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miércoles, 21 de abril de 2021

El impulso político de analizar Malaz el Libro de los Caídos

La lectura política de cualquier obra no siempre es algo evidente ni tampoco necesario. Lo que si está claro es que cada autor refleja en lo que escribe su visión del mundo que lo rodea, y las experiencias que lo han marcado. Aunque algunos quiera mostrar la fantasía como un género desligado de la realidad diaria o actual, no es así.
Podrían mencionarse muchas obras del género, pero creo que pocas sagas fantásticas reflejan más y mejor la influencia en sus páginas de nuestro mundo real y de la historia humana que Malaz el Libro de los Caídos. Steven Erikson es capaz de reflexionar en sus libros sobre temas tan actuales como las tiranías dictatoriales, el individualismo, la destrucción de la naturaleza, el colonialismo o el capitalismo, por mencionar solo un puñado de ellos.
Precisamente, hace unas semanas Erikson nos dejaba en su perfil de facebook un nuevo ensayo, en el que reflexiona sobre como algunos lectores quieren ver un matiz político en algunos de los elementos tratados en la decalogía de Malaz. Como siempre, resulta sumamente interesante leer las reflexiones del autor canadiense, así que os dejo la traducción del texto a continuación.


Los Cazahuesos, arte de Noah Bradley.



El impulso político de analizar
Malaz el Libro de los Caídos

por Steven Erikson
[NÓTESE BIEN. Alerta de violencia) 

