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martes, 8 de julio de 2014

Reseña: La mano izquierda de Dios, de Paul Hoffman



SINOPSIS: «Escuchad: el Santuario de los Redentores en Peña Shotover se llama así por una cochina mentira, pues por allí redención hay poca, y santuario aún menos».
El Santuario de los Redentores es un lugar enorme y desolado, un lugar sin alegría ni esperanza. La mayoría de los muchachos que lo habitan entraron en él siendo sólo unos niños y han crecido sometidos al régimen brutal de los redentores que utilizan su violencia y su crueldad para obligarles a servir a la única fe verdadera.
En uno de los pasillos que se abren en medio de los desolados vericuetos del santuario, hay un niño. Debe de tener unos catorce o quince años. Hace mucho tiempo que olvidó cuál era su verdadero nombre. Ahora todo el mundo le llama Thomas Cale. Es un muchacho extraño y misterioso, encantador pero malicioso y tremendamente violento. Está tan acostumbrado a la crueldad que parece inmune a ella.
Sin embargo, muy pronto abrirá la puerta equivocada en el momento equivocado y, tras ella, descubrirá la belleza más sublime y la verdad más despiadada. Su única opción es huir, pero ¿podrá Cale burlar la vigilancia de los redentores y abandonar el Santuario? ¿Logrará escalar sus muros impenetrables, atravesar las inhóspitas tierras del Malpaís y llegar a la mítica ciudad de Menfis, gobernada por los Materazzi? Más aún, de lograrlo, ¿podrá escapar a los tentáculos de los redentores?
Porque los redentores no quieren dejar escapar a Cale a ningún precio… no por el secreto que ha descubierto, sino por uno mucho más aterrador que posee sin saberlo.

RESEÑA: Hay novelas de fantasía que se alejan kilómetros de lo que es la realidad para construir su historia, llevándonos a mundos cargados de magia y asombrosas razas. La trilogía que Paul Hoffman inicia con La mano izquierda de Dios no es de ese tipo. De hecho podría ser calificada de novela histórica medieval si no fuera por un par de elementos (como el hecho de que transcurre en un mundo totalmente inventado). El mismo escritor inglés reconoce que:

Las novelas se integran en mi opinión de que lo fantástico en la vida sucede todo el tiempo, aunque ocurra de una manera menos exagerada. Esta es, quizá, su piedra angular. La historia puede tener lugar en un mundo alternativo, pero todo en ella está elaborado sobre la experiencia personal o acontecimientos históricos presentados de forma estrictamente realista” (fuente).

Gracias a ese fuerte anclaje realista, y la escasez de elementos fantásticos habituales en la mayoría de libros del género, la historia de Thomas Cale y sus amigos acólitos resulta mucho más cercana al lector… y también más escabrosa. Es fácil imaginar que en algunos momentos de la Edad Media más oscura algunos jóvenes pasaron por lo mismo por lo que pasan los protagonistas de La mano izquierda de Dios.
El mayor acierto de la novela es el propio protagonista, el inquietante, hosco, frío y calculador Thomas Cale, joven novicio de la orden de los Redentores en el Gran Santuario de Shotover. Cale es un superviviente nato, capaz de hacer todo lo que sea necesario con tal de sobrevivir, algo que resulta bastante complicado en el monasterio donde se ha criado desde que era pequeño. Shotover es una especie de gigantesca versión de la abadía de El nombre de la rosa, pero mucho más oscura y peligrosa que la imaginada por Umberto Eco en su genial novela. De hecho, la mayoría de los redentores (una especie de monjes-soldados) son unos sádicos radicalizados por su fe en el Ahorcado Redentor (un hombre-dios que murió después de terribles torturas) que parecen disfrutar de las diferentes formas en que maltratan a los novicios.
Paul Hoffman.
Como veis muchos de estos elementos religiosos os resultarán familiares, y es que Hoffman no oculta que su historia está fuertemente influenciada por la Edad Media europea y su radicalismo. Y por su propia educación en una estricta institución religiosa en Reino Unido. Pero sin embargo, el autor logra imprimirle un fuerte aire irónico a todas las creencias religiosas y hace que nos fijemos en algunos elementos normales que la religión convierte en pecado o señales diabólicas (genial la explicación que los redentores dan a las puertas y las llaves como elementos malignos).
El trío formado por Cale, Kleist y Henri el Impreciso aportan el contrapunto oportuno de cinismo y realismo frente al dogmatismo intransigente de los redentores. Como no puede ser de otra manera, los tres jóvenes iniciarán la huida del opresivo santuario, pero no les resultará fácil escapar de las garras de los redentores.
Pero estos no son los únicos protagonistas de la novela, porque conforme avanza la trama nos encontraremos con nuevos personajes a los que el narrador da su cuota de breve protagonismo, logrando darle un ritmo más ágil a la trama aunque ninguno de ellos resulte particularmente interesante (salvo en las excepciones de IdrisPukke, el Padre Bosco, el canciller Vipond o Kitty la Liebre)
Personalmente, la mejor parte de la novela me ha parecido el  primer tercio de la misma. Hoffman nos mete de lleno en la historia sin necesidad de grandes presentaciones de personajes o trama y sin grandes artificios logra mantener el interés del lector, solo con la interesante recreación de la dura vida monástica dentro del santuario de Shotover y sus crueldades. El mundo gris y duro de rezos, radicalismo, entrenamientos y castigos físicos llega a encoger el alma, y eso que el autor no se regodea excesivamente en los aspectos más macabros del adoctrinamiento brutal de los redentores.
La parte que transcurre en la ciudad de Menfis no logra alcanzar el mismo interés, pero hacia el final la novela remonta (con una batalla que a los incondicionales de la historia medieval recordará rápidamente a un momento clave de la Guerra de los Cien Años ejem-Agincourt-ejem) y nos deja un último clímax muy interesante que hace que el lector tenga ganas de saber que pasa en el siguiente libro de la saga, Las cuatro postrimerías.
Una cosa que llegó a desconcertarme bastante durante la lectura son los nombres de lugares y personajes que Hoffman utiliza (nombres como Kiev, Odessa, Materazzi, Voynich, Delfos, Menfis…) que no hace falta señalar que no hacen referencia a lugares de nuestro mundo. Son tan llamativos encontrárselos en una novela de fantasía que posiblemente cumplen el objetivo del autor de convertirlos en originales.
El único pego que puedo ponerle a la novela es la historia romántica que aparece cruzado el ecuador de la misma. La relación de Cale con Arbell Materazzi (también conocida como Cuello de Cisne, posiblemente el sobrenombre más feo de una princesa) resulta demasiado artificiosa y empalagosa, y marca un contraste demasiado radical con la oscura historia con la que se inicia la novela.
Sin embargo eso no resta que La mano izquierda de Dios sea una entretenida historia de huida y supervivencia en un mundo oscuro y lleno de radicalismo religioso, donde el lado más brutal de las creencias se muestra sin tapujos.

FICHA
La mano izquierda de Dios
Paul Hoffman
La esfera de los libros
408 páginas
17 euros

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