viernes, 8 de noviembre de 2024

Reseña: Cementerio de barcos, de Paolo Bacigalupi

SINOPSIS: En la costa de lo que una vez fue el golfo de México, la gente sobrevive desguazando antiguos petroleros y buques mercantes, y malvendiendo lo que encuentra a las grandes empresas. Nailer y sus compañeros, la «cuadrilla ligera», afrontan el trabajo más arriesgado: meterse en las entrañas de los barcos a rebuscar. Es una profesión dura en un mundo duro, en el que nadie cuida de nadie y gana el más rápido.
Sin embargo, la suerte sonríe a Nailer el día que descubre un hermoso velero encallado en las rocas. Con lo que saque del naufragio, podría abandonar la playa. Pero dentro también hay una prisionera: si la mata, será rico; si la ayuda a regresar con los suyos... empezará la aventura.


RESEÑA: La distopía es una poderosa arma literaria cargada de advertencia que nos acerca a esas realidades que se van filtrando poco a poco, casi sin percibirlo, en nuestro día a día. Muchas veces, se hacen casi indistinguibles de nuestro futuro más oscuro lo que hace su recorrido sumamente alarmante pero también sirve para que estemos más atentos ante amenazas a las que no prestamos atención.
La trilogía juvenil Ship Breaker es una muestra de una ambientación distópica en la que no nos cuesta entrar porque tenemos casi los dos pies en ella. Paolo Bacigalupi escribió esta saga entre 2010 y 2017, con tres novelas que comparten ambientación e incluso personajes pero donde cada entrega funciona de forma independiente. Ahora la editorial Minotauro la recupera en español para publicarla por fin completa, como os contaba por aquí.
La primera entrega lleva por título Cementerio de barcos, donde precisamente nos mete en un mundo convertido en un gigantesco desguace donde los más desgraciados tratan de sobrevivir. Entre ellos se encuentra Nailer, un chico de apenas 15 años que forma parte de la brigada ligera, un grupo de chatarreros que salen adelante rapiñando los restos de los gigantescos buques oxidados que pueblan las costas del golfo de México.
“¿Acaso crees que me costará encontrar a otro centenar de infelices que quieran ocupar tu lugar? Ahí abajo hay chicos que me dejarían sacarles un ojo a cambio de trabajar en alguno de los pecios”.
Entre suciedad, óxido, petróleo, humo, sudor, hambre y miseria, estos grupos tienen que cumplir con determinadas cuotas de trabajo si quieren recibir dinero y alimentos. Además, la costa del golfo es azotada de forma regular por megatormentas que llegan acompañadas de vientos mortales y causan gigantescas inundaciones. Un panorama desolador en el que todos estos desheredados tratan de seguir adelante, acostumbrados a ser el último escalón de una sociedad que se aprovecha de su mano de obra barata.
Como si dura vida diaria de Nailer no fuera suficiente además tiene que convivir con un padre despótico y brutal, que lo maltrata físicamente y que disfruta de su salvaje comportamiento. Richard López es un hombre aterrador, al que su drogadicción y alcoholismo hace todavía más monstruoso, que solo le preocupa conseguir el suficiente dinero para mantenerse colocado. Así la existencia de Nailer solo se mantiene en pie con el sueño del chico de tener un golpe de suerte que lo saque de las desoladoras playas de Bright Sands.
La vida del chico de la brigada ligera dará un giro cuando se tope con los restos de un lucrativo naufragio, que podría ser el golpe de suerte que lo ayude a encontrar un futuro mejor. Pero esto también pondrá a prueba todas sus convicciones y su propia personalidad, además de ponerlo en conflicto con el resto de habitantes de su empobrecida playa siempre dispuestos a arriesgar la vida por un poco de riqueza.
Tenemos así una aventura donde un chico lucha por poder escapar de su duro mundo y del miedo a su brutal padre, moviéndose entre la desconfianza ante sus posibles nuevos aliados y compañeros en su peligrosa peripecia. La amenaza de otros saqueadores así como de un naturaleza desbocada y contaminada los pondrán constantemente en riesgo, en una trama que a pesar de llevar la etiqueta de 'juvenil' no es nada naíf ni cándida.
“Una oportunidad como esta solo se presenta una vez en la vida, Nailer. O actuamos con inteligencia o estaremos jodidos de por vida. A mi tampoco me gusta. No es nada personal. Es ella o nosotros”.
La historia transcurre en un mundo que enfrenta las consecuencias de la industrialización desmedida, donde los recursos son cada vez más escasos y las desigualdades más grandes. Sin darnos mucha información al respecto, Bacigalupi nos va presentando esta realidad que no nos resulta muy lejana, mostrándonos de forma natural las consecuencias del desastre antes nuestros propios ojos. Grandes urbes como Orleans II o Misisipi Metropolitana conviven ahora con un clima extremo, causante de grandes inundaciones o terribles tormentas que ponen en riesgo la vida de miles de personas. El resto, los que no perecen por culpa de la naturaleza o de sus peligrosos trabajos, les toca convivir con un ambiente contaminado, lleno de restos de la actividad industrial o de la basura del capitalismo.
Sin mención al Estado o los poderes públicos, nos topamos con una realidad dominada por los poderes económicos monopolísticos. Los pobres son la mano de obra barata de las grandes corporaciones empresariales, poderosos conglomerados que se benefician de explotar a los desfavorecidos que viven en la miseria más terrible. Los grandes ricos, los “ricachones” poderosos, nadan en una abundancia obscena que las “ratas de playa” condenadas a la pobreza y el ambiente contaminado apenas pueden imaginar.
“Eso es lo que dice el cerdo en la pocilga cuando ve que al que sacrifican para la cena es a su hermano. Sigues estando en la pocilga y en algún momento llegará tu turno”.
Todos estos elementos conforman el desolador telón de fondo de la trama de Cementerio de barcos. El inicio de una saga publicada como lectura juvenil pero que no aparta la mirada ni disfraza los elementos más brutales y sucios de esta despiadada realidad. La novela de Bacigalupi es de esas lecturas que puede funcionar perfectamente tanto para un público joven, que quiera acercarse por primera vez a una ficción distópica oscura, como para un lector ya adulto. Iremos escapando de las garras de diversos enemigos, tanto humanos como naturales, en una lucha constante por lograr conseguir no dejarse hundir en un mundo que no perdona. Además, con mucho sabor a la literatura del siglo XIX tenemos un tramo final con un tono más propio de una novela de aventuras marineras al más puro estilo Joseph Conrad o Emilio Salgari, pero en un mundo de grandes navíos ultra-tecnificados y con una geografía azotada por el desastre climático.
Paolo Bacigalupi nos presenta un entorno trágicamente cercano y palpable, un mundo de contaminación y desigualdad brutal, con un tono que permite tanto perderse en sus aventuras como reflexionar sobre el rumbo de nuestro futuro. Y el que se quede con ganas de más ya puede disfrutar en español de Ciudades sumergidas y Máquina de guerra, las otras dos entregas de este universo que por fin se traducen a nuestro idioma gracias a Minotauro.
“Joder, al final resulta que los ricachones y las ratas de la herrumbre son igualitos. Todo el mundo está preparado para mancharse un poco las manos de sangre”.

VALORACIÓN


FICHA
Cementerio de barcos (Ship Breaker, 1)
Paolo Bacigalupi
Minotauro
Traducción de Ariadna Cruz González
Tapa blanda con solapas, 304 páginas
18,95 euros 


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