SINOPSIS: En 2030, un arqueólogo llega al Círculo Polar Ártico para continuar el trabajo de su recién fallecida hija. Allí, los investigadores están estudiando secretos que ha desenterrado el permafrost derretido; entre ellos, los restos perfectamente conservados de una niña que parece haber muerto de un virus antiguo... Una vez desatada, la peste ártica se extenderá por el mundo y cambiará la vida en la tierra para las generaciones venideras, por lo que la humanidad se verá obligada a idear formas innovadoras de afrontar la tragedia. En un parque temático diseñado para niños con enfermedades terminales, un cínico empleado se enamora de una madre desesperada por aferrarse a su hijo infectado. Un científico desconsolado encuentra una segunda oportunidad de paternidad cuando uno de sus sujetos de ensayos médicos, un cerdo, desarrolla la capacidad del habla. Una pintora viuda y su nieta adolescente se embarcan en la búsqueda cósmica de un nuevo planeta natal... Desde rascacielos funerarios hasta hoteles para muertos, Sequoia Nagamatsu alterna unos escenarios fascinantes con una galería de personajes que se entrelazan a lo largo de los siglos mientras la humanidad lucha por reconstruirse tras una pandemia.
RESEÑA: Hace ya más de cinco años que el mundo se vio arrastrado por lo inconcebible: una gran pandemia que nos dejó a todos paralizados por el miedo, la incertidumbre y la muerte. No cabe duda de que la Covid-19 ha dejado una huella importante en nuestra sociedad global, aunque a veces políticos, generadores de opinión y líderes de chichinabo quieran olvidarse de todo lo que deberíamos haber aprendido. Pero para combatir este olvido siempre nos quedará el refugio de la literatura, que es capaz de alimentarse de la más dura y punzante realidad para hacernos reflexionar y rememorar lo que nunca debería borrarse de nuestra memoria colectiva.
Es el caso de la novela que tenemos entre manos hoy. Sin ser un calco de lo que pasamos todos, está claro que Al final de la oscuridad es una lectura que va a hacernos revivir momentos y sensaciones que hemos pasado en nuestras existencias recientes. Porque el debut novelístico de Sequoia Nagamatsu nos propone un viaje a un mundo no muy lejano (la obra arranca en el año 2030) donde de forma inesperada una imparable enfermedad se extiende por toda la Tierra, sembrando las sociedades modernas de muerte, dolor, incomprensión, miedo y sufrimiento.
“Veo a un vagabundo con un trozo de cartón en el que nos avisa de que el fin del mundo está cerca y pienso en que ojalá alguien le hubiese escuchado hace tiempo”.
Si algo se puede apuntar de Al final de la oscuridad es que es una de esas lecturas desgarradoras que hacen que uno se rompa varias veces a lo largo de sus páginas. Las razones son variadas. Principalmente, diría que por lo emocional y cercano de sus historias, que es imposible que no toquen el corazón de cualquiera que haya sentido la pérdida de un ser querido. Y el segundo, el trasfondo de la novela, que al girar en torno a una gran pandemia mundial rápidamente nos conecta con lo que todos hemos vivido con la mencionada Covid-19. Nagamatsu utiliza como combustible ese momento que nos congeló a todos entre la incredulidad, el desconcierto y el miedo, pero con el respaldo de la ficción especulativa al autor lo desarrolla hasta límites extremos que rayan lo terriblemente incompresible o turbador.
Nagamatsu nos propone un viaje a las existencias de diversos personajes alrededor del mundo, en una historia que arranca en un futuro no muy lejano y que se irá desarrollando a lo largo de años, décadas e incluso siglos futuros. Todo ello girando en torno a la terrible "pandemia del Ártico" que se desata sobre la Tierra, sembrando todos los países de muertos y tragedia, mostrándonos la profunda huella emocional, cultural y económica de esta enfermedad en las sociedades, los entornos familiares o las personas individuales que conocemos en su larga y multifocal trama.
Y es que cabe señalar que aunque la obra de Nagamatsu llega con la etiqueta de novela, en realidad me ha parecido más bien un volumen antológico de relatos que tienen un ligero hilo conductor. Es cierto que hay un eje central que conecta todo su desarrollo, esa gran pandemia de origen desconocido, pero cada capítulo de la obra podría funcionar a la perfección como pequeña pieza independiente. Veremos personajes que van apareciendo en varios de ellos, o historias que conocemos en un punto y volvemos a recuperar más adelante. Pero, en conjunto, son piezas que nos proponen distintas ambientaciones y pequeñas historias autocontenidas, que con construyendo un mosaico mayor que nos ofrece un complejo, rico y emocional análisis de los comportamientos humanos.
“Las pandemias no son tan horribles: es un reinicio difícil, una limpieza, una oportunidad para hacer bien las cosas. Pero la gente nunca escucha”.
