SINOPSIS: Precisamente en una carta al autor de «En las montañas de la locura»,
Robert E. Howard se definió a sí mismo de la siguiente forma: “No soy
erudito ni sofisticado. Prefiero el jazz a la música clásica, el musical
cómico a la tragedia griega, un Conan Doyle a un Balzac, los versos de
Bob Service a la escritura de Santayana, un buen combate a una obra de
arte”. Fue también el de Providence quien le puso a Howard el apelativo
de Bob Two-Gun (dos pistolas Bob), y no es casualidad que la prosa del
que fuera uno de los padres de la espada y brujería, así como uno de sus
máximos exponentes, inventor de muchos de los modelos que aún imperan
en el género, posea la fibra y la reciedumbre que caracterizaban a la
persona. La explosiva carrera de Howard está vinculada al «pulp», y
especialmente a la cabecera «Weird Tales», en la que vieron la luz
creaciones tan fascinantes como Solomon Kane, Kull, Bran Mak Morn o el
celebérrimo Conan, su personaje más inmortal. Y aunque truncada en su
desarrollo por el suicidio en 1936, lo que nos priva de conocer las
cotas que habría llegado a alcanzar, su escritura posee cualidades
únicas y apasionantes, que el tiempo y una incombustible legión de
seguidores se están encargando de reivindicar.
RESEÑA: Hace unas semanas, concretamente el pasado 22 de enero, se cumplía el 110 aniversario del nacimiento de Robert E. Howard. Es sin duda una buena prueba de su gran habilidad como narrador fantástico que muchos de sus personajes sigan tan frescos y vivos como cuando vieron la luz en las primeras décadas del siglo pasado. Al menos esa es la impresión que me queda tras disfrutar como un niño con la antología que Cátedra le ha dedicado a uno de sus personajes más icónicos, el bárbaro cimerio Conan. En La reina de la Costa Negra y otros relatos se recogen cinco de las historias (las mejores, en opinión del traductor y editor Javier Fernández, y es dificil discutirselo tras leerlas) que nos llevan a diversos momentos de la vida de Conan pero todas ellas repletas de grandes dosis de acción, sangre, entretenimiento y originalidad. Porque para comprender el impacto que las aventuras del cimerio tuvieron
en la literatura fantástica basta señalar que se convirtió en la base
del género de espada y brujería.
La selección de Cátedra, con la interesante introducción de costumbre de la serie Letra Populares, nos permite adentrarnos en la mítica Era Hiboria ideada por el escritor tejano como remedo de la historia occidental, con decenas de reinos y pueblos con los que el siempre errante Conan cruza su camino... y su espada. No cabe duda que Howard tiene una gran habilidad para desarrollar entretenidas aventuras en escenarios asombrosos (ciudades milenarias, ruinas ancestrales, la naturaleza salvaje,... ), con escenas de acción perfectamente construidas y que se devoran a gran velocidad. El otro gran punto fuerte es el mismo Conan, un bárbaro que tiene las ideas muy claras y que se enfrenta a los problemas del mundo con el filo de su espada. Es imposible no empatizar con su tosca rectitud y su seco sentido realista de la vida, al tiempo que más de una vez deja en evidencia la retorcida forma de ver la vida de las sociedades civilizadas.
El fénix en la espada es el relato que abre la antología de una forma acertada. Es el relato con el que debutó Conan en 1932 (a pesar de ser una reelaboración de una historia de Kull, otro de los 'héroes' de Howard), y aunque ya se aprecia la fuerza del personaje es sin duda el más flojo de la antología. Ojo, aún así es un arranque potente que nos sumerge de lleno en la Era Hiboria: en el reino de Aquilonia un grupo de conspiradores se reunen para deponer al rey, nada menos que el bárbaro Conan (que es considerado un violento usurpador).