En 1983 me encontré, completamente por accidente, en una encrucijada polvorienta a las afueras de una aldea vacía, en el norte de Guatemala. Mi única compañía eran tres hombres indígenas con camisetas y pantalones de chándal manchados, que estaban sentados en el suelo, de espaldas contra la pared baja de una cochiquera, cada uno de ellos con un disparo en la cabeza. Quizás de esa mañana. Todavía no se habían hinchado por los gases. Las moscas zumbaban, bailaban y se agrupaban en sus ojos abiertos, pero el sonido predominante provenía de una cabra, balando en algún lugar del pueblo.
Todos habían huido. Desde donde estaba, pude ver y sentir su ausencia, pero no entré en el pueblo. No pude pasar de los tres cadáveres. Mi justificación fue que estaba esperando a que pasara un camión cargado de caña, o algún otro tipo de vehículo en el que hacer autostop, que me llevara a la frontera de Belice y poder salir de la locura de una guerra civil no oficial y un desastre humanitario que pasó casi desapercibido para el resto del mundo. 
La situación era complicada. Las poblaciones estaban siendo violentamente desplazadas. Los pueblos indígenas estaban siendo expulsados ​​de sus tierras y sus granjas mixtas eran reemplazadas al completo por grandes plantaciones de café. El cambio fue diseñada por alguna impía alianza de los militares y los escuadrones de la muerte. En esta pesadilla llegaron guerrilleros maoístas, bandidos, saqueadores arqueológicos (un equipo de arqueólogos fue asesinado en el Petén solo un año más tarde) y cientos de miles de refugiados que huían hacia la frontera mexicana.
Históricamente, este tipo de faenas ha sucedido antes. Históricamente, eventos similares se han producido en muchos países, cuando los gobiernos se rinden a los intereses corporativos y dejan de servir a sus ciudadanos, cuando las juntas egoístas toman el poder, cuando los militares asumen el control dictatorial y comienzan el saqueo sistemático. Históricamente, esto sucederá una y otra vez. Históricamente, la marea de refugiados ha estado bien documentada. Históricamente, esos tres cortadores de caña muertos apoyados contra la pared de una cochiquera en las afueras de una aldea sin nombre no se ven en ninguna parte. Y, sin embargo, también están en todas partes. 
Era mediodía y hacía calor. Me quedé allí, resistiendo más cosas de las que podía contar o nombrar, pero en algún lugar en medio había un odio creciente por la tiranía. En todas sus formas. Por la escena que presencié desde la ventana de un autobús en una estación de guardias provincial, alrededor de las once de la noche, donde tres guardias sacaron del autobús a una mujer con dos bolsas de la compra, cada uno haciendo un gran espectáculo al alejarse mientras ella les ofrecía un puñado de billetes para sobornarlos y volver al autobús, y esos guardias, sabiendo que yo, un gringo, miraban desde la ventana, de repente puros en su incorruptibilidad, hicieron tal ostentación al negarse a tomar el dinero; y yo con un sentimiento de angustia en mis entrañas al saber que mi sola presencia había dejado varada a esa pobre mujer en medio de la noche, a millas de casa, y que mientras el autobús arrancaba, esos guardias, enojados con ella por mi culpa, la robarían y ella se enfrentaría a una larga caminata por una peligrosa carretera hasta llegar a casa. ¿Y todo esto ocurrió donde? En México, al norte de Chetumal. Así pues, tiranía en pequeños momentos de crueldad y de fingimientos de mierda. 
Y, a una escala mucho mayor, la tiranía de Guatemala dictada por la codicia local y la codicia empresarial multinacional. La tiranía de Nicaragua al otro lado de la valla política donde los niños fueron sacados de la escuela para quemar libros en la plaza.
Cayó como un martillo, allí en esa encrucijada. No importaba un carajo qué extremo de la política estuviera en juego, todo resultaba igual. La misma letanía de sufrimiento y miseria, de robo y brutalidad. Esta salvaje historia de la humanidad.
Ahora estamos en una era de discurso simplista. La política es adoptada como una armadura, las viseras caen y el mundo se reduce a la más delgada porción de percepción y comprensión, en la mano cualquier arma de tu elección, ya sean gorras de béisbol, signos o iconos, cazas de brujas on-line e instantáneas de rostros retorcidos de ira en las noticias diarias. 
