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viernes, 21 de enero de 2022

Reseña: Harrow la Novena, de Tamsyn Muir

SINOPSIS: Nada es lo que parece en las estancias del Emperador, y el destino de la galaxia descansa sobre los hombros de una única mujer.
El Emperador ha reclutado a Harrowhark Nonagesimus, la última nigromante de la Novena Casa, para combatir en una guerra perdida de antemano. Harrow tendrá que aliarse con una rival detestable y perfeccionar sus habilidades para así convertirse en un ángel de la no-muerte, pero su salud empieza a flaquear, su espada le da náuseas e incluso su mente amenaza con traicionarla.
Presa en la gótica penumbra del Mitreo del Emperador con tres profesores nada amigables y perseguida por el fantasma demente de un planeta masacrado, Harrow deberá hacer frente a dos preguntas incómodas: ¿hay alguien que intenta matarla?
Y, en caso de conseguirlo, ¿será el universo un lugar mejor?


RESEÑA: Una de las novelas más sorprendentes del pasado año fue sin duda Gideon la Novena, el atrevido debut de la joven Tamsyn Muir e inicio de su saga de la Tumba Sellada. Una obra que apostaba por una alocada y valiente mezcla de estilos que sorprendía tanto como atrapaba al lector, ofreciéndonos una space opera bastarda cruzada con fantasía épica y regada por momentos con toques de novela gótica y thriller de misterio, que nos lleva un oscuro Imperio de ambiciosos nigromantes espaciales. Sin llegar a ser perfecta, su primera novela era una lectura sobresaliente tan refrescante como descarada.
Harrow la Novena continúa la historia justo donde dejábamos la primera entrega, por lo que a partir de aquí tenéis spoilers de lo ocurrido en el desenlace de Gideon la Novena (de la que tenéis mi reseña en esta entrada). Vamos allá. La segunda entrega de la Tumba Sellada expande lo que conocemos del universo nigromántico de Muir centrándose en el personaje de Harrowhark Nonagesimus. Ahora Harrow ha ascendido al puesto de lictora del Emperador y tiene que aprender a dominar su nueva situación, con compañeros de lictoridad que la miran con una mezcla de desprecio, repulsa e incomprensión, y contando con el inseguro apoyo de viejas conocidas y de un (en apariencia) muy humano Nigrolord supremo.
Lo primero que tienes que aprender es a huir. Es una lección difícil. Nunca se termina de aprender. Pero yo lo hago desde hace diez mil años… por lo que seré quien te enseñe”.
Para su segunda novela Muir entrelaza lo que en principio parecen dos tramas separadas. La primera es la que tiene a Harrow adaptándose a su nuevo papel como lictora imperial, tratando de mantener la cordura en una situación que la sobrepasa, blandiendo una espada que le causa nauseas y con una mente que parece ocultarle piezas clave de lo que ha ocurrido antes y de lo que está sucediendo ahora. Todo ello nos es narrado en segunda persona del singular, que aunque al principio puede chocar acaba por volverse algo natural y que se acabará siendo explicado en el tramo final de la novela. 
La segunda trama transcurre en el pasado, durante los sucesos ocurridos en la Morada Canaán y revisitando parte de lo que ya vivimos en Gideon la Novena. Pero muy pronto el lector percibirá que no todo encaja con lo que ya hemos leído en la primera novela de la Tumba Sellada, ahondando todavía más en la idea de que la mente de Harrow está dañada o la engaña. Y así también nos engaña o juega con nosotros la narración, con un lector que tiene que mantenerse atento para ir juntando y montando en su cabeza las piezas de lo que puede estar ocurriendo.
Y es que si Gideon la Novena ya exigía al lector, en la segunda novela de la saga esta sensación se acentúa todavía más. Durante mucha parte de la trama el fracturado estado mental de Harrow, el desorden cronológico de los capítulos y la incoherencia de los flashbacks respecto a lo que leímos en la primera novela hacen que el lector se mueva en aguas muy pantanosas. Tampoco juega a su favor todo lo que parece ocultarse al lector, ya que mientras avanza en Harrow la Novena siente que no tiene todas las piezas del puzle que Muir le ofrece para montar y tendrá que esperar hasta estar bien cerca el tramo final para empezar a ver algo de luz.
Pero Harrowhark, Harrow la que también era doscientos niños muertos, Harrow la que amaba algo que llevaba sin vida desde hace diez mil años, Harrowhark Nonagesimus, siempre había ansiado vivir. Morir era un precio demasiado elevado para ella”.
No obstante la narración de la autora neozelandesa sigue siendo lo suficientemente potente como para que el lector se sienta atrapado, con agrado, en su telaraña. Harrow es una protagonista que seduce por su mezcla de fría independencia y humana debilidad, tan inadaptada como entrañable, decidida pero vulnerable. En su nueva situación se verá obligada a abrirse paso a codazos entre los servidores más importantes (y despiadados) del Nigrolord mientras aprende a lidiar con la pérdida, aceptando el doloroso peso de las decisiones tomadas en el pasado
Eso sí, como contrapunto se echa mucho de menos la divertida interacción que generaba en la primera novela la conflictiva relación entre Gideon y Harrow, una extraña pareja cuya tensión mantenía en pie gran parte de Gideon la Novena. En esta segunda entrega el tira y afloja de Harrow se produce con los otros lictores y con el propio Nigrolord supremo, dejando escenas surrealistas, perturbadoras, divertidas o gores pero sin llegar a conseguir la genial interacción de las dos protagonistas de la primera novela.
También mantiene en vilo al lector el enigma de la extraña relación entre el emperador nigromántico y sus lictores, que han compartido una existencia conjunta a lo largo de los milenios. Los secretos de la nigromancia, del ascenso a la lictoridad o de la amenaza de los Sangre del Edén y de las Bestias de la Resurrección son elementos que estos personajes irán exponiendo ante nuestros ojos. El lector obtendrá respuestas a algunas de las preguntas generadas por las dos primeras novelas, pero también muchas más preguntas, con un final sumamente abierto, que es de esperar que se nos aclare con la siguiente entrega de la saga (Nona la Novena). No obstante mucha información vital para comprender mejor los enigmas que genera esta segunda novela la encontramos en los apéndices que acompañan la obra, los “informes secretos” que aparecen al final de la obra sirven para clarificar lo que ocurre entre el Imperio, los Sangre del Edén y los diversos personajes que recorren las páginas de Harrow la Novena.
—Esta noche tengo miedo a morir.
—Es lo mismo que tener miedo al fracaso. No tienes miedo a morir. Eres capaz de tolerar el dolor. Tienes miedo de que tu vida haya generado una deuda que tu muerte sea incapaz de pagar. Consideras que la muerte es un fracaso.
—¿Y qué iba a ser si no?
La narración de Muir sigue siendo una travesía que exige mucho del lector, que por momentos se siente apabullado por lo pocos puntos de apoyo que encuentra en esta densa y opaca historia. Aún así Harrow la Novena fascina por el extraño mosaico de personajes, trama y ambientación que ofrece al lector, incapaz de apartarse ante la propuesta que Muir le presenta. Todo ello manteniendo la descarada frescura que ya sorprendía en su primera entrega, y jugando con una narración que se mueve en lo barroco y recargado para girar hacia lo extremadamente coloquial y popular. Por todo ello no se puede terminar de hablar de esta segunda entrega de la Tumba Sellada sin destacar el gran trabajo de traducción de David Tejera, que logra manejarse con solvencia en esta compleja narración para llevar al lector español por sus retorcidos vericuetos de forma más que acertada.
Dices que me habrías perdonado. Pero creo que te habría molestado. El perdón no existe, Mercy. Lo único que hay es una verdad dolorosa o una ignorancia dichosa”.

