SINOPSIS: En el imperio letherii reina el desconcierto. Mientras el emperador Rhulad Sengar, rodeado de aduladores y comisionados de su maquiavélico canciller, se precipita a la locura, los agentes secretos letherii llevan a cabo una campaña de terror contra su propia gente. El Errante, en otro tiempo un dios clarividente, parece ahora incapaz de ver el futuro. Las conspiraciones recorren el palacio y el imperio, manejado por corruptos e interesados, está al borde de una guerra sin precedentes con los reinos vecinos.
Por otra parte, la flota Edur se encuentra cada vez más cerca. Entre sus guerreros se hallan Karsa Orlong e Icarium Robavida, cuya mera presencia significa que correrá sangre. Pero una pequeña banda de fugitivos está decidida a escapar del imperio y salvar al emperador. Se aproxima un ajuste de cuentas y su magnitud será inimaginable.
RESEÑA: El final de Los Cazahuesos nos dejaba uno de los ‘cliffhangers’ más potentes de la saga malazana, reuniendo a varios de los personajes más interesantes de Malaz en dirección a un oscuro destino: el Imperio de Lether. Y es precisamente este continente el se convierte en el centro y motor de La tempestad del segador, la séptima entrega de la saga de Steven Erikson, y donde podemos comprobar las consecuencias de los sucesos de Mareas de medianoche al tiempo que el Libro de los Caídos empieza a encauzar la historia en dirección a su tramo decisivo y definitivo. Porque en el enorme y complejo tapiz construido por el escritor canadiense se juega ya con todas las piezas que ha ido diseminando a lo largo de las seis entregas previas; pero al mismo tiempo, sigue habiendo lugar para nuevas tramas argumentales con las que aumentar el asombroso y desbordante divertimento de fantasía épica que es Malaz.
En el corazón de la ciudad de Letheras el Emperador de las Mil Muertes se encuentra cada vez más aislado y perdido en su propia desesperación, aguardando nuevos contrincantes que pongan a prueba su habilidad como guerrero. Mientras tanto a su alrededor se juega una partida de la que apenas es consciente, donde los bandos edur y letherii tratan de asegurarse su propia cota de poder en la nueva situación politico-social. Erikson nos mete en el corazón de un imperio ocupado por un nuevo poder, pero donde los conquistadores y los conquistados se confunden; y es que el supuesto dominio de una nueva casta dominante está siendo retorcido y socavado por la seductora forma de vida de la cultura ocupada.
La nueva situación de Lether vuelve a ser caldo de cultivo perfecto para que Erikson nos muestre las flaquezas, debilidades y errores del género humano y sus sociedades... pero sin olvidar el lado positivo y el valor de la compasión o la lucha. Quizá la parte que más nos puede estremecer de este volumen es la trama protagonizada por los 'patriotas'. En este nuevo estado ocupado por una fuerza extranjera surgen los colaboracionistas más despiadados y extremistas, aquellos que con su fina ironía Erikson hace que se autocalifiquen como los “patriotas”. Sus supuestos intereses por el "bien mayor" del nuevo estado no son más que una mera pátina moral para ocultar sus ansias de poder, de riqueza, o la más pura depravación que solo encuentra satisfacción en la tortura y la muerte de los desgraciados que caen bajo su poder. Los patriotas nos muestran de una forma brutal que en un estado dominado por el capital y el poder económico como Lether, la coacción y el control siempre estarán del lado de los ricos y poderosos, y que los que no quieren convertirse en víctimas se descubren luciendo el rostro de los torturadores.
Steven Erikson vuelve a demostrar que lo suyo es crear una fantasía que nos golpea de cerca, tratando temas de un chocante realismo en una saga que algunos pretenderían calificar de evasión. Y es que la tortura como arma del estado, la persecución política de los intelectuales y el encarcelamiento de los disidentes del nuevo régimen nos recuerda demasiados elementos de momentos históricos reales como para resultarnos algo lejano o poco creíble. El realismo malazano vuelve una vez más a agitar con fuerza la conciencia del lector.
En el este, en los bordes del Imperio letherii, asistimos a un drama diferente pero no por ello menos conocido. El expansionismo letherii está acabando con toda otra forma de vida y sociedad, y los pueblos nómadas del Lezna'dan se desvanecen poco a poco. Sin embargo un viejo enemigo regresa para amenazar (y vengar) el Lezna’dan, acompañado de unas criaturas que no deberían ni siquiera existir... pero ¿quién sabe lo que mora más allá de las fronteras del Imperio? Mascararroja es uno de esos personajes que logran hacerse con el protagonismo de forma inesperada, y que aunque mantiene el interés del lector con su misterio, quizá roba más páginas de las necesarias para desarrollar su papel en el drama. En cualquier caso, sirve de puerta de presentación de una de las últimas (y decisivas) tramas de la saga malazana que se desarrollará por completo en los últimos volúmenes.
