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lunes, 5 de mayo de 2025

Reseña: Viento y verdad, de Brandon Sanderson

SINOPSIS [Advertencia: esta sinopsis contiene revelaciones del final del cuarto libro del Archivo de las Tormentas]: Dalinar Kholin desafió al malvado dios Odium a un duelo de campeones en el que se decidirá el futuro de Roshar. Los Caballeros Radiantes solo tienen diez días para prepararse... y la repentina ascensión del taimado e implacable Taravangian al puesto de Odium lo ha sumido todo en una tremenda confusión.
La lucha desesperada prosigue simultáneamente a lo largo y ancho del mundo: Adolin en Azimir, Sigzil y Venli en las Llanuras Quebradas y Jasnah en Ciudad Thaylen. El exasesino Seth deberá purgar Shinovar, su tierra natal, de la oscura influencia de los Deshechos. Lo acompaña Kaladin, que afronta una nueva batalla ayudando a Seth a combatir sus propios demonios... y tendrá que hacer lo mismo con Ishar, el demente Heraldo del Todopoderoso.
Al mismo tiempo, Shallan, Renarin y Rlain se esfuerzan en desentrañar el misterio que hay tras la Deshecha Ba-Ado-Mishram, el de qué papel tuvo en la esclavización de la especie cantora y en el hecho de que los antiguos Caballeros Radiantes mataran a sus spren. Y Dalinar y Navani buscan una ventaja contra el campeón de Odium que solo puede hallarse en el Reino Espiritual, donde el recuerdo y la posibilidad se combinan en el caos. El destino de todo el Cosmere pende de un hilo.


RESEÑA: Viaje antes que destino, es el lema que ha ido guiando el desarrollo del Archivo de las Tormentas, la saga que el propio Brandon Sanderson considera su obra magna. Pero no obstante, todo periplo acaba teniendo que llegar a un desenlace y aunque esta quinta entrega no lo sea, si que estaba marcada a fuego como un momento vital. Porque Viento y verdad solo es el punto intermedio de esta extensa decalogía, donde Sanderson tenía que cerrar tramas importantes antes del salto (tanto temporal en la cronología interna de la saga, como en la escritura del sexto) que enfrenta su saga de Roshar.
Como el gran ‘boom’ literario en el que se ha convertido Sanderson, no había duda de que Viento y verdad era la novela que más iba a dar que hablar a comienzos de este año, tanto para bien como para mal. El final del primer gran arco argumental del Archivo de las Tormentas se intuía como un momento clave en el conflicto que se desarrolla en el Cosmere y parece haberse convertido en una novela divisiva para muchos lectores del autor de Nebraska, con opiniones que van desde los que consideran que es su mejor obra a los que la defenestran como una debacle narrativa.
Reconozco que mi conexión con el Archivo se había ido desinflando, sobre todo después de sus libros tercero y cuarto, por lo que mi opinión sobre el desarrollo de esta decalogía no ha variado mucho después de concluir su quinta entrega. Los que pasáis por este blog desde hace tiempo ya sabéis que las dos novelas previas de esta saga me habían dejado bastante tibio, alabando la capacidad imaginativa de Sanderson para construir mundos fantásticos pero haciéndome perder el interés en el desarrollo de sus arcos centrales por tramas que se me habían hecho demasiado extensas y repetitivas, y por la tendencia del autor (especialmente en El ritmo de la guerra) a abusar de sus explicaciones científicas para su sistema mágico. Tenéis mis opiniones por extenso en las reseñas de Juramentada y El ritmo de la guerra, así que no me repetiré por aquí.
¿Y que ocurre con Viento y verdad? Pues la saga de Sanderson sigue incidiendo en su tendencia a extender sus tramas dando vueltas alrededor de temas y elementos que pueden hacerse reiterativos en exceso, perdiendo mucha de su capacidad de impactar por la épica de ciertas decisiones o momentos memorables, o por las revelaciones destinadas a sorprender. Y eso a pesar de que esta quinta novela arranca de forma muy intensa sobre una base tan interesante como sugestiva (la inminencia de un gran duelo que todos intuimos que no saldrá como esperamos), que le permite iniciar con fuerza. Pero a lo largo de su prolongada extensión, me parece que el libro acaba cayendo en las mismas contras que Sanderson ya había mostrado en los libros previos. 
La mayor agilidad en su presentación la potencia la cuenta atrás de los últimos diez días de Roshar antes del gran combate de los campeones de los dos bandos enfrentados. Un momento cumbre, que hace que la tensión se filtre a todas y cada una de sus tramas paralelas. Porque de esta forma Sanderson nos lanza de cabeza a varios frentes abiertos, donde los diferentes personajes se reparten para tratar de mantener a raya a Odium en lo que parece que será su asalto final. Una forma de arrancar con potencia e interés, que hace que nos metamos rápidamente en materia (mucho antes y de forma más ágil que en los libros anteriores), por lo que el lector siente que las cosas se mueven desde la página uno.
Pero una vez abiertos todos estos frentes, Sanderson tiene la obligación de llenar muchas páginas antes de que alcancemos su gran clímax final. Esto hace que las cuatro tramas principales acaben dando muchas vueltas alrededor de un mismo eje (ya sea la batalla física que enfrentan sus héroes o los combates mentales internos de los mismos) por lo que el resultado sea bastante desigual en interés.
Cierto que es de agradecer que Sanderson apueste por profundizar en los problemas y desafíos emocionales, psicológicos, de sus protagonistas. Es algo que muchas veces es dejado de lado en la épica fantástica, y poner el foco sobre ello resulta original y alentador. El autor nos muestra así las luchas internas de sus personajes centrales, que tienen que hacer frente a las debilidades y heridas emocionales que portan, convirtiendo sus luchas psicológicas en sus principales enemigos a batir. Tienen que aprenden a mejorar aceptándose a si mismos, plantando cara a sus monstruos o miedos internos para poder seguir adelante y así poder ayudar a los demás.
Pero también es cierto que debido a la gran extensión de la novela el autor acaba por volver repetitivos estos duelos internos, unas dudas existenciales que se hacen un acompañamiento redundante en exceso a lo largo de sus más de 1400 páginas. Más cuando es el eje central de casi todos los puntos de vista protagónicos, restándole así frescura al cambio de voz narrativa y a los desafíos que enfrenta cada personaje. Y esto acaba permeando también en el desarrollo de sus tramas, que adolecen de una concreción que ayudaría a mantener un ritmo más ágil, extendiéndose más de lo necesario para lo que nos cuenta. Que el deseo del autor sea construir su obra más extensa, no debería ir lastrado por un desarrollo que se resuelve en girar alrededor de un mismo elemento una y otra vez con cada protagonista.

