Páginas

jueves, 29 de mayo de 2025

Dejando atrás lo medieval en la fantasía (II)

La fantasía épica nos ha ido acostumbrando a que el género deba trasladarnos a mundos que viven anclados en remedos más o menos cercanos al medievo europeo. Raro es el autor que se aleja demasiado de esas ambientaciones imaginarias donde sus sociedades tienen una anquilosada estructura con castas férreamente separadas, con una tecnología que apenas difiere de cualquier país de la Europa occidental del siglo XIV y con unas formas de pensar que no sorprenderían a cualquier campesino, clérigo o noble superviviente de la Peste Negra.
Son mundos fantásticos donde los reinos y las monarquías totalitarias son el pan de cada día, donde no hay lugar para los estados que tratan de otorgar derechos y deberes a todos sus ciudadanos por igual, donde la tecnología está reducida a su mínima expresión y donde la guerra se sigue librando a espadazo limpio. Solo la inclusión de la magia, la existencia  de criaturas inteligentes no humanas o la intervención directa de seres divinos reales hace que nos permita identificarlos como obras de la ficción fantástica. 
Todos los lectores de fantasía nos sentimos cómodos cuando entramos en propuestas así. Porque no es algo que se haya quedado solo en El Señor de los Anillos, las aventuras de la Era Hiboria de Conan o de los autores que buscaron replicar el éxito de J. R. R. Tolkien y Robert Howard, por mencionar a dos de los grandes referentes del género. Esto es algo que todavía pervive en grandes propuestas del género más cercanas a nosotros. 
Buenas prueba de ello lo tenemos en el mundo de Osten Ard en el que Tad Williams desarrolla su tetralogía de Añoranzas y pesares, o los Siete Reinos de Poniente vívidamente recreados por George R. R. Martin en su inolvidable (e inconclusa) Canción de hielo y fuego. Estos dos últimos autores son pruebas vivientes de que la influencia medieval, bien aprovechada y dirigida, sirve para cimentar obras con un desarrollo lo suficientemente original y llamativo para alejarlas del simple calco de un mundo real para darle un ligero barniz de fantasía. 


Afortunadamente, la larga historia de la fantasía le ha permitido ir liberándose de este marco seudomedieval y también tenemos otras voces que buscan ambientaciones diferentes en las que desarrollar sus historias para ofrecernos algo distinto. En un  campo literario tan amplio y libre como el fantástico siempre debería haber caminos diferentes que recorrer, y hay muchos creadores que se han ido aventurando por ellos. Hace algún tiempo ya os hablé de cómo algunos autores de ficción especulativa se habían alejado de los mundos de sabor medieval para darle una mayor frescura o un rumbo diferente a sus historias.
Salieron entonces a la palestra sagas que se desarrollan en entornos cercanos al steampunk con todo tipo de culturas humanoides, en urbes donde convive la tecnología moderna y la magia, en versiones alternativas de nuestra propia realidad o en sociedades tecnológicas de criaturas que apenas podemos tildar de humanas. En aquella ocasión exploramos los entresijos de las ambientaciones creadas por autores con perspectivas muy diferentes como China Miéville con su trilogía de Bas-Lag girando alrededor de la llamativa ciudad de Nueva Crobuzon, la fantasía oscura de Gareth Hanrahan con su Guerdon de alquimia y tecnología en el Legado del Hierro Negro, el Egipto mágico y steampunk de la historia alternativa de P. Djèlí Clark en El señor de los djinn, con la moderna Yanlún de la saga de los Huesos verdes de Fonda Lee o Steve Erikson con la extraña sociedad de los k’chain en su ambicioso Malaz.
Por supuesto, era solo un mero abanico de lo que podemos encontrar en el fantástico moderno. Pero repasando mis apuntes de las lecturas que van pasando por mis manos, he sentido la necesidad de añadir más perspectivas y explorar lo que podemos encontrar en otras sagas alejadas del occidente medieval. Por eso, me ha parecido interesante ofreceros una continuación de aquel primer ensayo y seguir recorriendo las distintas sendas que se abren en todo tipo de mundos fantásticos.
En esta ocasión vamos a ver como la tecnología y la estructura social pueden alejarse de las recreaciones seudomedievales, rompiendo lo que parece una barrera que muchos no intentan traspasar nunca. Pero si, como estos autores que veremos ahora, se va más allá se puede encontrar otros horizontes en el fantástico y explorar nuevas relaciones, nuevas formas de construir el mundo y nuevos desafíos que enfrentar. Las obras que vamos a ver a continuación son una demostración más del gran poder del género fantástico, con variadas perspectivas capaces de profundizar desde diferentes propuestas en los desafíos personales, sociales y culturales que generan cada uno de estos otros mundos posibles.

✅ ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE PARA MECENAS MENSUALES (link para acceder y suscribirse): si os interesa la labor divulgativa que hago por aquí y queréis apoyarme podéis hacerlo desde la plataforma KoFi, donde desde solo 1 euro (o la cantidad con la que consideréis que podéis contribuir) podéis haceros mecenas mensuales para disfrutar de recompensas como este nuevo artículo exclusivo, así como de todos los contenidos previos y de los que irán saliendo cada mes. Tenéis una muestra en abierto de todos estos artículos que han ido saliendo pinchando en la pestaña 'Contenidos para mecenas'.

💓👍Gracias a todos los que os estáis haciendo mecenas y apoyáis el sitio desde esta nueva sección extra del blog.



COMPARTIR en

No hay comentarios:

Publicar un comentario