SINOPSIS: El jade, la sustancia misteriosa y mágica que antaño fue exclusiva de los guerreros huesos verdes de Kekon, ahora es codiciado fuera de la isla de Kekon. Todo el mundo quiere tener acceso a las habilidades sobrenaturales que proporciona. A medida que la lucha por el control del jade se hace cada vez más grande y letal, la familia Kaul y las antiguas costumbres de los huesos verdes nunca volverán a ser las mismas.
Castigados por la guerra y la tragedia, los Kaul deberán saldar antiguas deudas y cerrar viejas heridas mientras sus adversarios les toman la delantera y su país se desgarra a causa de la interferencia extranjera. El clan deberá distinguir a los aliados de los enemigos, dejar de lado las sangrientas rivalidades y hacer terribles sacrificios... Pero incluso los lazos irrompibles de sangre y lealtad pueden no ser suficientes para asegurar la supervivencia de los clanes de huesos verdes y la nación que juraron proteger.
RESEÑA: Hay ocasiones en que uno querría que algo no terminara nunca, cuando una experiencia se vuelve tan envolvente, profunda y embriagadora que siente que no va a poder estar en un lugar mejor. Esto es lo que me ha ocurrido con todas y cada una de las páginas de Legado de jade, la novela que sirve de cierra a la excelente saga de los Huesos verdes. Y es que Fonda Lee ha logrado construir con su tríptico una original propuesta fantástica llena de personajes memorables que se desenvuelve con una alta calidad narrativa. Una saga que se podría calificar de fantasía urbana, donde la magia del jade sobrevive en un mundo moderno donde los grandes clanes mafiosos son los ejes que vertebran la compleja sociedad isleña de Kekon. Pero lo que hace tan brillante esta historia es que está protagonizada por personajes profundamente humanos, que se alejan de la idealización y que muchas veces rozan lo monstruoso en su comportamiento, pero con los que el lector conecta profundamente por culpa de sus flaquezas y debilidades.
Al ser la última entrega de la trilogía, ya aviso que os podéis encontrar spoilers de las dos novelas previas, que también os he reseñado antes por aquí: Ciudad de jade (mi reseña) y Guerra de jade (mi reseña). Así que, dicho esto, vamos a meternos de cabeza en esta última parte de la lucha entre los clanes de Yanlún, de la que nadie (ni sus personajes ni el lector) saldrá completamente intacto.
Legado de jade continúa la lucha del clan Kaul por lograr mantenerse vivo frente al asalto constante de sus rivales del clan Montaña, liderados por la implacable y astuta Ayt Madashi. La misma familia Kaul parece resquebrajarse tras los sucesos del final de Guerra de jade, que han sembrado la desconfianza entre el pedestal Hilo, su hermana Shae, su esposa Wen y su ‘hermano’ adoptivo Emery. Al mismo tiempo, la irrupción del MFSC (Movimiento por un Futuro Sin Clanes), una organización que busca poner fin al poder de los huesos verdes sobre la sociedad de la isla hace que la situación se vuelva mucho más compleja, imprevisible y explosiva.
“El futuro es desclanado”.
Pero el conflicto ya no se restringe solo a Kekon, ya que la inestabilidad también se expande en el amplio mundo más allá de sus costas. Porque hay una escalada prebélica que aumenta la tensión entre las grandes potencias, Espenia e Ygutan; una peligrosa partida de ajedrez mundial en la que los propios clanes kekoneses tendrán mucho que decir al ser una pieza clave debido a su control del jade. Los servicios secretos y las agencias paramilitares entran así de lleno en el conflicto kekonés para salvaguardar sus propios intereses globales, dándole a esta tercera novela un intenso sabor de thriller de espionaje.
Todo ello sin perder, por supuesto, su planteamiento básico de historia de familia mafiosa cimentada sobre el respeto por las artes marciales. Porque Fonda Lee reúne en Legado de jade todas las tramas, personajes y elementos que ha ido planteando y desarrollando en las entregas previas para llevarlos ahora a su gran conclusión final. Una historia que, como vemos, ya ha escapado de las calles de Yanlún para convertirse en parte vital de un gigantesco conflicto mundial, donde el poder del jade demuestra ser el elemento codiciado por aquel (clan o gobierno) que quiera imponer su dominio. Más allá de las luchas callejeras a cuchillo o pistola, Legado de jade va construyendo un camino hacia la victoria donde las alianzas políticas, la expansión empresarial o el respaldo de grandes gobiernos son piezas fundamentales para sobrevivir en este complejo mundo moderno.