Ilustración de luggeart.


Como he apuntado, la quinta novela nos propone diversos frentes abiertos, con dos grandes enfrentamientos bélicos en los que el bando de los héroes trata de parar al ejército de Odium y dos viajes de búsqueda, separados geográficamente pero ambos en pos de respuestas. Los grandes combates bélicos son dos resistencias desesperadas que acaban por hacerse demasiado calcadas, donde Sanderson va construyendo un baile de combates paralelos que no se diferencian mucho y que siempre parecen a punto de llegar a un momento decisivo que se va postergando para alargar la trama. Un cambio constante de uno a otro donde ambos enfrentamientos acaban por perder la tensión.
La misma sensación me ha generado la misión en Shinovar. Ciertamente la idea de unir a estos dos personajes para obligarlos a evolucionar, a dejar atrás sus errores y aprender a mejorar, se inicia como un planteamiento interesante y jugoso para desarrollar a ambos protagonistas. La pena es que Sanderson acaba convirtiéndolo en un escalonamiento de desafíos que se repiten, una serie de duelos al más puro estilo de los Caballeros del Zodiaco en la saga de las 12 casas, para abrirse paso hasta un último objetivo. Ascendiendo templo tras templo, Sanderson construye una secuencia que se alarga demasiado y donde no parece que vaya a producirse nunca una conclusión inesperada.
Y es que uno siempre tiene la sensación de que no importa lo difícil que sea la situación, lo desesperada que sea la posición de sus héroes, sus personajes siempre tendrán una escapatoria. Vale que Sanderson no sea un autor propenso a liquidar personajes centrales y no estoy pidiendo que tenga que sacrificar a todos sus protagonistas o masacrarlos de una forma trágica para darle impacto o resonancia a sus resoluciones. Pero a lo largo de esta quinta novela, que se presenta como el cierre de su primer gran arco, me ha faltado una auténtica sensación de riesgo existencial para todos los personajes implicados.
A veces el mismo autor es el que se pega el tiro narrativo en su propio pie. Por ejemplo, juega en su contra que también exista una obra anterior (El hombre iluminado) que nos aclara la supervivencia de un par de personajes principales y que hace que su arco en esta novela tampoco tenga un impacto tan fuerte. Creo que el escritor ha desaprovechado la ocasión para hacer más interesante e intensa cierta parte de la trama de esta quinta entrega al dejarnos claro con anticipación el destino de ciertos protagonistas.