Pero sin duda, la trama más importante de La tempestad del segador es la que se centra en el corazón de Lether, donde dos amenazas se ciernen sobre los edur. Los guerreros elegidos para desafiar al emperador son una de ellas, con Karsa Orlong e Icarium como los principales estandartes del terrible poder desbocado que chocará con Rhulad.
Esta trama mantiene en tensión al lector durante cientos de páginas a la espera de los espectaculares duelos en la arena entre el emperador y sus nuevos contrincantes. Sin embargo, Erikson apuesta por la contención, quitando de escena muchos de los combates y dejándonos disfrutar solo de una pequeña parte de la acción. Una pena, porque podrían haber quedado escenas de acción muy espectaculares (a pesar de que el lector pueda esperar cuál será el resultado de los enfrentamientos) y al final solo tenemos un gran duelo para leer.
Afortunadamente, la otra trama de acción compensa con creces nuestras ganas de emociones fuertes. Como no podía ser de otra manera, una vez más los p**** amos de la función son los sacrificados soldados de infantería malazanos que vuelven a verse inmersos en una guerra despiadada, en una tierra que no conocen y con unos recursos bastante limitados. Erikson nos mete codo con codo en los diversos pelotones del ejército de invasión, que se infiltran en una misión casi suicida para cobrarse venganza de las violentas agresiones del Imperio de Lether. Su avance se convierte en una mezcla de osadía, locura y misión suicida (y con las siempre agradables dosis de alocado humor de Erikson) que los lleva en dirección a Letheras para poner de rodillas a su despiadado gobernante. Sin embargo descubrirán que su llegada no es recibida como una liberación por la población, y tendrán que buscar una nueva forma de hacer frente a las adversidades. Los soldados rasos del imperio solo podrán confiar en aquellos que luchan a su lado, y ya sabemos que los malazanos no necesitan nada más para seguir adelante un día más.
En La tempestad del segador llegamos al corazón de un imperio donde la locura y la soledad domina a su dirigente, y donde su pueblo se mueve entre el miedo a la represión y las ansias de hacerse con sus propias cotas de poder. Erikson hace un repaso a los peores males de cualquier conquista u ocupación (desde la coacción y la represión, hasta la tortura y la muerte), mientras en las fronteras del este una forma de vida que agoniza planta una última resistencia contra la supuesta civilización. Las tramas principales que se han ido cruzando en las novelas previas por fin confluyen en un único clímax, que encauza la saga hacia el tramo decisivo de su desenlace, con el último gran ejército malazano luchando en una tierra desconocida y sin apenas recursos para tratar de acabar con un gobierno tiránico y desquiciado. Para ello tendrán que dejar de lado sus propias dudas (en sus compañeros, en el mando de la consejera) y aprender a sobrevivir por ellos mismos, en un retorno a las viejas formas de combate en tiempos del emperador Kellanved. El futuro los va a necesitar en plena forma, si el mundo quiere tener una oportunidad de sobrevivir a la amenaza que supone el Dios Tullido y la guerra que amenaza todo el panteón de ascendientes.
La nueva situación de Lether vuelve a ser caldo de cultivo perfecto para que Erikson nos muestre las flaquezas, debilidades y errores del género humano y sus sociedades... pero sin olvidar el lado positivo y el valor de la compasión o la lucha. Quizá la parte que más nos puede estremecer de este volumen es la trama protagonizada por los 'patriotas'. En este nuevo estado ocupado por una fuerza extranjera surgen los colaboracionistas más despiadados y extremistas, aquellos que con su fina ironía Erikson hace que se autocalifiquen como los “patriotas”. Sus supuestos intereses por el "bien mayor" del nuevo estado no son más que una mera pátina moral para ocultar sus ansias de poder, de riqueza, o la más pura depravación que solo encuentra satisfacción en la tortura y la muerte de los desgraciados que caen bajo su poder. Los patriotas nos muestran de una forma brutal que en un estado dominado por el capital y el poder económico como Lether, la coacción y el control siempre estarán del lado de los ricos y poderosos, y que los que no quieren convertirse en víctimas se descubren luciendo el rostro de los torturadores.
Steven Erikson vuelve a demostrar que lo suyo es crear una fantasía que nos golpea de cerca, tratando temas de un chocante realismo en una saga que algunos pretenderían calificar de evasión. Y es que la tortura como arma del estado, la persecución política de los intelectuales y el encarcelamiento de los disidentes del nuevo régimen nos recuerda demasiados elementos de momentos históricos reales como para resultarnos algo lejano o poco creíble. El realismo malazano vuelve una vez más a agitar con fuerza la conciencia del lector.
