Páginas

jueves, 16 de septiembre de 2021

Reseña: La casa al final de Needless Street, de Catriona Ward

SINOPSIS: Todos los monstruos tienen una historia. La casa al final de Needless Street es la historia de una niña que desapareció once años atrás en una excursión a un lago. De su hermana, Dee, una mujer vulnerable que sigue buscándola y rastreando a los sospechosos, después de que la tragedia destruyera a su familia. De Ted, que siempre fue un muchacho extraño y podría haber sido responsable de la desaparición de la niña. Ted vive ahora aislado con su hija y una gata en una casa decrépita y ha tapiado todas las ventanas, por las que solo penetran fragmentos de luz. Ted conoce muy bien el bosque que hay junto a su casa. Allí ha buscado refugio muchas veces y está enterrada parte de su pasado.


RESEÑA: La morada siniestra, hogar de mil horrores y custodia de secretos inesperados, nos ha dejado un buen puñado de obras hoy ya clásicas del terror. Catriona Ward ha llegado a las librerías con La casa al final de Needless Street de la mano del sello fantástico Runas con la intención de arrastrarnos a una vivienda donde el horror, la tragedia y el misterio mantendrán al lector atrapado durante toda su extensión. Una novela que juega con el lector, teniéndolo en vilo a lo largo de toda su extensión hasta un sorprendente desenlace a través de unos puntos de vista que se van complementando, para ofrecernos las pequeñas teselas con las que deberemos reconstruir el puzle de un misterio muy bien manejado por la autora. Una lectura intensa y unos personajes fascinantes que sirven para darle un giro original al temática del monstruo que se oculta a plena vista. 
La novela de Catriona Ward juega con diversos puntos de vista para construir un enigma siniestro y envolvente, un misterio surgido de un trágico suceso con el que nos atrapa sin remedio desde su primera página. Ted Bannerman es un hombre de mediana edad que vive una existencia apartada y recluida en su casa de Needlees Street. Hace once año una niña de solo seis desapareció en las cercanías del barrio y fue considerado uno de los posibles sospechosos de su secuestro. A pasar de haber sido descartado como culpable, desde entonces la sombre de ese terrible suceso lo persigue. Apartado casi por completo del mundo, su tiempo lo dedica a cuidar de su gata Olivia y de su hija Lauren, con las que comparte una oscura existencia.
Al barrio llega entonces Dee, hermana mayor de la pequeña desaparecida hace once años, convencida de que Ted fue el culpable de su desaparición. A partir de entonces tratará de ganarse su confianza y descubrir que se oculta en la casa del final de Needless Street, con todas sus ventanas tapiadas y donde nadie salvo su solitario dueño entra o sale.
No se puede saber cómo es una persona por lo que hace. Se pueden hacer cosas malas sin ser mala persona. Las malas personas pueden hacer cosas buenas por casualidad.