Arte de Petar Penev para el Archivo de las Tormentas.


De todo Viento y verdad, la parte que me ha resultado sin duda más atractiva la misión que se desarrolla en el mundo espiritual, donde nos ofrece un viaje a través del pasado ancestral de Roshar y que sirve para dar solución a muchos de los enigmas que nos había ido planteando la saga. Vamos a ir recorriendo puntos clave de la larga historia del planeta de las tormentas, ayudando a darle contexto a muchos de los personajes que se han ido presentado a lo largo de las novelas anteriores, rellenando los huecos de las preguntas que necesitaban respuesta y al mismo tiempo convirtiéndolo en el entorno donde se desarrolla un juego del gato y el ratón entre distintos grupos con intereses divergentes. Como lector me ha parecido lo más interesante, intenso y satisfactorio de la novela, al tiempo que sirve para darle unos cimientos más firmes a la conclusión de Viento y verdad, así como a las decisiones finales de cierto personaje clave que le permiten cerrar su historia de una forma muy satisfactoria.
La única pega que puedo ponerle a esta sección es el estilo excesivamente plano y simple con el autor que nos presenta la narración directa de una divinidad. Como lector me ha sabido a muy poco esa voz narrativa que nos quiere poner en la mente de un deidad milenario, una experiencia inmersiva que podría haber dado lugar a una "novela corta" dentro de la historia con mucho más peso estilístico, de esas que permiten crear una voz memorable que nos transporta a una consciencia que ha pervivido eones y que resuena en la forma en que nos lo cuenta. Al final deja la sensación de que ha sido una oportunidad desaprovechada por Sanderson para ofrecernos una perspectiva construida con una mayor profundidad.

Todo ello se va desarrollando a lo largo de las largas 1400 páginas que van construyendo la última defensa de Roshar contra el asalto de Odium, y que conduce hasta el tramo final donde todo se precipita. Sanderson coloca todas sus piezas en las posiciones necesarias para poner en marcha su gran juego de malabares donde genera esa sensación de enorme aceleración en la que atrapar al lector.
Pero también aquí juega en contra de la narración ese estilo breve y que cambia rápidamente de una escena a otra en el tramo final. Sanderson quiere convertirlo en un ritmo imparable, que el lector vaya saltando constantemente a los momentos en tensión de sus distintos arcos, pero para mi gusto acaba diluyendo mucho del impacto y el peso emocional de las escenas. Al fragmentarlas en piezas muy breves, un mero párrafo o solo unas pocas líneas, quiere generar un mayor dinamismo que acaba anulando su impacto y la conexión emocional con el lector. Se vuelva una narración casi propia de esos videos cortos que proliferan en redes sociales, donde no se puede mantener la atención más que unos segundos antes del siguiente impacto. Lo que pretende hacer crecer el ritmo y la tensión, a mi me resulta particularmente anticlimático. 

