SINOPSIS: Caos. Furia. Destrucción. El Gran Cambio ha llegado... Algunos dicen que, para cambiar el mundo, primero hay que quemarlo. Esta idea se va a poner a prueba en el crisol de la revolución: los Rompedores y los Quemadores se hacen con el poder y el humo de los disturbios ha sustituido al de las fábricas. Todo ha de someterse a la sabiduría de las multitudes.
El ciudadano Brock ha decidido convertirse en un héroe de la nueva era y la ciudadana Savine tiene que reconducir su talento de la búsqueda del beneficio a la mera supervivencia. Orso va a descubrir que, cuando el mundo está bocabajo, nadie está en peor posición que un rey. Y en el sangriento Norte, Rikke y su frágil Protectorado se están quedando sin aliados... mientras Calder el Negro llama a sus fuerzas y trama venganza. El sol de la Unión ha caído al barro y en la sombra, tras las bambalinas, los hilos del despiadado plan del Tejedor se van trenzando poco a poco...
RESEÑA: Joe Abercrombie se ha convertido en uno de los nombres indispensables de la fantasía actual. Si con su trilogía debut La Primera Ley ya nos dejó bien claro que poseía una voz tan fresca como descarada, cargada de humor negro y salvajismo, con su última trilogía lanzó su despiadado mundo fantástico hacia una modernidad industrial que solo ha servido para desnudar todavía más la brutalidad que se esconde en el corazón humano. Ahora esta Era de la Locura, poblada de fábricas, hollín, ambiciosos y muy malas intenciones, llega a su conclusión con su esperada tercera entrega, un poderoso desenlace donde Abercrombie vuelve a mostrarnos su capacidad para moverse con soltura entre fascinantes personajes de moralidades dudosas y comportamientos desalmados en un mundo brutal.
Si
Un poco de odio (mi reseña) le servía para colocar las nuevas piezas sobre el tablero, mostrándonos como su mundo se movía rápidamente hacia la industrialización y el capitalismo más feroz, y con
El problema de la paz (mi reseña) nos dejaba una genial novela bélica con una impecable trama de ambiciones enfrentadas y lucha por el poder, con
La sabiduría de las multitudes nos ofrece el terrible espectáculo de un mundo dispuesto a devorarse a sí mismo en aras de los ideales, tanto o más peligrosos que cualquier arma. Esta tercera novela es
un grandioso desenlace para sus nuevos personajes donde los arroja sin compasión a los horrores de la revolución: el Gran Cambio que se desata sobre la Unión
transforma la sociedad en una implacable maquinaria, sin atisbo de humanidad, dispuesta a buscar una retorcida justicia social a través de la revancha sanguinaria.
Tras el desenlace de El problema de la paz, donde parecía asegurarse la continuidad del orden político-social existente en la Unión, esta tercera novela trastoca todo a través de la revuelta de los Rompedores y los Quemadores que llegan para instaurar un nuevo orden. Un Gran Cambio empapado en sangre y violencia, que pretende limpiar todo resto del antiguo orden a través de los tribunales de justicia populares, las purgas y las denuncias anónimas, a través de simulacros de juicios y ejecuciones sumarias. Todos ellos elementos escalofriantes que traen a nuestra mente los peores horrores de los populismos y los totalitarismos de todo tipo. Como siempre, Abercrombie nos lo muestra sin que le tiemble el pulso en ningún momento, pero regándolo de un ácido humor negro que desnuda la hipocresía, el cinismo y la crueldad revanchista de los poderosos, los líderes y las masas que los respaldan.
–Son monstruos.
–Casi desearían que lo fueran. Así sería más fácil. Pero solo son personas.
–Son las peores personas que he visto en la vida.
–Pues claro que lo son. A todas las mejores las colgamos. Pues claro que estas son crueles, y codiciosas, y salvajes. Son las lecciones que les enseñamos. Es el ejemplo que les dimos.
En esta despiadada nueva realidad Orso, Savine, Leo, Gunnar o Vick se convierten en meros engranajes de un siniestro sistema donde lo único que importa es sobrevivir a toda costa. Convertidos en víctimas o verdugos por el azar o por elección, Abercrombie nos ofrece a través de sus historias las distintas facetas del horror de este violento cambio social donde nos deja bien claro (para quien todavía tuviera dudas) que todo puede ir siempre a peor. Por supuesto, este sanguinario caos permitirá a los más avispados y ambiciosos labrarse su propia escalera hacia el poder, aunque para ello deberán despojarse de todo rastro de humanidad.
Abercrombie se recrea en mostrarnos los dramas de unos personajes que luchan por encontrar su propio lugar en el mundo, y que podemos dividir en dos tipos diferentes: aquellos que tratan de no volver a repetir sus errores buscando un cambio para mejor, con mayor o menor éxito según el caso; y aquellos que se dejan arrastrar por la ferocidad del mundo que les ha tocado, volviéndose tan despiadados y duros como sea necesario. Al final solo los vivos podrán lamentarse de las elecciones hechas y descubrir, como apunta un personaje en cierto momento clave, que “toda victoria resulta ser solo otra clase de derrota”.