La extrema derecha entra en espiral en su abierta ansia de poder, desde una posición, la mayoría de las veces, de suprema impotencia, y juega al romance con el fascismo riguroso. Y expongámoslo aquí y ahora, el fascismo existió desde antes de que hubiera una palabra para él. Siempre ha existido. Se trata de poder y rendición, con un trasfondo serio de sadismo y masoquismo al arrodillarse ante la causa mayor, el rostro del hombre en el cartel y la camiseta, el delicioso anonimato de la violencia desenfrenada, o al menos su brillante promesa.
Mientras tanto, la extrema izquierda devora a los suyos, subdividiéndose sucesivamente en posiciones de interés único y arremetiendo contra todos los disidentes, desmantelando así toda esperanza de eficacia seria en la arena del gran cambio social. Es una mierda cuando las brujas lanzan cazas de brujas y los incendios se elevan como pilares por cada horizonte. 
Y, sin embargo, las cosas mejoran gradualmente. Tropezando, tambaleándose, trepando libremente, las cosas mejoran. Apenas lo notamos en medio de todo el clamor. Pero entra en la casa de un siervo en el siglo XI y bueno, sí, la vida ha mejorado.
A veces me pregunto si no es una vergüenza generalizada lo que estamos sintiendo, que encontremos abiertas todas las espitas de la ira, la violencia y el odio que vemos en acción en todas las noticiarios (egoístas, completamente cínicos, en bancarrota moral). Después de todo, hemos devastado el medio ambiente y esa fiebre parece inquebrantable. Aire envenenado, agua envenenada, tierra envenenada. Es nuestra culpa. Los sistemas que implementamos, la maquinaria del progreso, las trampas y jaulas que hemos construido a nuestro alrededor. Las cadenas que nos ponemos voluntariamente a nosotros mismos y con demasiada buena gana a los demás. 
A lo largo de los años, he visto comentarios sobre Malaz el Libro de los Caídos que se autoconvencen, una y otra vez, sobre la política de la cosa (¿qué cosa? Cualquier cosa). Me han etiquetado como extrema izquierda, comunista o pinko-liberal. Por supuesto, mucho de eso fue en respuesta a una novela que escribí que no formaba parte de Malaz (Rejoice, A Knife to the Heart), pero esa es una distinción inútil de mi visión de las cosas, ya que escribí ambas, lo que hace que la apreciación no sea sobre los libros en sí mismos, sino sobre mí.
Nos guste o no, en su análisis de los mecanismos de la civilización, la economía y la psicología de las estructuras y sistemas económicos, Marx acertó. ¿No me crees? Léelo tú mismo entonces. 
¿Hace eso que mi política sea de extrema izquierda? Difícilmente. La represión y el control aparecen en todos y cada uno de los esfuerzos por coaccionar a otros en sistemas de vida, creencias y propósitos. Derecha e izquierda, comunismo y fascismo. El problema con las opiniones extremas surge cuando se impone un sistema de creencias simplista a una realidad compleja y con matices. Los dos no encajan y nunca encajarán, razón por la cual finalmente salen las porras y los extremistas comienzan una sangrienta campaña de martilleo de la realidad para lograr la obediencia. Una campaña que, históricamente, siempre fracasa. 
Entonces podrías pensar que soy una especie de anarquista. De nuevo, incorrecto. La lectura de la antropología y la historia apunta a un solo hecho: una sola persona no puede hacer nada. El Gran Líder no es nada sin seguidores. Toda evidencia de progreso a lo largo de la historia humana se presenta ante nosotros como esfuerzos colectivos. Los individualistas de extrema derecha pueden retorcerse todo lo que quieran. Repetiré la palabra: colectivo. Cada monumento, cada gran edificio de cada civilización hasta el día de hoy, todo es el trabajo del poder humano colectivo.
Somos una especie social. Estamos construidos biológicamente de esa manera. Aislados, nos derrumbamos psicológicamente y luego físicamente. Nos necesitamos unos a otros.
Piensa en el Gran Hombre de la historia. Si nadie acepta trabajar para él, no logrará nada. Si sus seguidores (su ejército, sus trabajadores, sus esclavos, etc.) se vuelven contra él, está frito. Si se sienta en la cima de una montaña de oro, se quedaría sin un centavo si todos los demás deciden que el oro no tiene valor. Sí, la organización requiere una jerarquía, pero el poder va en ambas direcciones y, por extensión, también lo hace la responsabilidad social.
Y aquí es donde hemos descarrilado. Debido a que alguien vendió la moto de que todo se reduce a individuos, todo es perro-come-perro. Así es y así será siempre. Y, lamentablemente, lo compramos. 