“No existen segundas oportunidades auténticas. Incluso cuando se superan las peores partes, la vida no vuelve a estar exactamente igual que antes. Hay cosas de las una persona no puede recuperarse”.
Arte de Randy Vargas para la saga de los Huesos verdes. |
Esta tercera novela arranca ya varios años después de Guerra de jade y nos introduce en la denominada Guerra Lenta, el largo y soterrado conflicto entre los dos grandes clanes que ya no luchan en un enfrentamiento armado abierto pero que siguen buscando cualquier forma alternativa de debilitar y acabar con sus rivales. Y es que frente a las dos entregas anteriores, donde Lee nos ofrecía una cronología muy condensada, en Legado de jade tenemos una historia que se extiende a lo largo de décadas, con diversos y profundos saltos temporales. Uno podría pensar que eso iba a estropear lo que había funcionado tan bien en Ciudad de jade y Guerra de jade, pero lo cierto es que la gran extensión temporal de esta última novela le permite a la autora tanto profundizar en la evolución de sus distintos personajes como mostrarnos los cambios a gran escala que el conflicto produce en la sociedad kekonesa o el amplio mundo que los rodea.
Y es que aunque siguen manteniéndose como ejes vertebradores de la trama las figuras de Hilo, Shae, Wen o Emery, hay sitio ahora para la aparición de las nuevas generaciones, tanto en la familia Kaul como en sus rivales del clan Montaña. Veremos así como los pequeños, nacidos y criados a la sombra de la violenta guerra de clanes, van alcanzando la vida adulta en un Kekon que cambia a ritmo acelerado para aportar sabia nueva pero también otras perspectivas diferentes.
“No creo que nadie pueda saber nunca si hizo las elecciones correctas, pero yo no me arrepiento de las mías mientras siga con vida para ser útil de otras formas”.
Una vez más hay que destacar los grandes personajes que Lee se ha sacado de la chistera, que va construyendo con calmado mimo y con los que nos mantiene enganchado a su thriller familiar y político. Porque su obra no se cimenta en grandes escenas de acción, giros inesperados o brutales momentos físicos (que también los hay, y que se reparten con calculada maestría para acompañar la historia). Lo que importa en la trilogía de los Huesos verdes son sus protagonistas, personas que la autora nos permite conocer muy íntimamente, con sus sueños, anhelos, miedos, odios y debilidades. Porque el corazón de la saga de los Huesos verdes son estos hombres y mujeres tremendamente humanos que son puestos (por los actos de otros o por sus propias decisiones) en situaciones muy difíciles. Sus choques y conflictos son los que hacen avanzar la historia, manteniendo en el centro siempre un linaje familiar que quiere salvaguardar el legado de su tierra y su cultura.
Y la fuerza de la narración es que uno acaba descubriendo que siente un cariño desmedido por un hombre capaz de asesinar a la madre de su sobrino o por una mujer que ejecuta sin reparo al hombre que amaba porque ha traicionado a su clan. Fonda Lee no edulcora las figuras de sus protagonistas ni trata de idealizarlos, ya que muchas veces son capaces de los peores actos guiados por el convencimiento de que hacen lo mejor para el resto de su familia, por los intereses del clan o por el bien de Kekon. La novela nos muestra sus dilemas morales, sus esfuerzos por hacer lo correcto y sus justificaciones internas para que los veamos con todas sus facetas y para que seamos nosotros los que valoremos en conjunto toda su hermosa, triste, frágil y humana complejidad.
Pero también hay lugar para aprender de los errores cometidos o para no repetir las equivocaciones de las generaciones previas. Porque todos los personajes van cambiando, en mayor o menor medida, a lo largo del extenso desarrollo de Legado de jade; tanto por el peso de sus propias decisiones como por la evolución del mundo que los rodea. Lee nos muestra como la sociedad kekonesa va abriéndose al mundo, dejando entrar otras influencias (tanto benéficas como inicuas) que hacen que las mentalidades se tengan que abrir a nuevas formas de entender la realidad, nuevas posibilidades. La guerra de clanes va cambiando a Hilo, Shae, Wen, Emery, Niko, Rul o Jaya, por citar solo a los protagonistas más importantes de la familia Kaul en este desenlace de los Huesos verdes.
“No importa de que parte del país seáis, a qué clan hayáis jurado lealtad, si portáis jade o no, todos somos kekoneses. Defendemos y vengamos a los nuestros. Si ofendes a uno, nos ofendes a todos. Si buscas guerra con nosotros, te la devolveremos multiplicada por cien”.