En La torre del Elefante nos encontramos con un Conan más joven durante su estancia en Zamora, conocida en todo el mundo como la Ciudad de los Ladrones. Después de demostrar su hablidad con la espada en una taberna de mala muerte, el cimerio se lanza al robo de una joya mítica: el Corazón del Elefante. A pesar de que pertenece a un terrible hechicero, nuestro héroe no se amilana y así se topa con otro osado ladrón, Taurus de Nemedia, con el mismo objetivo. Ambos entran en la torre del hechicero Yara... Una entretenida aventura de ladrones con un aire lovecraftiano.
La reina de la Costa Negra nos muestra la faceta de pirata del cimerio, además de tener probablemente el arranque más divertido de la antología. La brutal reacción del desconcertado Conan ante el sistema judicial civilizado resulta de lo más comprensible. Sin embargo el relato destaca porque introduce en la historia a la sanguinaria reina pirata Bêlit, encarnación perfecta de los personajes femeninos de Howard: sensual y peligrosa, una clara muestra de lo que pedían los lectores (la gran mayoría masculinos) de las publicaciones pulp. Pero sin duda lo más disfrutable es la narración del viaje a través de la oscura y opresiva selva hasta llegar a las siniestras ruinas de una abandonada (y maldita) ciudad.
Con Más allá del río Negro Howad prefigura un estilo que parecía haber surgido en los últimos tiempos, como es lo que se ha dado en calificar como 'western fantástico'. En este relato viajamos hasta las Marcas Bosonias, la frontera salvaje que intenta colonizar el reino de Aquilonia, y donde Conan vive como explorador poniendo su espada al servicio de las fuerzas civilizadoras. Cuando ayude a Balthus, un colono, ambos tendrán que sobrevivir a la ofensiva de los salvaje pictos. Una entretenida aventura 'fronteriza' donde Howard pone sobre el tapete uno de sus temas predilectos: el conflicto entre barbarie y civilización (y donde, como comprobará el lector, el siempre se posicionó junto a los primeros).
Cierra la antología Clavos rojos, la última historia de Conan escrita por Howard y un relato que la introducción nos encarga de aclararnos que es profundamente autobiográfico. Aquí el cimerio parte (enamorado a su foma salvaje) tras la bella y peligrosa Valeria, y ambos acabarán en la aislada ciudad Xuchotl. Allí se convertirán en parte importante de un sangriento conflicto que se ha prolongado durante casi un siglo y donde una terrible amenza mágica acecha en las sombras. Una vez más cabe destacar la orignal propuesta de Howard, con el opresivo e insano ambiente de Xucholt como poderoso telón de fondo de las hazañas con la espada de Conan.
La antología de Howard se convierte en una lectura imprescindible para el amante de la buena fantasía, donde descubrirá una serie de relatos donde priman la aventura y el entretenimiento, con mucha sangre y brutalidad. Sus personajes, empezando por Conan, siguen profundamente vivos y dinámicos más de un siglo después de su nacimiento literario y sus aventuras tan disfrutables como cuando se imprimieron por primera vez en Weird Tales. Es imposible no lamentar profundamente que Howard decidiera acabar con su vida con solo 30 años, porque un autor con su creatividad y dedicación podría haber alcanzado en su madurez una producción realmente memorable, pero por suerte para nosotros todavía podemos acompañar al cimerio en la peligrosa y brutal Era Hiboria.
La selección de Cátedra, con la interesante introducción de costumbre de la serie Letra Populares, nos permite adentrarnos en la mítica Era Hiboria ideada por el escritor tejano como remedo de la historia occidental, con decenas de reinos y pueblos con los que el siempre errante Conan cruza su camino... y su espada. No cabe duda que Howard tiene una gran habilidad para desarrollar entretenidas aventuras en escenarios asombrosos (ciudades milenarias, ruinas ancestrales, la naturaleza salvaje,... ), con escenas de acción perfectamente construidas y que se devoran a gran velocidad. El otro gran punto fuerte es el mismo Conan, un bárbaro que tiene las ideas muy claras y que se enfrenta a los problemas del mundo con el filo de su espada. Es imposible no empatizar con su tosca rectitud y su seco sentido realista de la vida, al tiempo que más de una vez deja en evidencia la retorcida forma de ver la vida de las sociedades civilizadas.
