No sorprendo a nadie si confieso que La casa del dragón es uno de los proyectos audiovisuales de este año que esperaba con más ganas. Seguro que muchos de vosotros también. Después de disfrutar con Fuego y sangre, esa ‘crónica' donde George R. R. Martin se ponía el traje de historiador para narrarnos los gobiernos de los primeros reyes Targaryen, saber que HBO quería adaptar la parte más jugosa de este volumen fue sin duda una grata noticia. Desde que leímos en Canción de hielo y fuego las primeras referencias a la ‘Danza de los dragones’, esta célebre y sangrienta guerra civil de los reyes dragón por el Trono de Hierro sonaba como el material más potente para ser llevado a la pantalla.
Después de gozar de su primer capítulo, este 'Los herederos del dragón' de más de una hora de duración, La casa del dragón demuestra que la confianza puesta en esta nueva adaptación está más que recompensada. El arranque de la primera temporada nos trae unos personajes y una trama que mantienen el sabor del material original envueltos en un espectáculo visualmente grandioso. Son esos personajes tan propios de Martin, que se alejan de los blancos y negros puros para mostrarnos esos grises que disfrutamos tanto en Canción de hielo y fuego como en su adaptación Juego de tronos (y que por supuesto también aparecen en Fuego y sangre). Protagonistas que se mueven en un mundo duro, brutal y despiadado, que se guían por la ambición del poder, por la pasión, la venganza, el amor o el puro beneficio. En definitiva, son seres vivos sumamente humanos en todos sus aspectos, desde lo más admirable hasta lo más oscuro.
Lo único que se pierde en esta adaptación de HBO es la visión “entre brumas” que tiene muchos momentos de la crónica histórica creada por George Martin. Y es que en Fuego y sangre en numerosas ocasiones se nos ofrecían distintas versiones de un mismo suceso, según la fuente histórica o el narrador que relata el hecho, lo que hacía que no siempre pudiéramos estar seguros de porqué ocurre lo que ocurre. Aquí en cambio somos testigos directos de los hechos, y los personajes no podrán ocultarse en las dudas históricas con las que Martin se divierte jugando en su obra escrita: veremos sus fortalezas y flaquezas, sus glorias y sus vilezas sin velos que los difuminen.
Lo único que se pierde en esta adaptación de HBO es la visión “entre brumas” que tiene muchos momentos de la crónica histórica creada por George Martin. Y es que en Fuego y sangre en numerosas ocasiones se nos ofrecían distintas versiones de un mismo suceso, según la fuente histórica o el narrador que relata el hecho, lo que hacía que no siempre pudiéramos estar seguros de porqué ocurre lo que ocurre. Aquí en cambio somos testigos directos de los hechos, y los personajes no podrán ocultarse en las dudas históricas con las que Martin se divierte jugando en su obra escrita: veremos sus fortalezas y flaquezas, sus glorias y sus vilezas sin velos que los difuminen.
Pero el que no haya leído Fuego y sangre no tiene que preocuparse ya que la serie se encarga de explicarnos desde su inicio todo lo que necesitamos saber. La casa del dragón nos lleva unos 172 años antes de Daenerys Targaryen, por lo que viajamos hasta la edad dorada de los reyes Targaryen, el momento en que más miembros de esta familia existen y donde más dragones vuelan sobre Poniente. Con una rápida introducción que nos presenta de forma sencilla la situación actual de los Siete Reinos, donde se deja clara la decisión tomada en el reinado de Jaehaerys I durante el gran concilio de Harrenhal de anteponer a cualquier heredero varón como posible sucesor al trono.
Este será el germen de todo el desastre futuro, los cimientos sobre los que el guionista Ryan Condal empieza ahora a mostrarnos las distintas piezas que jugarán su papel en la 'Danza de los dragones' que se avecina. Este primer capítulo nos presenta de una forma tan ágil como efectiva el plantel de nuevos protagonistas principales, extenso y variado, donde evidentemente los Targaryen son el centro absoluto de atención. Desde ese muy humano rey Viserys, en apariencia siempre deseoso de complacer hasta que llega al límite, al descarado canalla que es Daemon o una brillante y joven Rhaenyra, ya cansada del papel secundario al que parece condenada por su condición de mujer. Sin duda son Viserys, Daemon y Rhaenyra las estrellas de la función, que cumplen con creces en sus roles gracias a unos actores que nos prometen grandes momentos en esta primera temporada de La casa del dragón.
A su alrededor ya empiezan a mostrarse los diversos secundarios, tanto los de mayor peso como Alicent Higtower y su padre Otto, Mano del Rey, que dejan ver su primeros pasos hacia la peligrosa escalera del ascenso al poder; la postergada Rhaenys y su marido Corlys Velaryion, que miran con la sabiduría que dan los años la situación actual, o el joven ser Criston Cole, quintaesencia del buen caballero; asimismo hay sitio para otros con un peso mucho menor en la trama pero que hacen que el espectador los guarde en la memoria como Myseria, Lord Lyonel Strong, el maestre Mellos, ser Harrold Westerling o Boremund Baratheon.
