martes, 25 de noviembre de 2025

Reseña: Brujería para chicas descarriadas, de Grady Hendrix

SINOPSIS: Florida, 1971. Fern es una adolescente que, al quedar embarazada, es enviada una institución donde las familias esconden a sus hijas para que den a luz en secreto y entreguen a sus bebés. Las chicas llevan una vida controlada y monótona. Pero, todo cambia cuando Fern descubre un libro sobre brujería oculto en una biblioteca ambulante. Intrigadas, las jóvenes comienzan a practicar hechizos, descubriendo un poder que nunca habían experimentado.
Lo que comienza como un juego para resistirse a un sistema que las quiere invisibles pronto se transforma en una revolución mágica. Pero la brujería, como la maternidad forzada, tiene un precio.
A través de voces potentes y heridas abiertas, Grady Hendrix teje una historia donde el horror se mezcla con la ternura, y la venganza con la sororidad. Brujería para chicas descarriadas no es solo un libro de brujas: es un grito contra el olvido.


RESEÑA: Siempre me ha parecido que el terror más efectivo es aquel que vuelve pesadillas los elementos y sucesos más cotidianos de nuestras vidas. Con este enfoque Grady Hendrix se ha hecho un hueco en el género moderno con sus obras donde el horror que invade las existencias rutinarias se coge de la mano con guiños a la cultura pop y regado de humor. Guía del club de lectura para matar vampiros, El exorcismo de mi mejor amiga o Grupo de apoyo para final girls (por mencionar algunas de sus obras más aclamadas) lo han asentado como una de las voces más reconocidas del género en la actualidad.
Reconozco que hasta el momento mi único acercamiento a su obra había sido Como vender una casa encantada, que más allá de su planteamiento inicial no me resultó particularmente llamativa y en conjunto me pareció una lectura bastante plana. Afortunadamente, no se puede decir lo mismo de su última obra que ha salido en español y mi segunda lectura del autor norteamericano: Brujería para chicas descarriadas. Minotauro nos ha traído la traducción de esta novela que Hendrix había publicado en inglés a principios de año y que apuesta por tratar un tema que ya ha sido transformado en material de algunas pesadillas literarias y cinematográficas: el embarazo. El norteamericano consigue con su última novela tratarlo con una cercanía tan empática como desgarradora y aterradora.
La novela nos traslada hasta Florida a principios de la década de 1970. Neva Fern es una adolescente  de 15 años que se ha quedado embarazada siendo soltera y a la que su familia decide recluir en una apartada casa de acogida para chicas en su misma situación; es decir, un sitio donde tenerlas escondidas a ojos del mundo a la espera de que den a luz, para entregar sus hijos a familias de adopción y regresar luego a sus casas como si nada hubiera ocurrido. En una época donde los embarazos fuera del matrimonio son considerados algo tan pecaminoso como vergonzoso, sus propias familias son las que deciden apartar a sus descarriadas hijas como si fueran apestadas, como seres pecaminosos que deben separarse de la gente de bien.
Hemos encontrado un sitio para que te quedes. Con otras chicas en tu estado. Cuando te pongas bien, vendré a buscarte y podremos olvidarnos de todo esto”.
Sin duda lo que más impacta de arranque es que Hendrix nos ofrece un retrato perturbadoramente desolador de algo real y que fue muy común en los EE. UU. de la época. La novela nos presenta un traumático descenso a la deshumanización de unas chicas atemorizadas, apenas unas niñas que tiene que hacer frente a una situación para la que no están preparadas y que los que las rodean se lo hacen todavía más desagradable (física y emocionalmente). Uno entra en la obra esperando encontrar un horror sobrenatural que lo sobresalte (que lo hay, ahora hablaremos de ello) pero lo que nos sacude con fuerza de inicio es este frío horror del desprecio y la humillación humana.
En la Casa Wellwood encontramos una especie de cárcel para embarazadas, un lugar donde deberían ser tratadas con extremo cuidado por su situación pero donde solo encuentran estrecha vigilancia, reglas estrictas y un trato deshumano lleno de desprecio, soberbia y crueldad. El grupo de chicas protagonistas se sienten juzgadas y condenadas por no ser `decentes’ ni comportarse como las ‘mujeres de bien’. Un lugar donde van rotando continuamente las internas, donde viven bajo nombres falsos mientras pasan los meses de embarazo y acaban dando a luz para retomar sus distintas existencias. Las duras reglas restrictivas de la convivencia o los rudos exámenes médicos a los que son sometidas, en una narración desde la perspectiva femenina que no nos permite escapar de su desagradable situación, nos hace sufrir todo ello en sus pieles. Durante sus cien páginas iniciales uno se encuentra terriblemente fascinando por esta horrible cotidianeidad paralela a la realidad normal, donde lo espeluznante tiene causas y rostros humanos.
A nadie les importaba lo que les pasara. Solo se tenían las unas a las otras. Y a sus bebés. Estaban total y absolutamente solas”.