El fénix en la espada es el relato que abre la antología de una forma acertada. Es el relato con el que debutó Conan en 1932 (a pesar de ser una reelaboración de una historia de Kull, otro de los 'héroes' de Howard), y aunque ya se aprecia la fuerza del personaje es sin duda el más flojo de la antología. Ojo, aún así es un arranque potente que nos sumerge de lleno en la Era Hiboria: en el reino de Aquilonia un grupo de conspiradores se reunen para deponer al rey, nada menos que el bárbaro Conan (que es considerado un violento usurpador).
En La torre del Elefante nos encontramos con un Conan más joven durante su estancia en Zamora, conocida en todo el mundo como la Ciudad de los Ladrones. Después de demostrar su hablidad con la espada en una taberna de mala muerte, el cimerio se lanza al robo de una joya mítica: el Corazón del Elefante. A pesar de que pertenece a un terrible hechicero, nuestro héroe no se amilana y así se topa con otro osado ladrón, Taurus de Nemedia, con el mismo objetivo. Ambos entran en la torre del hechicero Yara... Una entretenida aventura de ladrones con un aire lovecraftiano.
La reina de la Costa Negra nos muestra la faceta de pirata del cimerio, además de tener probablemente el arranque más divertido de la antología. La brutal reacción del desconcertado Conan ante el sistema judicial civilizado resulta de lo más comprensible. Sin embargo el relato destaca porque introduce en la historia a la sanguinaria reina pirata Bêlit, encarnación perfecta de los personajes femeninos de Howard: sensual y peligrosa, una clara muestra de lo que pedían los lectores (la gran mayoría masculinos) de las publicaciones pulp. Pero sin duda lo más disfrutable es la narración del viaje a través de la oscura y opresiva selva hasta llegar a las siniestras ruinas de una abandonada (y maldita) ciudad.
Con Más allá del río Negro Howad prefigura un estilo que parecía haber surgido en los últimos tiempos, como es lo que se ha dado en calificar como 'western fantástico'. En este relato viajamos hasta las Marcas Bosonias, la frontera salvaje que intenta colonizar el reino de Aquilonia, y donde Conan vive como explorador poniendo su espada al servicio de las fuerzas civilizadoras. Cuando ayude a Balthus, un colono, ambos tendrán que sobrevivir a la ofensiva de los salvaje pictos. Una entretenida aventura 'fronteriza' donde Howard pone sobre el tapete uno de sus temas predilectos: el conflicto entre barbarie y civilización (y donde, como comprobará el lector, el siempre se posicionó junto a los primeros).
Cierra la antología Clavos rojos, la última historia de Conan escrita por Howard y un relato que la introducción nos encarga de aclararnos que es profundamente autobiográfico. Aquí el cimerio parte (enamorado a su foma salvaje) tras la bella y peligrosa Valeria, y ambos acabarán en la aislada ciudad Xuchotl. Allí se convertirán en parte importante de un sangriento conflicto que se ha prolongado durante casi un siglo y donde una terrible amenza mágica acecha en las sombras. Una vez más cabe destacar la orignal propuesta de Howard, con el opresivo e insano ambiente de Xucholt como poderoso telón de fondo de las hazañas con la espada de Conan.
La antología de Howard se convierte en una lectura imprescindible para el amante de la buena fantasía, donde descubrirá una serie de relatos donde priman la aventura y el entretenimiento, con mucha sangre y brutalidad. Sus personajes, empezando por Conan, siguen profundamente vivos y dinámicos más de un siglo después de su nacimiento literario y sus aventuras tan disfrutables como cuando se imprimieron por primera vez en Weird Tales. Es imposible no lamentar profundamente que Howard decidiera acabar con su vida con solo 30 años, porque un autor con su creatividad y dedicación podría haber alcanzado en su madurez una producción realmente memorable, pero por suerte para nosotros todavía podemos acompañar al cimerio en la peligrosa y brutal Era Hiboria.
VALORACIÓN 10/10
FICHA
La reina de la Costa Negra y otros relatos de Conan
Robert E. Howard
Cátedra
Tapa blanda, 376 páginas
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