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| El autor. |
Porque todo ello nos es narrado con una carga profundamente trágica y dolorosa, ya que el tema principal es como nos enfrentamos los seres humanos a la muerte. Es una temática que nos llega muy hondo, de la que nadie puede mostrarse indiferente y que hace que cada historia sea un impacto emocional penetrante. Cuando nos topamos con una enfermedad como la pandemia del Ártico, que se ceba principalmente en los más pequeños, la potencia narrativa del dolor, la incomprensión y la desesperación nos apuñala hondo. Sobre todo porque Nagamatsu lo hace con una gran cercanía a sus personajes, que son tan humanos que es difícil no identificarse con sus tragedias personales, con sus miedos, sus anhelos o su dolor emocional. Así que tenemos entre manos una obra que deja una marca dolorosa en el alma del lector pero que también logra que mantengamos un rayo de esperanza y que, entre lágrimas, se nos dibuje una pequeña sonrisa en los labios.
“Y recordad que la risa es un momento de alivio en el que desaparecen el dolor y la memoria. Somos más fuertes cuando nos reímos. Estamos curando el mundo cuando lo hacemos.”
Nagamatsu nos habla de la reconciliación (con nosotros mismos o con los demás), de segundas oportunidades y de volver a empezar. Como apunta cierto protagonista en un momento de la trama, la pandemia se presenta, para sus personajes o la humanidad en conjunto, como “un reinicio difícil, […] una oportunidad para hacer bien las cosas”. Lástima que no siempre estemos preparados para ello, y a veces acabemos encerrados en nosotros mismos, apartados de los que nos rodean. Al final de la oscuridad se ofrece así como una llamada de atención hacia nuestra empatía, y que nos recuerda lo frágil y volátil que puede ser nuestra existencia por lo que conviene no olvidar nuestros lazos emocionales y familiares.
Lo iremos viendo en una escala que va desde lo micro, lo más íntimo, hasta lo macro, a un nivel global. A lo largo del libro seremos testigos de como la pandemia del Ártico cambia las vidas, tanto individuales como de las sociedades en su conjunto, como fuerza a adaptarse a una nueva realidad que dejará una huella profunda en todos los personajes que conozcamos. Sus vidas cambiarán radicalmente, y aunque tengan que atravesar el fuego del dolor y la pérdida, al hacerlo podrán resurgir renovados para descubrir una nueva forma de ver la vida y los que los rodena.
Nagamatsu es capaz de moverse entre la ciencia ficción más al uso (en las páginas de este libro hay lugar para los viajes espaciales a la velocidad de la luz, la existencia de posibles extraterrestres o los agujeros de gusano) y la ficción especulativa con un toque que raya lo surrealista (con parques de atracciones para niños moribundos, los hoteles para fallecidos o la existencia de animales con consciencia humana). Cada historia que presenta el escritor norteamericano es capaz de despertar la sorpresa, el interés, la carcajada, el desconcierto o el horror, mirando con suma atención como este mundo no muy lejano se toca con nuestra propia realidad cercana. Y es que Al final de la oscuridad también logra un toque muy a lo J. G. Ballard en su propuesta, con historias que tienen un sabor a cotidianeidad diaria muy próxima que casi sin previo aviso se lanzan de cabeza hacia la extrañeza más desconcertante o aberrante.
En definitiva, y como lo define cierto personaje, nos encontramos con “un libro de arrepentimientos y despedidas”, donde sus protagonistas tienen que hacer frente a la muerte y el miedo. Al final de la oscuridad es una obra cargada de tragedia y dolor, que desgarra por lo cercano de sus penas, donde no se disfraza la faceta más aciaga de las vidas humanas, pero que guarda un hermoso y lúcido optimismo en su corazón.
“No paraba de decir que lo que nos salvaría sería el pasado que desconocemos. Era científica, pero soñaba como un poeta o un filósofo”.
Y si no me atrevo a darle el sobresaliente es porque al terminar la novela me deja la sensación de que ciertas piezas de su estructura flojean un poco (sobre todo en el tramo final), pero en conjunto la obra debut de Nagamatsu es sin duda una propuesta narrativa notable, que emociona al tiempo que nos hace reflexionar. Sus historias con toque trágico, dolorosas pero optimistas y hermosas, ofrecen una diversa galería de ambientaciones, personajes y emociones que harán que el lector se sienta atrapado en cada uno de sus capítulos. Y os aseguro que más de una lagrimilla se os caerá de los ojos ante el dolor desnudado de sus personajes, hombres y mujeres que tratan de enfrentar la pérdida y seguir adelante en un mundo marcado por la muerte. Porque aunque es una lectura dolorosa en muchos aspectos, tiene la suficiente dosis de esperanza como para hacernos mirar la realidad diaria con una mirada más empática. Algo que, en los días que corren, no es poca recompensa.
“Despedirse forma parte de la vida cotidiana de este sitio. No quiero decir que sea reconfortante. Pero es algo, al menos”.
VALORACIÓN
FICHA
Al final de la oscuridad
Sequoia Nagamatsu
Nocturna ediciones
Traducción de Ainize Salaberri
Tapa blanda con solapas
352 páginas
18,95 euros
También en ebook
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