En el este, en los bordes del Imperio letherii, asistimos a un drama diferente pero no por ello menos conocido. El expansionismo letherii está acabando con toda otra forma de vida y sociedad, y los pueblos nómadas del Lezna'dan se desvanecen poco a poco. Sin embargo un viejo enemigo regresa para amenazar (y vengar) el Lezna’dan, acompañado de unas criaturas que no deberían ni siquiera existir... pero ¿quién sabe lo que mora más allá de las fronteras del Imperio? Mascararroja es uno de esos personajes que logran hacerse con el protagonismo de forma inesperada, y que aunque mantiene el interés del lector con su misterio, quizá roba más páginas de las necesarias para desarrollar su papel en el drama. En cualquier caso, sirve de puerta de presentación de una de las últimas (y decisivas) tramas de la saga malazana que se desarrollará por completo en los últimos volúmenes.
Pero sin duda, la trama más importante de La tempestad del segador es la que se centra en el corazón de Lether, donde dos amenazas se ciernen sobre los edur. Los guerreros elegidos para desafiar al emperador son una de ellas, con Karsa Orlong e Icarium como los principales estandartes del terrible poder desbocado que chocará con Rhulad.
Esta trama mantiene en tensión al lector durante cientos de páginas a la espera de los espectaculares duelos en la arena entre el emperador y sus nuevos contrincantes. Sin embargo, Erikson apuesta por la contención, quitando de escena muchos de los combates y dejándonos disfrutar solo de una pequeña parte de la acción. Una pena, porque podrían haber quedado escenas de acción muy espectaculares (a pesar de que el lector pueda esperar cuál será el resultado de los enfrentamientos) y al final solo tenemos un gran duelo para leer.
Afortunadamente, la otra trama de acción compensa con creces nuestras ganas de emociones fuertes. Como no podía ser de otra manera, una vez más los p**** amos de la función son los sacrificados soldados de infantería malazanos que vuelven a verse inmersos en una guerra despiadada, en una tierra que no conocen y con unos recursos bastante limitados. Erikson nos mete codo con codo en los diversos pelotones del ejército de invasión, que se infiltran en una misión casi suicida para cobrarse venganza de las violentas agresiones del Imperio de Lether. Su avance se convierte en una mezcla de osadía, locura y misión suicida (y con las siempre agradables dosis de alocado humor de Erikson) que los lleva en dirección a Letheras para poner de rodillas a su despiadado gobernante. Sin embargo descubrirán que su llegada no es recibida como una liberación por la población, y tendrán que buscar una nueva forma de hacer frente a las adversidades. Los soldados rasos del imperio solo podrán confiar en aquellos que luchan a su lado, y ya sabemos que los malazanos no necesitan nada más para seguir adelante un día más.
En La tempestad del segador llegamos al corazón de un imperio donde la locura y la soledad domina a su dirigente, y donde su pueblo se mueve entre el miedo a la represión y las ansias de hacerse con sus propias cotas de poder. Erikson hace un repaso a los peores males de cualquier conquista u ocupación (desde la coacción y la represión, hasta la tortura y la muerte), mientras en las fronteras del este una forma de vida que agoniza planta una última resistencia contra la supuesta civilización. Las tramas principales que se han ido cruzando en las novelas previas por fin confluyen en un único clímax, que encauza la saga hacia el tramo decisivo de su desenlace, con el último gran ejército malazano luchando en una tierra desconocida y sin apenas recursos para tratar de acabar con un gobierno tiránico y desquiciado. Para ello tendrán que dejar de lado sus propias dudas (en sus compañeros, en el mando de la consejera) y aprender a sobrevivir por ellos mismos, en un retorno a las viejas formas de combate en tiempos del emperador Kellanved. El futuro los va a necesitar en plena forma, si el mundo quiere tener una oportunidad de sobrevivir a la amenaza que supone el Dios Tullido y la guerra que amenaza todo el panteón de ascendientes.
VALORACIÓN
La tempestad del segador (Malaz el Libro de los Caídos, 7)
Steven Erikson
Nova
Traducción de Marta García Martínez
Tapa dura con sobrecubierta, 1168 páginas
Alguna noticia de la corrección de la traduccion del libro 9 y la edición del 10 obviamente con una traducción correcta?
ResponderEliminarDe lo segundo no hay ningún anuncio, y de lo primero no tengo ni idea. Puede que lo hayan solucionado en la edición digital, pero si quieres saberlo seguro consúltalo con la editorial que es la que te lo puede responder.
EliminarY al hilo de lo que comenta Lordsergius: ¿qué tal la edición del volumen que reseñas?
ResponderEliminarHe visto una errata en el nombre de dos personajes del dramatis (hermana de Atardecer y hermana de Amanecer, en lugar de hermana Atardecer y hermana Amanecer) pero por lo demás el texto está perfecto.
EliminarLos libros de la factoría suelen tener todos menos páginas que los de Nova?el de la tempestad tiene872pag
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