Considerad esta historia alternativa y la colocaré en el marco de mi novela Rejoice, A Knife to the Heart. Cuando la estaba escribiendo, Trump iniciaba su carrera para ser el candidato republicano a la presidencia. Al crear a un presidente parecido a Trump para mi novela de primer contacto, no estaba haciendo una predicción. Más bien, solo lo vi llegar al poder. Lo vi como inevitable. Si no es el propio Trump, entonces alguien como él.
La gente leyó la novela y la vio como un ataque a Trump, como una ficción liberal, etc. Me etiquetaron como algo, y dejaron una reseña de una estrella. Trabajo hecho. Pero hablemos de otra versión. Digamos que no fueron los republicanos los que se arruinaron moralmente; digamos que fueron los demócratas. Quién sabe cómo. Quizás cayeron de lleno en el neoliberalismo, mientras que los republicanos volvieron a la idea de un gobierno responsable al servicio de los ciudadanos, tal como lo define la Constitución de los Estados Unidos. En mi opinión, no habría supuesto una gran diferencia. Trump o alguien como él habría sido el candidato demócrata y luego el presidente demócrata. 
Y yo habría escrito la misma novela. Palabra por palabra (en ninguna parte de la novela especifico que mi presidente estadounidense ficticio sea republicano; al menos, estoy bastante seguro de que no lo hice, y si lo hiciera, en la nueva versión simplemente habría cambiado la palabra 'Republicano' por 'Demócrata').
Porque, al igual que con Malaz el Libro de los Caídos, la novela Rejoice, A Knife to the Heart no era política. Porque, para mí, todos estos partidos están sujetos a las mismas presiones locales y globales, al mismo aplastamiento sistémico de la esperanza, el optimismo y la fe en la humanidad. ¿Hemos obtenido justo lo que nos merecíamos? Se podría decir así, pero si se hace, eso no absuelve a esos poderes de la culpabilidad, porque en algún momento, no hace mucho, abdicaron de su responsabilidad ante sus ciudadanos; los gobiernos dejaron de existir al servicio de su pueblo. Una vez que eso sucede, es un cambio pequeño el convertirse en el adversario de la gente. 
Pero aquí estamos, atrapados en un discurso simplista de extremos y etiquetas extremas. Algunas palabras tienen banderas adjuntas. ¿De qué trataba Rejoice, A Knife to the Heart? Bueno, fue un experimento mental y, a medida que avanzaba, se volvió un simple llamado a la decencia humana.
Me parece extraño que me digan que la decencia implica una lealtad política específica. Llámame ingenuo, pero en realidad nunca se me ocurrió. 
Creé este ensayo como un comentario extenso sobre la última publicación del youtuber Ruthan Badd (aquí, en inglés), para abordar específicamente uno de los principales temas subyacentes de su análisis de los t'lan imass. Específicamente, el del triunfo de lo colectivo sobre el individuo, y cómo el Ritual de Telann, que otorgó la inmortalidad a los imass, fue una exploración temática de la pérdida de la inocencia y la entrega de la libertad personal a una causa eterna que lo abarca todo.
En su publicación, Ruthan Badd describió correctamente y con precisión mis intenciones con respecto a los t'lan imass. Choca esos cinco, colega. Pero, por supuesto, hay una dimensión en esto que podría llamarse política, aunque yo la llamaría social, o quizás sociopolítica. De esta manera mientras que los t'lan imass se presentaron como la posición extrema del colectivismo, su manifestación opuesta, la del individualismo tiránico y megalómano, ciertamente ha sido objeto de mucha exploración en la saga. Y ese es un elemento de consideración no cubierto por Ruthan Badd en su publicación. 
He visto ambos extremos en acción, en el suelo, en las zanjas cubiertas de vegetación de lugares sumidos en luchas o luchando por salir de conflictos pasados. A ambos lados de las carreteras bajo el calor opresivo de un sol de mediodía. En plazas con niños jugando alrededor de fogatas.
Y entonces, a los de la derecha: ¿estáis disfrutando de vuestro café? ¿Lo veis goteando sangre? Eso es el capitalismo en acción, con un poco de matonismo para ayudar. Hay muchos precedentes históricos para aliviar la carga, estoy seguro. Y para los de la izquierda: ¿por qué hay un partido político de centro izquierda en el poder aquí en la Columbia Británica, arrodillado una vez más ante los intereses corporativos ansiosos por talar el último Old Growth de la provincia, y por qué el gobierno haría eso? Bueno, es un partido construido sobre sindicatos (esa institución muy bien intencionada creada para proteger a los trabajadores colectivos de los intereses egoístas del Gran Hombre), por lo que su mandato es y siempre será, sobre todo, trabajos, trabajos, trabajos. Que se joda el medio ambiente. 

