Páginas

viernes, 20 de enero de 2023

Reseña: El metal perdido, de Brandon Sanderson

SINOPSIS: Waxillium Ladrian, vigilante de la ley convertido en senador de la gran ciudad, lleva años intentando dar caza a la sombría organización llamada el Grupo -entre cuyos líderes se cuentan su difunto tío y su hermana-, desde que empezaron a secuestrar a personas con el poder de la alomancia en su linaje. Cuando la detective Marasi Colms y su compañero Wayne encuentran un almacén ilegal de armas con destino a la ciudad exterior de Bilming, se abre ante ellos una nueva pista. El conflicto entre Elendel y las ciudades exteriores favorece al Grupo, que ya extiende sus tentáculos hasta el Senado de Elendel -cuya corrupción pretenden destapar Wax y Steris-, y la ciudad de Bilming está incluso más implicada de lo que creían.
Después de que Wax descubra un nuevo tipo de explosivo capaz de desatar una destrucción sin precedentes y comprenda que el Grupo ya debe de tenerlo, un kandra inmortal al servicio del dios de Scadrial, Armonía, le revela que Bilming ha caído bajo la influencia de otro dios: Trell, venerado por el Grupo. Pero Trell no es el único factor que interviene procedente del amplio Cosmere, puesto que a Marasi la reclutan unas personas de fuera del planeta dotadas de extrañas capacidades, que afirman que su objetivo es proteger Scadrial... a toda costa.
Wax deberá decidir si deja a un lado las dificultades de su relación con Dios y se convierte de nuevo en la espada que Armonía lo ha estado preparando para ser. Si nadie da el paso y actúa como el héroe que Scadrial necesita, el planeta y sus millones de habitantes sufrirán una repentina y calamitosa ruina.


RESEÑA: Después de una espera más larga de lo habitual, Brandon Sanderson nos ha traído la conclusión de la segunda era de Nacidos de la Bruma. La saga alomántica de Scadrial, después de su trilogía original, nos llevó unos 300 años después para mostrarnos esta nueva época moderna y tecnológica donde las armas de fuego son las principales añadiduras a las habilidades mágicas de sus personajes. Con Aleación de ley, Sombras de identidad y Brazales de duelo el autor norteamericano ha construido esta nueva época que, sin llegar el nivel de épica de la trilogía original, consigue crear un atractivo grupo de héroes que entre disparos, pólvora y poderes alománticos nos lanzan a la pura aventura fantástica.

