SINOPSIS: En un extremo de la Tierra Conocida, una joven de clase alta que sufre inexplicables conmociones tiene que afrontar una desgarradora pérdida en su deseo de abandonar un modo de vida que considera injusto. Muy lejos, tres humanos y un elfo emprenderán su viaje a una tierra donde los mercaderes controlan todos los recursos, mientras los magos norteños vagan ocultos en la sombra, acechándolos.
Los campesinos son tratados como esclavos; su esfuerzo beneficia a los que más tienen. Solo se puede confiar en que sea el propio pueblo quien despierte de su sometimiento. Pero ¿estará dispuesto a pagar el precio?
Si bien Un pueblo perdido es el segundo volumen de la saga Relatos de Mirthad, es en realidad el comienzo de otra trama, puesto que el primer libro cierra una historia.
RESEÑA: En 2015 Arkaitz León Muela logró una nominación en los Premios Ignotus en la categoría de mejor novela gracias a Las tierras en juego, que transcurría en un mundo poblado de humanos, elfos y la caterva habitual de la fantasía. Ahora el escritor de Bilbao ha publicado la segunda entrega de sus Relatos de Mirthad con el título de Un pueblo perdido que no obstante se puede leer como puerta de entrada a este mundo. Así ha sido en mi caso, y pese a que es verdad que al comienzo la historia cuelga mucho de lo ocurrido en el primer libro se dan las suficiente explicaciones para que el lector recién llegado no se sienta excesivamente descolocado.
Un pueblo perdido desarrolla dos tramas principales pero relacionadas. Una de ellas está protagonizada por la joven Kharia, una universitaria que no está nada contenta con la forma en que el gobierno de Boermath trata a los trabajadores, y concretamente a los mineros encargados de la extracción del joko (elemento básico para el funcionamiento de las fábricas). Junto con su novio y sus amigos tratan de concienciar a la población sobre la injusta base de la economía del país pero una advertencia y un extraño accidente cambiarán su vida para siempre.
La otra trama, la principal de la novela, nos lleva con el grupo formado por el elfo Belthrank y los humanos Zira, Berkal y Grandolk. Estos se encuentran en el reino de Fingorn, al otro extremo de Mirthad, donde han derrotado a un ejército reunido por los mercaderes que trataban de hacerse con el dominio económico de la zona e imponer sus injusta forma de explotar a la población. Sin embargo, sus líderes han escapado y este "grupo de élite" trata de darle caza para acabar con ellos de una vez por todas.
Con esta historia León Muela nos lleva en lo que podemos calificar de una 'road-movie' fantástica, con ecos al género más clásico en el que el viaje de un grupo de personajes es el motor de la narración. Sin embargo la apuesta más original del autor bilbaíno es darle un trasfondo social y económico a las aventuras de su grupo de justicieros. En Un pueblo perdido la amenaza no viene de la mano del Señor Oscuro de turno que pretende acabar con todo lo bueno del mundo, sino de algo mucho más realista y cercano como un puñado de avariciosos mercaderes que se están haciendo con todos los recursos de una serie de reinos y haciendo que gran parte de la población viva en unas condiciones injustas.
A lo largo de la novela nos encontraremos con diferentes reflexiones sobre la importancia de la economía y de la riqueza, de la desigualdad causada por esta, y las consecuencias que tiene un sistema social profundamente injusto con los que menos tienen. El grupo de protagonistas, con habilidades muy diferentes y entre las destaca especialmente la del elfo Belthrank de utilizar la Energía (un tipo de magia con sus propias reglas), lucharán con todas sus fuerzas por cambiar esta dura realidad.
Sin embargo, y a pesar de que la misión de los héroes es a primera vista una lucha justa (liberar al pueblo de Mirthad de la esclavitud económica) cuando se ponen a ello lo hacen de una forma tan brutal y despiadada que, personalmente, me he encontrado desconcertado por su comportamiento. Básicamente, porque sus actuaciones son dignas de bandoleros o asesinos (como cuando se dedican a ejecutar a sangre fría a mercaderes desarmados o a dispararle por la espalda a aquellos con los que han compartido viaje). En serio, los héroes de esta novela son de los que piensan que el fin justifica los medios y eso a mi me ha impedido sentirme identificado con su lucha en un par de ocasiones.
Por otra parte, aunque Un pueblo perdido tiene un arranque llamativo y un desarrollo interesante el acto final de la novela me ha sabido a poco. León Muela crea una situación que en principio tiene mucho jugo narrativo y que genera mucha expectación en el lector (gran punto a su favor), pero el resultado me ha resultado excesivamente flojo.
En conjunto se puede decir que Un pueblo perdido es una entretenida 'road movie' fantástica en la que un heterodoxo grupo de héroes pretende liberar a Mirthad de una despiadada banda de mercaderes (aunque para ello se muestren igual de despiadados). Un libro que destaca por el original telón de fondo donde la economía y la lucha social, un tema poco habitual en el género fantástico, saltan al primera plano y que sienta los mimbres para un conflicto de mayores proporciones en próximas entregas de Relatos de Mirthad.
Un pueblo perdido (Relatos de Mirthad 2)