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jueves, 4 de marzo de 2021

Reseña: The High Republic #3

SINOPSIS: UN OSCURO MISTERIO QUE SOLO UNA JEDI PUEDE DESCIFRAR... PERO ¿A QUÉ PRECIO? Un planeta asolado por una misteriosa plaga. Un JEDI desaparecido y otro enloquecido. ¿Qué horror acecha en la oscuridad bajo las cosechas podridas? Se evita la muerte, pero se forma una terrible unión. ¿Puede KEEVE TRENNIS proteger una vida inocente mientras enfrenta la traición dentro de su propia orden? 


RESEÑA: La nueva serie regular de Marvel de la era The High Republic (de la que ya tenéis mis reseñas del número uno y el número dos), centrada en la caballera jedi Keeve Trennis, continúa esta semana con su tercera entrega. Regresamos así al planeta Sedri Minor, donde los jedi llegaron persiguiendo la pista de la nave Hutt saqueada, y donde Ceret ha desaparecido sin dejar rastro. Una vez allí una extraña furia se ha apoderado de Terec y Sskeer, algo impropio de dos jedis plenamente entrenados, lo que hace que Keeve se plantee que está ocurriendo entre sus compañeros.
No tarda en establecer contacto con los habitantes del Sedri Minor, y así la nueva jedi se entera de que varios lugareños del planeta han desaparecido sin dejar rastro (como su compañero Ceret); y para más inri las cosechas han empezado a pudrirse en los campos. El supuesto líder de este aislado asentamiento trata de evitar a toda costa que Keeve averigüe más, pero con la ayuda no pedida de Bartol, un decidido niño, Keeve se interna en las cosechas en busca de respuestas.


Este nuevo número de The High Republic tiene un tono de misterio: desde la extraña furia que se apodera de los jedi, hasta el enigma de las desapariciones y las cosechas podridas, todo ello crea un ambiente enrarecido en lo que en principio parece una tranquila e idílica comunidad rural. El nuevo número ya nos deja ver que los jedi no son recibidos con los brazos abiertos en todos los lugares, y que en la frontera del Borde Exterior los señores del crimen o las comunidades más independientes los miran con ojos más que recelosos. En cualquier caso a Keeve le toca ponerse el traje de "detective jedi" para tratar de desenmarañar el enigma, aunque tenga que hacerlo ella sola. Bueno, o casi.


Y es que sin duda lo más interesante del número viene protagonizado por Keeve y su inesperado ayudante, el decidido Bartol. La relación de esta extraña pareja sirve para mostrarnos como son percibidos los jedi en los lugares más remotos y apartados de la galaxia, al tiempo que Cavan Scott empieza a explorar otra de las grandes amenazas de esta nueva era: los drengir.


Si en el anterior número se nos presentaba a los nihil, ahora tomamos nuestro primer contacto con los drengir: unos grandes seres sintientes vegetales pero carnívoros, con una mente colmena y con aviesas intenciones hacia el resto de seres vivos. Con lo poco que se nos revela en este número el lector ya puede hacerse una idea cabal de la terrible amenaza que suponen para el resto de seres vivos, y porque los jedi deben tratar de impedir su expansión. Una interesante propuesta que acerca la aventura espacial de Star Wars a las historias de zombies e infecciones, y que veremos como se desarrolla en el resto de números de esta nueva serie.
The High Republic alcanza el ecuador de su primer arco argumental, y sigue avanzando en la exploración de los jedi durante su edad dorada y las amenazas que moran en la galaxia.  Mientras Keeve trata de descubrir que se oculta en Sedri Minor veremos que los jedi siguen sin ser figuras en las que todos confían, que vivir en una época de paz tampoco los libra de los conflictos internos y la atracción del Lado Oscuro, y que los drengir pueden ser un enemigo que le ponga las cosas realmente difíciles a una República en auge. Todo ello gracia al guion, ágil y divertido pero lleno de intriga, a cargo de Cavan Scott que encuentra una excelente trasposición en imágenes con el arte de Ario Anindito, que nos sigue dejando viñetas llenas de dinamismo y realmente vistosas.


VALORACIÓN


FICHA 
The High Republic #3 (de 6)
Marvel
Guion de Cavan Scott, arte de Ario Anindito
Grapa, 24 páginas


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