Pero la desagradable situación de sus protagonistas tomará una nueva dirección por la introducción del elemento sobrenatural. La espoleta de este cambio es el descubrimiento del libro Cómo ser una bruja enrollada de Eth Natas, una obra en una pobre y destartalada edición de bolsillo (no podía ser de otra manera siendo Hendrix ese enamorado de estos Paperbacks from Hell) que les abre las puertas a un poder con el que tratar de romper con su vejatoria y oprimida situación. Porque lo que parece una dosis barata de ramplona autoayuda demostrará ser una devastadora arma de doble filo que esgrimir.
Así Fern, Rose, Zinnia y Holly empiezan a jugar con algo en lo que apenas creen pero que tendrá efectos más que palpables en la vida diaria de la Casa Wellwood. Las chicas embarazadas descubrirán que para que el mundo haga lo que ellas quieren hay que obligarlo a obedecer, someterlo a sus voluntades… y pagar el precio que se requiere. Hendrix empieza así una escalada en la influencia sobrenatural que se convierte en un pozo de horror tanto físico, rayando en el 'body horror', como en una pesadilla que se vuelve una trampa que atrapa entre sus fauces a estas chicas desesperadas.
Sin ser un tren de sustos, la novela si que se va deslizando hacia el horror para lograr dejarnos un par de escenas tremendamente perturbadoras, que repelen al lector al transformar el embarazo y el parto en angustiosas ordalías que vivimos con una cercanía para nada agradable. Pasamos así del horror real que se ha institucionalizado en las casas de acogida a la venganza sobrenatural, igual o más terrible, de las embarazadas que han sido tratadas como despojos. Si las protagonistas se encuentran atrapadas en un infierno mental, emocional y físico que la sociedad les impone como castigo por su comportamiento desviado de lo establecido, ellas mismas acaban devolviendo este odio hacia sus teóricos ‘cuidadores’.
No se puede suplicar al mundo que haga lo que una quiere. No se le puede pedir con buenas palabras. Hay que obligarlo a obedecer. Debes someterlo a tu voluntad”.
Brujería para chicas descarriadas abre la puerta a un mundo oculto que convive con la realidad, a una tortura institucionalizada y a una forma de rebelión contra lo establecido que es defendida por esas mujeres descartadas y reprimidas por la sociedad oficial. La hechicería se convierte en el arma que puede esgrimir las desheredadas, es la ayuda que llega desde los márgenes de la realidad para convertir a sus jóvenes personajes un pequeño aquelarre en busca de venganza que descubre la fuerza de la sororidad y de sus ansias de revancha compartida. Por supuesto, esta fuerza sobrenatural tiene un precio que cobrarse en ellas mismas, que pagarán en sangre, dolor y consecuencias.
Tenemos así una historia sobre niñas obligadas a madurar a la fuerza al ser tratadas de una forma insensible y desalmada, pero también sobre aprender a respetar los poderes que no se conocen. El escalofrío de horror embarga así al lector por distintos tramos: primero de mano de la deshumanización de las chicas, del desprecio constante que sufren por esa sociedad que las trata como errores pecaminosos. Los abusos físicos, emocionales y mentales manchan con dureza las páginas de la novela golpeando con fuerza al lector. Después, llega el horror sobrenatural que se desata para castigo de los enemigos pero que también esgrime sus fieros dientes contra las propias protagonistas, atrapadas en las garras de un poder demasiado despiadado.
No era malo. No era cruel. Solo tenía miedo. Miedo de lo que su hija era capaz de hacer”.
Así que con su nueva novela Hendrix logra mantener con el corazón encogido a su lector. Solo he echado de menos un desenlace más contundente para la fuerza antagonista, que para mi gusto recibe un pago final demasiado compasivo. Está claro que la obra muestra la brujería como la única tabla de salvación y refugio de sus atribuladas protagonistas, pero uno siente que el cataclísmico desenlace merecía también castigar a las que se aprovechan de las que nada tienen buscando su propio beneficio. No obstante Hendrix apuesta una conclusión más edulcorada y amable para el drama mayor de la obra, que al tiempo que ofrece a sus protagonistas una reconciliación consigo mismas también sirve de consuelo para el lector tras la dureza de ciertos tramos y temas que pasean por las páginas de una novela que trata con honestidad y de forma contundente un tema muy desgarrador.

EN CONCLUSIÓN
Se puede reconocer que Brujería para chicas descarriadas como una aproximación muy original y descarnada al tema del embarazo desde la perspectiva del terror. Grady Hendrix toma una institución real ya desaparecida para ofrecernos un viaje al horror (real y sobrenatural) con una obra con elenco eminetemente femenino, que se sustenta sobre el descubrimiento de la sororidad y la rebelión.
Una novela arranca presentando horrores muy humanos, con una niñas abandonadas en manos de una desalmada 'cárcel' para embarazadas donde se somete sus mentes y se manipulan sus cuerpos, y que paulatinamente se va deslizando hacia la amenaza sobrenatural con unas consecuencias contundentemente físicas, con malrolleras dosis de un terror manchado de 'body horror'.
Una historia de jóvenes desamparadas que tienen que aprender a unirse para luchar contra la sumisión que el mundo les quiere imponer, sobre sus mentes y sus cuerpos, y escapar de las trampas del poder que no se puede dominar. A lo largo de la trama veremos como se desdibujan los límites entre aliados y enemigos, mientras las protagonistas tratan de hacerse con sus destinos, buscando hacer pagar a los verdaderos monstruos, desalmados pero humanos, que las usan, someten y abandonan
La brujería se convierte en la siniestra amenaza que equilibra la balanza de la desigualdad y que hace que lo sobrenatural desate el horror en estas páginas. Y aunque cuenta con un desenlace demasiado compasivo para el mal (para mi gusto) y más reconciliatorio para sus protagonistas (lo que resulta agradable), se puede decir que Grady Hendrix consigue mantenernos incómodamente enganchados a la malsana y pesadillesca experiencia de un terror que nos golpea con fuerza. Un horror humano y brujeril que al final deja la puerta abierta para la esperanza, el cambio y la ternura, que siempre debería ser el bienvenido fruto de cualquier maternidad.
Vivimos en los márgenes, en los espacios intermedios, y arremetemos contra este mundo cuando se nos presenta la oportunidad de hacerlo”.


VALORACIÓN

FICHA
Brujería para chicas descarriadas
Grady Hendrix
Minotauro
Traducción de Simón Saito
Tapa blanda con solapas, 496 páginas
También en ebook
22,95 euros

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