Más de una hora para un inicio que nos mantiene pegados a la pantalla mientras conocemos a los nuevos personajes, percibiendo claramente de que pie cojea cada uno, y notando esa tensión creciente entre los distintos bandos deseosos de copar el poder o imponer su visión sobre la realidad política de los Siete Reinos. Afortunadamente HBO apuesta en esta ocasión por una historia ya completa, con un principio y un final ya establecidos en el papel, lo que me parece que juega a favor del trabajo de los guionistas para que estos puedan marcar su propio ritmo y desarrollo. Por supuesto, eso no quita que en un futuro no vayamos a encontrarnos cambios, desvíos o simplificaciones sobre el material escrito, aunque por lo que hemos visto hasta el momento se ha mostrado sumamente fiel a la obra original de Martin.
Todo ello nos llega además en la más bella y cuidada de las producciones, con un diseño de vestuario o de escenarios magnífico, y una plasmación en pantalla visualmente grandioso (desde ese inicio en el siniestramente derruido Harrenhal a cada aparición de los impresionantes dragones, pasando por el gran torneo de caballeros y la siempre bulliciosas calles de Desembarco, son todos buena muestra de ello).
También hay espacio en este primer capítulo para dejarnos emocionar con alguna conexión con los futuros sucesos de Juego de tronos, y que para los lectores de Martin nos vuelve a dejar información que se intuye es un destripe de alguno de los elementos misteriosos de las novelas de Canción de hielo y fuego que (rezo por que) algún día leamos en largamente esperado Vientos de invierno.
Ryan Condal y Miguel Sapochnik, guionista y director, demuestran conformar una pareja creativa que se manejan a la perfección con el potente material original que tiene entre manos: el primero ha trabajado con el propio Martin para trasladar al guion su Fuego y sangre, mientras que el segundo ya dejó cuenta de su buen hacer detrás de algunos de los episodios más memorables de Juego de tronos (Casa Austera, La batalla de los bastardos, Vientos de invierno o La campana, por citar unos cuantos).
No quiero terminar este breve repaso a lo que nos muestra este primer capítulo sin destacar lo bien que luce en pantalla ese Desembarco del Rey con sabor extremeño. El rodaje de la nueva serie de HBO ha vuelto a Extremadura, como ya hizo en su momento para las temporadas finales de Juego de tronos, para transformar los hermosos y monumentales cascos antiguos de Cáceres y Trujillo en la capital de los Siete Reinos. Un trabajo que ha dado un resultado magnífico, dejándonos una urbe tan grandiosa como caótica, donde el vuelo de los dragones nos acompañará durante una temporada que tiene muy buen pinta.
Y es que el debut de La casa del dragón es un retorno por la puerta grande a lo que nos fascinó de Juego de tronos y de la impresionante creación literaria de George R. R. Martin. El mundo de los Siete Reinos vuelve a palpitar, lleno de personajes muy humanos, dotados tanto de virtudes como de defectos, que tienen que moverse con extremo cuidado en un mundo brutal que no perdona los errores. Una adaptación que en su arranque se muestra fiel a la obra original pero con la suficiente frescura y agilidad como para respirar por si misma, con alto nivel de producción que vuelve el mundo de los Targaryen tan real como misterioso, tan brutal como seductor, y que mantiene el interés por esta edad dorada de los Siete Reinos que vamos a ver derrumbarse ante nuestros ojos. Un derrumbe entre fuego y sangre que, por lo visto en este primer capítulo de la serie, transmite muy buenas vibraciones, por lo que solo queda esperar que mantenga el nivel para lo que queda de temporada. Si es así, el dominio de los dragones sobre los Siete Reinos y nuestros corazones está asegurado.
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¡Que bien que te haya gustado! Eso me da confianza, creo que la veré el sábado que voy mejor de tiempo...
ResponderEliminarCreo que lo vas a disfrutar mucho Tomás, a ver que te parece cuando lo veas ;)
EliminarCreo q la serie empezó muy bien, y sobre los minutos finales, dejó una perlita para los lectores (la profecía de Aegon) . Me gustó tanto el capítulo 1 de La Casa del Dragón q volví a leer FUEGO Y SANGRE y lo estoy disfrutando muchísimo. Saludos desde Argentina! 🇦🇷
ResponderEliminarLo del final que mencionas reconozco que es algo que como lector me emocionó/me cabreó. Esperaba poder leerlo en los libros, pero es lo que hay, viendo la sería ya sabía que me exponía a algo parecido.
EliminarUn saludo y gracias por comentar ;)