SINOPSIS: Una ucronía llena de suspense, universos alternativos y giros inesperados que reflexiona sobre la realidad del pueblo judío
Lior Tirosh es un escritor de ciencia ficción pulp que regresa a su hogar en Ararat, África, tras una larga ausencia. Pero Palestina, un estado judío fundado a principios del siglo XX, se enfrenta a sus horas más bajas. Asolada por ataques terroristas y presa de una violencia cada vez mayor, construye un polémico muro que la separa de la vecina Uganda.
La muerte de un viejo conocido y la desaparición de su sobrina enredan a Tirosh en una intrincada trama detectivesca cada vez más confusa en la que comienzan a fundirse su propio pasado, el presente y diversas realidades que parecen no encajar en ninguna parte.
Lavie Tidhar compone una obra inclasificable, que se mueve entre el noir detectivesco y las novelas de universos paralelos, mientras analiza sin concesiones la problemática del pueblo judío.
Nominado al Premio Locus y al John W. Campbell como mejor novela de ciencia ficción.
RESEÑA: Desde hace algún tiempo se han hecho más que habituales para el público de masas las historias de realidades alternativas o mundos paralelos (ahí tenemos el éxito de películas como la última entrega de Doctor Strange o la multi-nominación a los Oscars de Todo a la vez en todas partes), pero la ficción fantástica lleva décadas explorando esta fascinante posibilidad como material de distinto tipo de historias. Uno de los ejemplos más reciente nos lo trae la editorial Duermevela que acaba de publicar en español Tierra profana, donde el premiado Lavie Tidhar vuelve a indagar en las realidades alternativas para hablarnos de la aparente inevitabilidad de la historia (esa que se escribe con mayúsculas). Lo hace con una novela que se mueve entre varios registros diferentes, desde la historia policíaca con tintes ‘noir’ al juego metaliterario con el mismo lector ofreciéndole pistas contradictorias sobre lo que cree tener entre manos.
Tierra profana nos presenta a Lior Tirosh, un escritor pulp de modesto éxito y poca calidad literaria que se ve obligado a regresar a su Palestina natal para acompañar a su padre, que agoniza en su lecho de muerte. Una Palestina que muy pronto veremos que tiene poca relación con la que conocemos, ya que en la novela de Tidhar se encuentra en tierras de la actual Kenia, en el corazón de África, donde los judíos pudieron crear su propio estado desde principios del siglo XX.
“Toda la historia no es más que un montón de mentiras que nos contamos a nosotros mismos, un relato. La tierra siempre está allí, indiferente a nuestro sufrimiento, a nuestras guerras, a los nombres que les ponemos”
Lavie Tidhar nos presenta así un estado judío que nos resulta reconocible (ocupando una tierra que ya tenía habitantes anteriores, y que tratan de oponerse a que le roben lo que fue suyo durante generaciones) pero al mismo tiempo con un sabor intenso y original (nos movemos en una tierra selvática y tropical, pero con sus pujantes urbes y su sociedad multicultural, llena de sus propios conflictos). Esta es la ambientación que usa Tidhar para una historia con un ligero tinte a novela negra o de detectives, donde el mediocre escritor Tirosh es empujado a convertirse en uno de sus propios personajes, embutiéndose a la fuerza el traje de investigador que trata de descubrir que ha sido de su desaparecida sobrina.
Sus pasos acabarán cruzándose con distintas y enigmáticas figuras, que parecen muy interesadas en todo lo que hace el escritor. Uno de ellos es el agente especial Bloom, un miembro destacado de la seguridad de Palestina decidido a que la llegada de Tirosh no haga volar por los aires la estabilidad del estado judío en el que vive, un refugio seguro en un mundo que no ha tenido que hacer frente al terrible Holocausto. La otra figura que persigue a nuestro protagonista es la misteriosa Nur, de la Agencia Fronteriza y cuyos intereses también giran en torno a la protección de su propia realidad… que no es la misma de las de los anteriores.
