida de una familia en un entorno asfixiante por culpa de una religión opresiva y una sociedad tremendamente rigurosa. Leo lucha por encontrar su lugar en el mundo, tratando de no dejarse aplastar por las fuerzas que quieren doblegarlo, por lo que se verá obligado a endurecerse para no ser la víctima de los que se aprovechan los demás. En su ayuda aparecerá una misteriosa mentora, que nos abre la puerta a los elementos mágicos de la novela y que como lector espero que nos traiga mucho más en las siguientes entregas de la saga.
Se va formando así una historia de crecimiento, oscura y despiadada, pero también regada con algunos toques de humor bien plantados y momentos realmente emotivos. Justo estos últimos, los momentos de alegría y gozo de su protagonista, son los que hacen más dura y amarga el resto de su existencia. Porque todo se acaba convirtiendo en cenizas en manos de Leo, destinado a alzarse como una figura temible y deleznable para sus contemporáneos pero tremendamente humana y cercana para el lector. Porque muy dentro del monstruo solo se oculta un ser humano “herido por dentro y por fuera, pero humano al fin y al cabo”.


VALORACIÓN

FICHA
Salitre y cenizas (La Corona del Oráculo, 1)
Carlos di Urarte
Ediciones el Transbordador
Tapa blanda con solapas, 332 páginas
20 euros
También en ebook


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