Mientras tanto en el Norte, la victoriosa Rikke todavía tiene que plantar cara al último capaz de desafiarla: Calder el Negro. Ser mujer también juega en contra de la osada joven, que tendrá que demostrar a los siempre belicosos norteños que es los suficientemente temible y dura como para mantenerse en el trono, al tiempo que va midiendo con cautela máxima la verdadera lealtad de sus aliados, tan diferentes como Escalofríos, el Clavo, Isern, Trébol o Corleth.
Sin duda las dos figuras que destacan aquí por encima de todo son la simpar Rikke, convertida por derecho propio en una de las guerreras más fascinantes de todos los singulares norteños creados por el autor inglés, y el inefable Jonas Trébol, quintaesencia del personaje abercrombiano cínico y ventajista dispuesto a todo con tal de seguir respirando. Todos ellos se desenvuelven en una trama quizá más tradicional y mucho más cercana a las que Abercrombie nos ha presentado en novelas anteriores del Círculo del mundo, mezclando alianzas inestables y ejércitos de conflictivos norteños, pero que el británico logra mantener tan fresca como sorprendente jugando hábilmente con la información que nos va ofreciendo y lo que anticipan nuestras expectativas.
“Lo correcto, lo incorrecto… bueno, todo es cuestión de donde estás. Toda elección es buena para algunos, mala para otros. Las dudas y los lamentos son el precio de proyectar sombra. Los únicos que no los tienen son los muertos.”
Ambas tramas principales (en la Unión y en el Norte) acaban confluyendo para el desenlace final de la novela y la trilogía. Una conclusión que demuestra que Abercrombie tenía más que pensados los hilos conductores de las tramas de todos sus personajes, guiados sabiamente hacia un desenlace tan acertado como cargado de ironía y tragedia. Este tercer volumen permite hacer encajar todas las piezas del puzle que Abercrombie nos ha ido presentando a lo largo de la trilogía, logrando que el lector compruebe lo bien engrasada que está la trama global al mismo tiempo que nos sorprende con revelaciones que no vemos venir pero que estaban ahí desde su mismo principio. Todo ello al servicio de una historia de la que es imposible despegarse donde Abercrombie es capaz de humanizar y convertir en héroes trágicos a las figuras más inesperadas, al tiempo que convierte en monstruos repulsivos a aquellos que se atreven a considerarse a si mismos los héroes o víctimas, cuando en realidad son nada más que verdugos.
¿Es esta la novela la despedida definitiva al Círculo del mundo? Como ya nos demostró con la trilogía de La Primera Ley, en el mundo de Abercrombie las cosas cambian para que todo siga igual. El inglés convertía el final de su trilogía original en un nuevo inicio, demostrando que la vida es un círculo plano condenado a repetirse una y otra vez. Viejas rencillas, mismos errores, nuevos personajes. La Era de la Locura no es diferente: las historias de sus personajes llegan a una conclusión (unas más definitivas que otras) pero el mundo que dejan a su alrededor guarda en su interior las semillas de su futura destrucción: está listo para una nueva revancha, una próxima lucha. Y con la ironía y el cinismo de los que siempre ha hecho gala las novelas del autor británico, el cierre que se nos ofrece como puerta de salida en La sabiduría de las multitudes también funciona como una sugestiva puerta de entrada a historias futuras. Solo el tiempo y Abercrombie dirán.
“Ahora el enemigo estaba por todas partes. El enemigo era todo el mundo. El enemigo era uno mismo.”
EN CONCLUSION: La última entrega de la Era de la Locura mantiene viva la frescura de la fantasía oscura de un autor capaz de mostrarnos la cara más feroz y terrible de unos personajes demasiado humanos, obligados a endurecerse para sobrevivir en un mundo brutal. Con el Gran Cambio en marcha La sabiduría de las multitudes nos hunde en los horrores de la revolución y el cambio social violento, con sus protagonistas convertidos (por azar o por elección) en víctimas o verdugos, atrapados en los engranajes de una maquinaria implacable dispuesta a purgar y vengar todo rastro del antiguo orden. Abercrombie logra que empaticemos con los dramas, vergüenzas, errores y tragedias de sus personajes en una fantasía directa, dura y cargada de humor negro que sigue apostando por la épica antiheroica, una desmitificación contundente de la gloria y el belicismo, al tiempo que desnuda ante nuestros ojos nuevos horrores como la industrialización, el capitalismo o los populismos revolucionarios. Un gran desenlace para una trilogía que funciona como una perfecta maquinaría de relojería, que hace encajar todas las piezas para ofrecernos una efectiva, sorprendente y poderosa conclusión a las tramas de todos sus personajes principales, convirtiendo sus despedidas en trágicas, irónicas o terribles, pero siempre cargadas de sentido y sentimiento.
FICHA
La sabiduría de las multitudes (La Era de la Locura, 3)
Joe Abercombie
Runas
Traducción de Manu Viciano
Tapa dura con sobrecubierta, 744 páginas