Al final, entré al pueblo en busca de la cabra que balaba. Y creo que ya conoces el resto, ya que es posible que haya escrito sobre eso en otro lugar. De todos modos, si vas a huir de un pueblo, llévate tu cabra, por favor. No la dejes atada a una estaca. No en una tierra plagada de hormigas de fuego.
Incluso este gringo tiene las manos manchadas de sangre. 



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11 comentarios:

  1. No, nunca dejará Erikson de sorprenderme, por cómo se / nos explica, por cómo se / nos desnuda. Gracias de nuevo Daniel por poner estos textos a nuestro alcance.

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  2. Sencillamente un gran texto. La VERDAD no existe y siempre tiene matices, aquí y en Malaz

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  3. Muchas gracias por compartir esto con nosotros. Sin duda un buen norte para la nueva fantasía que necesita el mundo, sin escapismos ni dualismos.
    ¡Saludos!

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  4. Francamene interesante. Que sepas que me llevas a leer a Erikson.

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  5. Perdón por el off topic, Daniel, pero ¿se sabe con exactitud qué día va a estar Erikson en el festival Celsius de este año?

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    1. No, todavía no se saben el o los días concretos. Hasta que el Celsius no presente su programa, que me parece que suele ser uno o dos meses antes, no se sabrá

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  6. Brutal comienzo y sincera reflexión con la que conecto. Creo que a nadie, salvó un negacionista de los hechos, y ahora abundan, puede negar la realidad de todo lo que acontece a nuestro alrededor. Todo está relacionado, lo que ocurre allí y lo que pasa aquí.

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  7. Una de las cosas que me gusta de Malaz es el análisis filosófico que puedes encontrar si sabes buscar.
    Erikson hace una mención de Marx en la cual esta de acuerdo pero también en los escritos de Marx se pueden encontrar elementos muy criticables
    lo mejor al menos en mi opinión es que cuando uno comienza a investigar temas de filosofía es mejor comenzar con la Filosofía Clásica. hay
    autores muy interesantes como Arthur Schopenhauer que es considerado pesimista pero yo no lo percibo de esa manera. también a Immanuel Kant
    pero recomiendo empezar con los griegos así tienes mas panorama para juzgar. he visto como muchos jóvenes toman a la ligera libros de Foucault
    y Nietzsche para filosofar y esos los lleva ha errores. es verdad que tienen frases celebres y se oyen mucho en la cultura popular. por ejemplo
    a mi me Encantaría recomendar que se lean la Rebelión de atlas de Ayn Rand. pero hay que tener cierto historial de lecturas para darle su debido
    análisis ya que se debaten muchas posturas que llevan cuestiones del tipo cultural y religioso y formas de ver la vida. Por ejemplo me he topado
    con textos teológicos y religiosos que mencionan a Jesús de Nazaret como el único dios que se ha proclamado como la verdad definitiva ya que en sus análisis
    ningún otro dios o figura de veneración ha dicho ser el poseedor de la verdad. y esto mismo lleva ha debates con otras religiones y para llegar a ese punto uno debe de tener bastante conocimiento para discutirlo con otras personas. En la filosofía griega tienes un muy buen punto de partida. recomiendo leer los
    libros del filosofo Francisco Rodríguez Adrados a el lo veo como el hispanoparlante mas documentado en temas de filosofía griega. Saludos y gracias por el post.

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  8. ¿Ayn Rand filósofa?. Es por personas como Rand, que justifican el egoísmo, el individualismo extremo, el solo mirarse el ombligo, que el mundo está como está. Es una fantasía adolescente, que conduce a la justificación sin ambages de la explotación de los demás. Al narcisismo. Al darwinismo social. A una meritocracia que no tiene en cuenta el contexto ni el efecto Dunning krugger. Es una caricatura mala de Nietzsche. Como dice Eriksson no vivimos aislados. El éxito o el fracaso, siempre relativos, tienen sentido en sociedad. Son los demás los que te dan la vida, la cultura, el lenguaje, los medios materiales y buena parte de lo que pensamos. Reconocerlo y devolverlo, vivir en sociedad, ser un animal político es hacer filosofía. Lo otro es todo lo contrario.

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  9. Hay tanto que no comparto con el señor Eriksson en este tema, pero su opinión política es suya y es su derecho el decirlo, al menos el puede, eso es un alivio. Me interesan y adoro sus libros, son de gran inspiración y la saga más fascinante que haya leído nunca. Al autor del blog le agradezco muchísimo pues conocí la serie leyendo este blog. Un saludo desde Cuba

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