A través de estos puntos de vista principales (Ted, Olivia y Dee) la autora va construyendo una narración que mantiene enganchado al lector con su mezcla de secretos, misterio, tragedia, horror y supervivencia. Y es que cada nuevo capítulo nos irá ofreciendo una nueva faceta de la historia, una nueva pista, completando o en ocasiones contradiciendo lo contado por otro protagonista. Porque todo lo vivimos a través de unos narradores poco fiables, que harán que el lector tenga que examinar con ojo atento cada suceso o referencia, cuestionando todo, para poder acercarse a lo que de verdad está ocurriendo.
Lo que si es claro y no ofrece ninguna duda es que todos estos narradores logran ganarse la simpatía del lector: desde ese Ted que se mueve entre lo siniestro, lo patético y lo entrañable, a una Dee que se sigue torturando por el pasado pero que se empeña en continuar adelante con la única esperanza de encontrar a su hermana desaparecida. Especialmente refrescante y original es el punto de vista de Olivia, esa gata que convive con Ted y que nos ofrece su particular visión de lo que ocurre dentro de la casa y sobre como se comportan los teds (humanos) que la rodean. Una pizca de humor, inocencia e ironía para, poco a poco, ir girando hacia lo siniestro y perturbador mientras se nos va desvelando el verdadero horror que se oculta en Needless Street.
No, eso no fue en aquel momento. Ahora me he metido en el recuerdo que no es. Trato de dar con el hilo de aquel día. Es tan frustrante que se me corta la respiración. Hubo algo importante, es como si lo tuviera en la punta de la lengua. Pero ya no.
¿Qué ocurrió el día que desapareció la niña del helado? ¿Qué ocurre en la casa de Needless Street? ¿Por qué ciertas cosas parecen repetirse o contradecirse? ¿Quién es el monstruo? Todas estas preguntas (y otras más de las que es mejor no decir nada para mantener las sorpresas) son que sobrevuelan la novela de Ward, haciéndonos cuestionar todo lo que vamos viviendo, todo lo que presenciamos y aquello que se nos cuenta. En su segundo tramo la obra también nos ofrece un giro hacia el terror más físico y palpable, capaz de estremecernos con situaciones que nos traerán a la mente diversos dramas reales. Y todo ello Ward lo trata con una delicadeza y una sutileza magistral, a través de un acercamiento profundamente humano y empático hacia sus personajes, y hacia las desgracias más horribles y las personas que los sufren.
Lo único que me priva de ponerle las cinco estrellas a una lectura que se devora sin poder abandonarla es que una vez se ha desvelado el pastel su desenlace pierde parte de su intensidad a la hora de explicarnos los sucesos que nos llevaron hasta lo que hemos vivido a lo largo de la novela. Una última cincuentena de páginas donde la tensión y el misterio anterior se han desvanecido, marcando una bajada de revoluciones en el ritmo (emocional y narrativo) de la obra; nada más, porque Ward logra resolver toda la historia de una forma tan sorprendente como original, por lo que a ese respecto su cuidada ‘trampa’ narrativa funciona a la perfección y el lector quedará sumamente satisfecho.
“¿Cuántas veces se puede doblar alguien antes de romperse para siempre? Hay que tener cuidado cuando se trata con cosas rotas. A veces ceden y rompen otras.”

EN CONCLUSIÓN: Catriona Ward sabe aprovechar el tema de la morada misteriosa y sus habitantes para construir una historia de sufrimiento y supervivencia con La casa al final de Needless Street. La desaparición de una niña hace 11 años sigue persiguiendo a una serie de personajes cuyas vidas se cruzan ahora en Needless Street, ante los ojos del lector, en una trama donde el misterio, la tensión, los secretos y el miedo nos mantendrán atrapados durante todo su desarrollo. Un fascinante juego de puntos de vista que nos ofrecen una realidad que tendrá que ser reconstruida por el lector, atento a lo que nos cuentan unos personajes poco fiables pero sumamente atrayentes. Todos ellos logran conectar con el lector a través de sus traumáticas vidas, sus experiencias vitales que los muestran como personas rotas y que nos harán empatizar con sus dramas al tiempo que tratamos de montar el puzle creado por Ward. Una lectura que mantiene al lector atrapado hasta su desenlace, y aunque en sus últimas páginas (tras destaparse el pastel) aflojan un poco el intenso ritmo emocional y narrativo mantenido, sigue siendo una obra sumamente notable. Una potente novela de horror y misterio, sobre las tragedias que sufren las personas más desamparadas y las segundas oportunidades con el que la autora logra darle un atractivo giro al tema de la morada siniestra y el 'monstruo' que se oculta a plena vista.



VALORACIÓN

FICHA
La casa al final de Needless Street
Catriona Ward
Runas
Traducción de Cristina Macía
Tapa blanda con solapas, 328 páginas
22 euros (en ebook por 14,99 euros)
Disponible en la web de la editorial

2 comentarios: