El pasado mes de febrero la editorial británica Orbit ponía a la venta Kings of the Wyld, novela con la que ha debutado en el escabroso mundo de la fantasía épica el escritor Nicholas Eames. Este autor canadiense originario de Ontario inicia con esta novela una trilogía titulada The Band (La Banda), con dos continuaciones por llegar que todavía no tienen título. Kings of the Wyld nos pone en la piel de un puñado de veteranos mercenarios, retirados hace ya mucho tiempo, que ahora tendrán que volver a la lucha para salvar a la hija de uno de sus miembros, lo que les obligará a reunir de nuevo a la antaño célebre banda mercenaria conocida como la Saga.
A pesar de ser la novela debut de un autor completamente desconocido la obra se está ganando las buenas críticas de los lectores angloparlantes, como podemos comprobar solo con leer las elogiosas reseñas que se encuentran en Goodreads (donde actualmente tiene una media de 4,48 sobre 5) o en Amazon (con un 85% de reseñas que le otorgan las 5 estrellas). Esperemos que esta buena reacción de los lectores atraiga la atención de alguna editorial española, porque a pesar de que Kings of the Wyld forma parte de una trilogía recién iniciada, cada una de estas novelas de Nicholas Eames está pensada para leerse de forma independiente.
Kings of the Wyld se publicó el pasado febrero en formato rústica, tiene 544 páginas y está disponible al precio de 14,99 dólares. La portada de la edición de Orbit corre a cargo del ilustrador británico Richard Anderson, que vuelve a dejarnos una magnífica cubierta.
SINOPSIS
Clay Cooper fue una vez miembro de la Saga, la banda de mercenarios más renombrada del mundo, pero desde entonces se ha retirado para vivir en paz con su esposa y su joven hija... hasta la noche en que su viejo compañero de banda Gabriel aparece en su puerta, desesperadamente necesitado de ayuda. La hija de Gabe, Rose, está atrapada en una ciudad al otro lado del mundo de distancia, sitiada por una hueste de monstruos conocidos como la Horda de Heartwyld.
A regañadientes Clay se compromete a ayudarle, y juntos se ponen a reunir a los dispares miembros de su vieja banda: Moog, un olvidadizo mago; Matrick, un rey cornudo mantenido prisionero por su propia esposa; y Ganelon, un mortal guerrero que ha pasado las décadas desde que la Saga se disolvió atrapado en piedra.
Reunidos, viajarán a través del vasto bosque infestado de monstruos llamado Heartwyld, enfrentándose durante el camino con caníbales salvajes, dioses vengativos y un implacable cazador de recompensas llamado Larkspur. Sin embargo, la Horda que los aguarda en Castia es la mayor amenaza de todas, y para superarla la Saga debe convencer a sus camaradas envejecidos y a toda una generación de jóvenes inquietos de arriesgarlo todo en pos de la moneda más valorada por un mercenario: la gloria eterna.
Es hora de reunir a la banda.
La edición original de Kings of the Wyld incluye un gran mapa del mundo donde transcurre la acción, realizado por el artista Tim Paul y que podéis ver bajo estas lineas. En el podéis reconocer algunos de los elementos que tienen importancia clave en la trama de la obra, como el gigantesco bosque de Heartwyld o la ciudad de Castia, la asediada villa objetivo de esta banda de veteranos mercenarios.
En la página web de Nicholas Eames también podéis acceder a una 'track-list' realizada por el propio autor canadiense en la que recopila una serie de temas musicales que escuchar durante la lectura de Kings of the Wyld. Como no podía ser de otra manera para una novela de fantasía brutal protagonizada por despiadados mercenarios nos encontramos una selección de temazos de bandas como The Who, Lynyrd Skynyrd, The Rolling Stones, Led Zeppelin, AC-DC o grandes de la música como David Bowie, Jimi Hendrix y Janis Joplin. Podéis ver la 'banda sonora' completa de la novela en este enlace.
Leída, y flojísima. Me esperaba un pastiche grimdark y es incluso peor. Lástima, pintaba bien.
ResponderEliminarBuu, que bajón. Lo tenía apuntado el primero en una lista de próximas lecturas, ¿no lo recomiendas entonces? :O
EliminarNop.
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