El metal perdido nos ofrece la conclusión para el gran plan que el misterioso Grupo ha ido elaborando a lo largo de las entregas anteriores de la saga. Y es que unos 6 años después de los sucesos de Brazales de duelo nuestros protagonistas siguen empeñados en desentrañar lo que el desconocido Trell y el esquivo Grupo maquinan en las sombras, tratando de evitar sus malignas intenciones. Todo ello mientras el propio mundo y la sociedad de Scadrial siguen cambiando a su alrededor a un ritmo acelerado, abriéndose cada vez más a los misterios del Cosmere.
Y es que esta séptima entrega abre las puertas de forma definitiva al universo fantástico más amplio que Sanderson ha ido construyendo a través de sus sagas y novelas interconectadas. Los protagonistas de Nacidos de la Bruma no tardan en ser conscientes de que fuerza procedentes de otras partes del Cosmere han puesto sus ojos en Scadrial y que la batalla que se libra en su planeta es parte de un plan todavía mayor.
“La ceniza viene de nuevo. El mundo caerá ante ella. Tendréis lo que os merecéis, y todo se marchitará bajo una nube de negrura y una mortaja de cuerpos abrasados y hechos cenizas”.
El metal perdido ahonda así en la ‘marvelización’ de la obra fantástica de Sanderson, con este Cosmere que se convierte en un gigantesco escenario para que el autor muestre las interconexiones de su obra o para lucir los personajes o habilidades de los distintos mundos surgidos de su imaginación. Algunos de estos elementos son más importantes y tienen mayor peso en el desarrollo de la trama de la novela, pero otros se quedan en meros guiños o codazos al lector avisado que pretenden hacerlo cómplice de lo que Sanderson ha ido construyendo. Y es que en esta novela se muestran las conexiones con sagas o novelas que van desde Elantris, a El alma del emperador, pasando por la antología Arcanum ilimitado o el gigantesco Archivo de las Tormentas, para demostrar que todo forma de un mosaico mucho mayor.
Todo ello sirve de trasfondo para una aventura policíaca a un ritmo endiablado, donde se agradece que Sanderson vaya directo al grano y con agilidad (frente al tremendo gusto por las divagaciones y las tramas excesivamente alargadas que empantanan su titánico Archivo de las Tormentas). Como dice un personaje en cierto momento, obtener respuestas directas sienta de maravilla, y en El metal perdido el lector tendrá una gran cantidad de información clara y abierta, aunque el autor también juega con habilidad con el enigma central que sirve de guía principal del misterio a resolver y la amenaza a combatir.
La trama vuelve a repartir su atención entre Wax, Wayne, Marasi y Steris, que siguen siendo los principales puntos de vista que se van intercalando para ir desarrollando la trama. Todos ellos concluyen su evolución de forma más que satisfactoria, alcanzando cada uno su respectivo momento clave, donde sus experiencias vitales y sus habilidades se convierten piezas vitales para ayudar o complementar a sus compañeros para así lograr la salvación de su propio mundo. Cabe apuntar el mayor peso de la figura de Wayne en este volumen final de la saga, algo que he disfrutado especialmente porque siempre he conectado mucho con la figura entre cómica y trágica del personaje, ahondando ahora todavía más en su pasado y sus heridas emocionales para guiarlo hasta su particular catarsis.
“Estás hecho para ayudar a la gente”.
Es cierto que una vez desvelada la forma final de la amenaza que combaten tampoco es que sea la más original o revolucionaria, pero Sanderson logra ir desplegando sus hilos narrativos de la forma ágil y con la soltura suficiente para mantener al lector enganchado hasta su última página. Un desenlace que entremezclando la pura acción, la emoción y la sorpresa consigue que uno sonría con la lagrimilla asomándosele al ojo, algo que en una despedida de una era y unos personajes a los que ha acompañado durante tanto siempre es de agradecer. Con El metal perdido llegamos así al final de una segunda era que ente destellos de modernidad se despide con los elementos que Sanderson ha ido entremezclando en las novelas previas, pero principalmente para hacer más evidente que nunca la existencia de ese Cosmere más amplio y peligroso que existe a sus espaldas.

VALORACIÓN

FICHA
El metal perdido (Nacidos de la Bruma, 7)
Brandon Sanderson
Nova
Traducción de Manu Viciano
Tapa dura con sobrecubierta, 640 páginas
21,90 euros (ebook por 7,59 euros)

2 comentarios:

  1. Lo leí, pero esperaba un giro más impactante al final y no refiero a que muriese algún protagonista que ya es un recurso que usa mucho actualmente. Sino a la parte de la bomba, la bomba pudo usarse para acabar con el ejercito invasor y no se uso de esa forma. Habría sido genial que use una amenaza para acabar con otra. Habría enviado un mensaje a las otras deidades de que si trataban de hacerles daño, les harían algo realmente devastador y habría preparado la siguiente trilogía para una guerra más brutal.

    ResponderEliminar
  2. Me quedé en la primera trilogía de Nacidos de la Bruma, iba bien, mas o menos, le descubrí muy buenas ideas, pero con más de cincuenta años leyendo SF y Fantástico me olí desde mucho antes el final previsible que fue confirmado en el Héroe de las Eras y eso me dejo sin ganas de continuar, no se si algún día le meteré mano a la continuación, no lo se, por ahora ando (re)descubriendo a Tad Williams y sus Añoranzas y pesares ... continuamos para bingo.

    ResponderEliminar