Si habéis llegado hasta aquí os parecerá que la novela es entonces una debacle absoluta. Evidentemente está lejos de ser una novela de fantasía épica que me haya complacido plenamente, pero el Archivo sigue teniendo elementos potentes en su construcción que atrapará a muchos otros lectores. Sanderson ha logrado crear un mundo vivo, desarrollado con grandes dosis de originalidad y detalle en su cultura, su magia y sus particularidades físicas. Es sin duda atractivo para el que busque una experiencia fantástica inmersiva.
Aún así, no puedo dejar de apuntar las flaquezas que muestra el desarrollo excesivamente extendido de tramas que podrían haber ganado con la concreción y el dinamismo en muchas menos páginas. Porque en conjunto, Viento y verdad ha seguido ahondando las impresiones que me generaron las dos entregas previas de su saga. Aunque esta quinta novela tiene un mayor ritmo en gran parte de su primer tercio, gracias a la tensión que crea esa sensación de estar ante los últimos diez días del mundo de Roshar, la gran extensión del libro acaba por volver repetitivas sus tramas bélicas, en saltos entre combates desesperados que no tienen muchas divergencias (tanto las batallas paralelas de resistencia contra Odium, como la misión en Shinovar, donde la lucha contra enemigos escalonados es demasiado machacona).
El desarrollo narrativo y dramático se empantana en los vericuetos mentales de personajes con dramas emocionales que se vuelven reiterativos para el desarrollo general, y aunque Sanderson logra mantener su ambientación firme y sugerente, sus personajes acaban por perder su atractivo y potencia. Así que, en conjunto, Viento y verdad sirve para cerrar tramas importantes de la saga, dándole una despedida con peso a personajes clave de esta historia y sirve para plantar las semillas de los conflictos a resolver en las próximas cinco entregas que completarán este Archivo de las Tormentas. No tenemos un cierre final, sino una puerta que se abre para lo que está por venir, donde el amplio Cosmere estará todavía mucho más interrelacionado y las distintas sagas de Sanderson irán cruzando sus caminos más a menudo. Habrá que ver si también cruzo esa puerta de regreso a Roshar, pero para eso todavía habrá que esperar unos cuantos años más.


VALORACIÓN


FICHA
Viento y verdad (Archivo de las Tormentas, 5)
Brandon Sanderson
Nova
Traducción de Manu Viciano y David Tejera Expósito
Tapa dura con sobrecubierta, 1408 páginas
34,90 euros



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7 comentarios:

  1. Uf, gracias Dani. Esto es lo que me temía. Llevo tiempo perdiendo interés en el Archivo, a pesar de ir leyendo sus libros según salen. Éste todavía está en la estantería. Siento decir que me han entretenido más otros libros del Cosmere, aunque le reconozco la originalidad y el esfuerzo por crear algo distinto dentro del género. Quizá el hecho de que publique tanto provoca un poco de saturación, no sé. Gracias por tu sinceridad como siempre.

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    Respuestas
    1. Gracias por pasarte Jaime. Mira que ha construido un mundo vivo y sugerente, pero al abusar de tramas o personajes que enfrentan desafíos tan parecidos durante tantas páginas, acaba desgastando la magia. Seguro que habrá lectores que lo disfrutarán más, pero a mi los libros finales me han resultado bastante menos potentes que como inició su saga.
      Un abrazo.

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  2. Sanderson con el Cosmere está siendo muy ambicioso. Por un lado es de alabar la visión de conectar todas sus sagas en un mismo universo, pero el peaje está siendo una menor fuerza narrativa, de modo que me parecían mejores sus historias cuando no esperabas interconexiones.
    Aún así me sigue entreteniendo y me parece mejor que la media del género, aunque carece de la genialidad de los "grandes".

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  3. Totalmente de acuerdo con lo que comentáis, los dos primeros a pesar de su longitud eran divertidos de leer. A partir del tercero la cosa se puso excesivamente espesa cual melaza, la trama no avanzaba, todo rodeos innecesarios. Se me hizo pesadísimo y no continué la serie. Por lo que fui leyendo luego en reseñas concienzudas como esta y no de fanboys que todo les vale, la cosa siguió igual en el cuarto y el quinto, así que definitivamente no me arrepiento del abandono, no es para mi. Mientras tanto los últimos libros de mi queridísimo Tad Williams siguen inéditos en España... ains!

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    1. Tu opinion no es la unica valida ,a mi me gusto mucho el libro y no soy ningun fanboy

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  4. Es el libro donde mas se nota la distintas escrituras en estilo y complejidad segun sus personaje, mi teoria es que cada personaje lo escribe un autor distinto, lo que Sanderson llama equipo de escrituram y que Brandon lo termina amoldando. No seria la primera vez que un autor famoso tiene quien le escriba

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