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La conflagración mágica de Pale, ilustración de Michael Komarck |
No cabe duda de que Malaz es un universo tan rico como complejo. Y, si estás leyendo esto, con toda probabilidad lo has comprobado en tus propias carnes. Infinidad de personajes, tramas que se complican y se enredan, haciendo casi imposible dilucidar hacia dónde van a dirigirse (incluso para los propios personajes que las protagonizan), innumerables razas, cada una con sus intereses y objetivos, facciones, dioses, dioses ancestrales, dioses llegados de otros planetas…
No obstante, entre toda esta miscelánea caótica que atrapa a muchos lectores y consume a otros tantos, hay un elemento que confunde por encima de todos los demás. Un aspecto del universo que parece inaprensible y que los propios Steve Erikson e Ian C. Esslemont han declarado públicamente que nunca van a aclarar del todo. En casi todos sus libros hay alguna pincelada, una pista o un hilo del que tirar y que nos permiten, en su conjunto, atisbar partes de un puzle que sabemos que nunca estará completo. Estoy hablando, como no podía ser de otra manera, de las Sendas y las Fortalezas. De la Baraja de Dragones y las Losas.
De la magia en el universo de Malaz, en definitiva.
Lo que viene a continuación tiene, evidentemente, spoilers de Malaz el Libro de los Caídos. También tiene revelaciones de la trilogía de Kharkanas, pero no de la trama, sino de aspectos del universo, del worldbuilding, que se desvelan en Forge of Darkness y Fall of Light.