Yarvi se levantó, pasó al lado de su tío y alzó su filo prestado, tragándose el miedo para rugir al viento, tan fuerte como pudo.
-¡Yo, Yarvi, hijo de Uthrik y Laithlin, rey de Gettlandia, pronuncio un juramento! ¡Pronuncio un juramento-sol y un juramento-luna! Lo juro ante Aquella Que Juzga, ante Aquel Que Recuerda y ante Aquella Que Tensa El Nudo. A mi hermano, mi padre y mis antepasados aquí enterrados pongo por testigos. A Aquel Que Observa y Aquella Que Escribe pongo por testigos. A todos vosotros os pongo por testigos. Y que mi palabra se torne cadena que me ate y anhelo que me empuje. ¡Me vengaré de los asesinos de mi padre y mi hermano! ¡Lo juro!
Los guerreros reunidos golpearon sus cascos con las lengüetas de sus hachas, sus escudos pintados con los puños y el Padre Tierra con sus botas para expresar una sombría aprobación.
El tío de Yarvi arrugó la frente.
-Es un juramento pesado, mi rey.
-Seré medio hombre -dijo Yarvi al tiempo que trataba de devolver la espada a su vaina forrada de piel de oveja-, pero puedo hacer un juramento entero.
Medio Rey, de Joe Abercrombie.
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