Y quizá lo más importante para estos cambios de mentalidad sea la aparición de la nueva generación. Porque en Legado de jade veremos como saltan a primer plano los problemas, dudas y desafíos de los principales miembros de la familia Kaul al criar a sus hijos. La importancia de las relaciones paterno filiales es uno de los ejes centrales que atraviesa toda la trama de esta conclusión de la saga. Los conflictos surgidos por el peso de la responsabilidad del legado que cargan o las ansias de querer formar parte de esa herencia mítica y honorífica como Huesos verdes, son dos fuerzas que harán que los miembros más jóvenes de los Kaul vean sus vidas en una constante zozobra de aspiraciones. Sus vidas privilegiadas son también vidas llenas peligro y oscuridad, de una lucha por comprenderse a si mismos.
Arte de Randy Vargas para la saga de los Huesos verdes. |
La narración de Lee nos desnuda las almas de todos estos personajes, para dejarnos ver sus momentos más felices o gloriosos, pero también para mostrarnos su recovecos más oscuros e inhumanos. Como ya he dicho, aunque los propios protagonistas logran justificar sus actos por su noble código de honor de huesos verdes, al lector no dejarán de repugnarle ciertos comportamientos de una familia que busca un teórico bien mayor para todo Kekon pero que no duda a la hora de desatar la violencia o la muerte contra sus enemigos (aquellos que no, en definitiva, no comparten su visión del futuro de Kekon). Y lo mismo o peor desde el lado del clan Montaña, donde Ayt Madashi sigue sobresaliendo como uno de los personajes más fascinantes e interesantes de toda la trilogía, y eso a pesar de que (o quizá precisamente justo por eso) siempre la vemos desde los ojos de terceros y nunca podamos llegar a entrar por completo en su compleja y calculadora mente. No cabe duda de que Fonda Lee ha creado en la pedestal de Montaña a una de las antagonistas más fascinantes y cautivadoras de la literatura fantástica.
“Te felicito, esta noche puede que seas el último pedestal que quede en Kekon. No te envidio. Un consejo: jamás cometas el error que cometí yo. No muestres piedad”.
Legado de jade es una extensa novela, una obra de más de 700 páginas en su edición en físico, pero que en ningún momento se hace cuesta arriba o corre el riesgo de aburrir a su lector. Es una experiencia tan envolvente, tan seductoramente narrada y construida, que uno desea que el viaje no acabe nunca, que la saga nos acompañara durante muchas más páginas. Pero hay que cerrar la historia, y Lee lo consigue de una forma plenamente satisfactoria. El lector siente que la conclusión completa la historia de la trilogía de una manera tan adecuada como sorprendente, donde algunos personajes pagan el precio de sus ambiciones, otros logran librarse por fin de la carga que portan y otros aceptan que su papel es permitir que sean los demás los que lleven al clan a un nuevo futuro. El legado del jade es una huella que ha marcado todas sus vidas, pero donde lo que empezó como un camino de venganza puede al final ser dejado de lado por aquellos que buscan un horizonte diferente para Kekon.
Fonda Lee logra cerrar de forma admirable una trilogía que sobresale por lo refrescante de su ambientación y su propuesta, que logra separarse de las corrientes principales del fantástico actual al ofrecernos un tono y fondo diferente. En una ambientación urbana moderna nos introduce en un thriller donde la familia y el honor lo son todo, dando vida real a una sociedad de raíces violentas donde los guerreros Huesos verdes son los elegidos para canalizar un salvajismo institucionalizado, en un estado nación construido sobre clanes familiares que buscan proteger a los que le son fieles y asegurar la pervivencia de las tradiciones más ancestrales. La magia es un acompañamiento sutil y efectivo para este seductor mundo y sus fascinantes personajes, que son el motor principal del drama y la tensión narrativa, y donde logra hacernos cómplices de personas que buscan el bien para los suyos pero son capaces de los actos más terribles. Y es que al final, la sangre lo es todo y la familia siempre será el refugio para los Kaul que cargados de reproches, errores, orgullo, engaños, dolor o muerte solo quieren preservar su legado en su deslumbrante y fiera ciudad de jade.
“Sentía un dolor en el pecho, pero también alivio y amor. Amor por la vida que latía en su corazón y sus venas, por los que le eran queridos: los que se habían ido y los que quedaban, y también amor por su ciudad, por Yanlún, un lugar tan feroz y sincero, tan caótico, orgulloso y resistente como sus guerreros huesos verdes”.
VALORACIÓN
FICHA
Legado de jade (Trilogía de los Huesos verdes, 3)
Fonda Lee
Editorial Insólita
Traducción de Antonio Rivas
Tapa blanda con solapas, 792 páginas
25,95 euros
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