Aunque por motivos comerciales abundan cada vez más las etiquetas para tratar de estratificar decenas de nichos del género fantástico en realidad todos forman parte del mismo árbol. Y es que muchas veces es difícil decidir donde encajar cada obra ya que en sus páginas conviven distintas facetas de la fantasía, diversos tonos y ambientaciones que se entremezclan. Precisamente eso es lo que hace tan rico y seductor el género fantástico, donde se puede explorar de formas profundas y creíbles elementos, situaciones o propuestas de forma que en la vida real pocas veces podemos hacer. El fantástico logra convertir en reales las posibilidades más diversas y asombrosas, y muchas de estas posibilidades son pesadillas oscuras y terribles.
Porque aunque la fantasía épica parece dominada por las hazañas de los guerreros, la magia desbocada, o los grandes poderes que se enfrentan, lo cierto es que muchas de las sagas o novelas de fantasía más célebres también tienen en su interior otro tipo de elementos más oscuros. Sin llegar a acabar convertidas en obras de horror o de terror puro, siempre hay lugar para llevarnos por senderos oscuros, para presentarnos criaturas aterradoras o viajar por ruinas decadentes llenas de peligros apenas imaginados. Sus páginas se pueblan de encuentros oscuros en ambientes que se tornan amenazantes, de aventuras con un siniestro sabor que hace que un escalofrío nos baje por la espalda mientras no podemos apartar la vista del horror que ocultan las palabras que leemos.
Porque aunque la fantasía épica parece dominada por las hazañas de los guerreros, la magia desbocada, o los grandes poderes que se enfrentan, lo cierto es que muchas de las sagas o novelas de fantasía más célebres también tienen en su interior otro tipo de elementos más oscuros. Sin llegar a acabar convertidas en obras de horror o de terror puro, siempre hay lugar para llevarnos por senderos oscuros, para presentarnos criaturas aterradoras o viajar por ruinas decadentes llenas de peligros apenas imaginados. Sus páginas se pueblan de encuentros oscuros en ambientes que se tornan amenazantes, de aventuras con un siniestro sabor que hace que un escalofrío nos baje por la espalda mientras no podemos apartar la vista del horror que ocultan las palabras que leemos.
En este nuevo artículo para mecenas quiero hablaros de esos momentos de horror que pueblan algunas obras de referencia de la fantasía épica. Vamos a encontrarnos con descensos a la oscuridad subterránea más angustiosa, aventuras en bosques que transforman la misma naturaleza en una amenaza sobrenatural, o antiguas divinidades que ansían la sangre y llevan a la locura. Son algunas de mis piezas de horror favoritas que demuestran que en la fantasía épica hay sitio para añadir otros elementos que enriquecen y potencian tanto la ambientación como la historia que estamos descubriendo.
Porque en el momento en que sus personajes toman una ruta inesperada o tienen que buscar refugio donde no querían entrar, acaban topándose con una aventura que hace crecer nuestra ansiedad, inquietud y terror. Vamos a perdernos en esas pesadillas surgidas en la épica fantástica de manos de algunos de sus autores más memorables, capaces de sorprendernos con los horrores más inesperados y terribles.
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