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viernes, 4 de noviembre de 2016

Reseña: Gestarescala, de Philip K. Dick

SINOPSIS: Mezcla de distopía y de alegoría cuasi junguiana sobre el espacio interior, "Gestarescala" ("Galactic Pot-Healer" en el original) es prácticamente el único de los grandes libros de Philip K. Dick que no se había publicado nunca en España. "Gestarescala" comienza un jueves de abril de 2046 en Cleveland, en la República Comunal de los Ciudadanos de América, una distopía totalitaria de corte comunista. El protagonista, Joe Fernwright, está desempleado y vive del subsidio. Antes era alfarero, como lo había sido su padre, en los tiempos en que un puchero de barro era algo maravilloso y los objetos no eran todos de plástico. Ahora su única forma de esquivar la cruda vacuidad de la sociedad global, su única forma de romper la soledad y el aislamiento, es descolgar el teléfono, conectar vía satélite con algún lugar remoto y participar en El Juego. Pero, un buen día, los servicios de Fernwright son requeridos en el Planeta del Labrador, junto con los de otros seres alienados y desahuciados de toda la galaxia.



RESEÑA: Cátedra sigue engrosando su interesante colección de Letras Populares con uno de esos títulos que cualquier aficionado a la buena ciencia ficción no puede dejar escapar para su biblioteca. Nada menos que una de las novelas más inencontrable (ya que su única traducción española llevaba años descatalogada) del maestro Philip K. Dick. Gestarescala fue escrita por el autor californiano tras su célebre ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (ya editada también por Cátedra y cuya reseña podéis leer aquí), pero ambas obras no pueden ser más diferentes. No en vano Galactic Pot-Healer (título original de la novela) basa gran parte de su trama en los juegos jungianos de los opuestos, donde su protagonista se verá puesto frente a un espejo ante el que tendrá que decidir cuál es el objetivo de su vida, lo que busca en el sinsentido vacuo que Dick construye a su alrededor.
Como es habitual en las cuidadas ediciones de Cátedra la novela viene precedida de un completo y detallado estudio centrado en la siempre interesante personalidad de Philip K. Dick y las características principales de su exensa obra. Julián Díaz (que también se encargó del estudio introductorio de ¿Sueñan los ovejas...?) ahora se centra principalmente en analizar en profundidad los elementos más destacables de la escritura del original autor, sus temas y las formas de desarrollarlos. Sin duda otro texto imprescindible para aquellos lectores que quieran desentrañar todos los entresijos de la escritura de uno de los grandes maestros de la ciencia ficción contemporánea (aunque recomiendo ponerse con él una vez finalizada la lectura de la obra de Dick).
Entrando en materia de una vez el protagonista principal de Gestarescala es Joe Fernwright, un abúlico desempleado que malvive en el año 2046 gracias a los subsidios que ofrece el estado, en la República Comunal de los Ciudadanos de Norteamérica. En un estado totalitario y policial que controla hasta el más mínimo detalle de la vida de sus ciudadanos, Joe solo añora volver a trabajar como alfarero reparando antiguas cerámicas. Pero como nadie busca ya sus servicios no tiene más ocupación que malgastar su tiempo con el El Juego, un entretenimiento vacuo que permite que los ociosos tengan algo que hacer (si, aunque parezca mentira, Dick nunca vió ninguno de nuestros móviles modernos, siempre repletos de ¿útiles? aplicaciones).
Todo cambiará en su vida cuando llegue hasta él un extraño mensaje procedente del Planeta de Labrador. Una todopoderosa entidad extraterrestre conocida como Glimmung quiere que Joe le ayude a recuperar del fondo del océano el magnífico y asombroso templo de Gestarescala. La correspondiente y desorbitada suma de dinero que le ofrece por sus servicios harán que el abúlico desempleado se decidad a embarcarse en tan arriesgado proyecto.
Philip K. Dick, perseguido por la paranoia más absoluta durante la mayor parte de su vida, nos lleva (una vez más) hasta un futuro nada halagüeño donde el estado controlador y los ciudadanos desmotivados forman un todo casi perfecto. Joe es un personaje gris, al que solo la esperanza de trabajar en un gran proyecto le salvará (momentaneamente) de su triste existencia. El Planetade Labrador se presenta para los personajes de la novela como un futuro mucho más optimistma que si anodino día a día.
Sin embargo el todopoderoso Glimmung pronto empezará a demostrar ser una entidad dificil de comprender (tanto para los personajes como para el lector). ¿Es 'solo' un extraterrestre con grandes poderes? ¿O es de verdad un dios todopoderoso que puede cambiar para siempre la existencia de sus elegidos? La promesa de un futuro mejor es lo que mueve a los visitantes de Planeta de Labrador, la opción de dejar atrás sus errores y sus fallos, y empezar de nuevo. Sin embargo, Joe descubrirá que no es tan sencillo olvidar el pasado y que la redención tiene su propio precio...
A pesar de la seriedad con la que Dick trata ciertos aspectos de la trama, la novela también tiene momentos de un descarado tono irónico que quedan en primer plano gracias al alivio cómico ofrecido por personajes como al droide Willis (muy alejado de los autómatas más que humanos de ¿Sueñan los androides...?), o del mismísimo dios Glimmung. Y es que el todopoderoso habitante del Planeta del Labrador demuestra sus grandes potestades de formas más que perturbadoras (o directamente surrealistas ¿quién utiliza una WC para comunicarse?), y con actitudes que recuerdan a las de un niño enfadado.
Aunque la novela no alcanza el nivel de joyas como ¿Sueñan los androides...?, Gestarescala es sin duda una opresiva visión del futuro, donde sus personajes (empezando por el abúlico Joe) son unos desesperados en busca de cualquier tabla de salvación que les ofrezcan. Sin embargo, la redención no es tan fácil de alcanzar y son ellos mismos los que se interponen en su propio camino para truncar sus esperanzas... Y es que en el mundo frío, aburrido y controlado que dibuja Dick ni siquiera la intervención de un dios (por extraño y surrealista que este sea) puede ayudar a cambiar lo que somos, un mensaje nada optimista pero pocos podrán dudar del realismo con el que el autor californiano plasma los vericuetos del alma humana.




VALORACIÓN 7/10


FICHA
Gestarescala
Philip K. Dick
Cátedra
328 páginas

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