Y es que lo que en Tierra profana parece iniciarse como una mera ucronía nos acaba lanzando de cabeza a un relato de realidades alternativas, mundos con historias muy diferentes cuyas fronteras se están desmoronando, volviendo porosas y confundiéndose unas con otras. Hasta los mismos personajes cruzan casi sin darse cuenta de unas a otras, haciendo que sus propias mentes se confundan y reconstruyan sus propias identidades para integrarse. Como si cada personaje acabara infectado del mundo al que salta, la única manera de que la continuidad de su realidad no acabe saltando por los aires.
Para acentuar la diferenciación entre las distintas realidades o de los escenarios paralelos Tidhar se mueve entre diversos enfoques a lo largo de su narración, según sea el personaje que protagonice el capítulo concreto, con puntos de vista que van de la primera persona, a la segunda y la tercera. Así va construyendo su particular juego policíaco, su puzle donde las distintas realidades colisionan y se entrelazan, donde los personajes parecen perder por momentos su propia identidad al confundirse con otras posibilidades.
“Era mi trabajo evitar deslices o, si no era posible, contenerlos. Las fronteras entre mundos son porosas.”
Y es que, sin duda, lo más potente de Tierra profana sea la forma en que Tidhar distorsiona nuestro propio mundo para ofrecernos diferentes reflejos, una multitud de posibilidades que podrían haber sido reales si el rumbo de la historia hubiera tomado una dirección ligeramente diferente. Y aún así, todas y cada una de estas realidades mantienen elementos que parecen inalterables, donde el conflicto y el choque entre sus distintos grupos sociales se repiten de forma terriblemente dolorosa y cruel. Con su novela Tidhar parece querer dejarnos claro que la humanidad está condenada a repetir sus mismos errores, mostrándonos que opresores y oprimidos se reparten unos roles que pueden cambiar pero que hacen que el sufrimiento, la injusticia y el dolor sigan dejando notar su eco de forma ineludible.
Una novela que mantiene siempre al lector enganchado a su misterio y a su juego entre realidades, aunque la misma trama policíaca sea apenas un ligero barniz sobre el mucho más potente y llamativo entramado de universos alternativos que colisionan. Una trama que se va acelerando conforme se acerca a su desenlace y que nos ofrece un final que peca quizá de atropellado o demasiado brusco, pero donde el autor resuelve todos los enigmas que ha ido construyendo.
La cuidada edición de Duermevela nos permite disfrutar la novela en español con la segura traducción de Alexander Páez, acompañadas de una introducción exclusiva de Silvia Moreno García (Gótico) y un esclarecedor posfacio de Nieves Mories (La chica descalza en la colina de los arándanos).
“Se suponía que íbamos a tener un hogar, en algún lugar a salvo de la opresión. No que nos convertiríamos en los opresores.”
EN CONCLUSIÓN
Lavie Tidhar pone sobre la mesa en su Tierra profana los elementos habituales de las realidades alternativas para mostrarnos un misterioso juego de reflejos que envuelve una trama de novela negra. Un escritor mediocre y dos agentes especiales al servicio de organismos secretos se convierten en los tres pivotes de una historia de universos paralelos que chocan, donde Tidhar desarrolla una fascinante propuesta que le permite indagar en la aparente inevitabilidad de la historia, sobre los conflicto político-sociales y sobre la brutal relación entre opresores y oprimidos. Una obra recomendable para los que disfrutan de las imaginativas posibilidades de las realidades paralelas, mezcladas con un enigma contado con tintes de novela negra y pulp.
VALORACION
FICHA
Tierra profana
Lavie Tidhar
Duermevela ediciones
Traducción de Alexander Páez
Tapa blanda con solapas, 318 páginas
19,95 euros (en ebook por 7,99 euros)
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Gracias por esta reseña porque no estaba convencida con la historia por el tema de Palestina, pero me alegra saber que trata bien el tema y que ni siquiera es la actual! También que se mezcle noir y pulp, qué puntazo!
ResponderEliminarGracias por pasarte Esther ;) Pues si, me ha resultado muy original, y además Lidhar lo hace sin ofrecer una visión partidista que creo que ayuda a reflexionar sobre el conflicto.
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