EN CONCLUSIÓN: Harrow la Novena mantiene viva la enrevesada pero seductora saga de la Tumba Sellada con una segunda entrega que sirve para ampliar nuestra visión de este universo nigromántico. Un segundo volumen mucho más denso que el primero, donde Tamsyn Muir juega con la mente de su protagonista, con el orden cronológico de la historia y con los flashbacks del pasado para mantener en las sombras al lector hasta ya bien pasado el ecuador de la obra. Muir nos pone en la piel de una protagonista rota que lucha por su cordura mientras el lector trata de montar el puzle de lo que realmente está ocurriendo en un una trama enrevesada y oscura en exceso, con un final abierto que a su conclusión deja más preguntas que respuestas. No obstante la autora neozelandesa sigue construyendo un universo nigromántico que fascina y atrapa, con una protagonista llevada al límite de la cordura que tiene lidiar con peligrosos aliados y con el dolor de la perdida y el anhelo, y que sigue enganchando al lector por su mezcla de dura independencia y humana debilidad. En definitiva una Harrow tan inadaptada como entrañable, una nigromante decidida pero vulnerable con la que muchos podemos sentirnos identificados de una u otra forma, y que deja con ganas de descubrir que tiene preparado Muir para la siguiente entrega de la Tumba Sellada: Nona la Novena.


VALORACIÓN


FICHA
Harrow la Novena (Tetralogía de la Tumba Sellada, 2)
Tamsyn Muir
Nova
Traducción de David Tejera Expósito
Tapa dura con sobrecubierta, 648 páginas
25,90 euros (en ebook por 9,49 euros)

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3 comentarios:

  1. Me alegro que te gustase.
    A mi sinceramente se me hizo denso y pesado.
    Si este hubiera sido el primero de la saga no creo que la continuase.
    Gracias por tus recomendaciones y mantenernos al día!
    Gracias a tí sé qué leer!

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    Respuestas
    1. Gracias a ti por pasarte Rubén y por seguir el blog, me alegro que encuentres útil las reseñas y las noticias que cuelgo por aquí, esa es la intención ;)
      Saludos!

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  2. A mí me costó muchísimo entenderlo, vamos que no me enteré de la mitad, es más estoy empezando Malaz por tus reseñas y me parece más fácil. Aún así me enganchó muchísimo, me emocionó en algunos momentos incluso. Así que antes de que saquen Nonageismus va a tocar releerlo (y estoy impaciente por hacerlo!)

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