jueves, 20 de julio de 2017

Reseña: La Cicatriz, de China Miéville

SINOPSIS: Un cargamento humano camino de la servidumbre en el exilio... Una ciudad pirata que surca los océanos.. Un milagro oculto a punto de ser revelado... Ésta es la historia del viaje de un prisionero. La búsqueda de una isla de un pueblo olvidado, de la más asombrosa bestia de los mares, e incluso de un lugar fabuloso, una inmensa herida en la realidad, una fuente de inimaginable poder y peligro... 
En el nuevo libro de una carrera asombrosa, el autor del aclamado y premiado La estación de la Calle Perdido amplía el horizonte más allá de las fronteras de Nuevo Crobuzon y nos trae otro colosal relato de increíble diversidad e imaginación desbocada. Una novela impresionante, que se puede leer de manera independiente, y que con toda seguridad sorprenderá y atrapará hasta al paladar más exigente. Es emocionante, inquietante, siempre humana y provocadora. Su exuberante e inagotable inventiva, así como la calidad narrativa, mantienen el interés del lector hasta el final. 



RESEÑA: El barroco y fascinante mundo de Bas Lag tenía su puerta de presentación con la increíble novela La estación de la Calle Perdido, donde China Miéville nos llevaba a recorrer las calles caóticas y siempre llenas de sorpresas de la urbe de Nueva Crobuzon. Desde la ciudad más poderosa y moderna el autor británico nos mostraba diversos aspectos de su mundo imaginario donde se mezclaban razas imaginarias con tecnologías de lo más fascinante. Sin embargo no llegábamos a salir nunca de ella... algo que el escritor se reservaba para esta nueva entrega de la trilogía, que nos llega con el título de La Cicatriz.
Este novela, que aunque se mantiene encuadrada dentro de esta trilogía se puede leer de una forma bastante independiente, tiene un marcado tono de aventura marinera que recuerda a las obras clásicas de autores tan diferentes como Joseph Conrad o Julio Verne. La Cicatriz nos embarca en una historia coral pero donde el principal protagonismo recae sobre la lingüista Bellis Gelvino que viaja a bordo del Terpsícore, un navío cargado de colonos que marchar desde Nueva Crobuzon en dirección a la lejana colonia de Nova Esperium. Inicia su viaje escapando de una amenaza desconocida, pero que podemos intuir si hemos leído la primera novela de la trilogía, aunque pronto encontrará truncada su escapada a través del océano al caer presa de una misteriosa y despiadada banda de piratas.
La novela tarda en arrancar, con un inicio bastante titubeante y lento en el que Miéville se toma su tiempo para ir presentándonos a la amplia gama de personajes que habitan sus páginas, muy diferentes todos ellos: joven e inexperto grumete Shekel, el rehecho Tanner dispuesto a dejar atrás toda su vida anterior de brutal esclavituda, el investigador Johannes Lacrimosco que se deja seducir por un fascinante e innovador experimento, el misterioso y esquivo Silas Fennec, los siniestros Amantes,... todos ellos forman un complejo tapiz en un viaje a través de los mares en busca de una meta peligrosa. Pero si me tengo que quedar con un personaje de todos los que nos presenta Miéville, ese es el peligroso Uther Doul, un habilidoso y parco espadachín cargado de misterios, y con un pasado clave para entender todo lo que ocurre en Armada.
Como ya ocurría con su primera parte, Miéville logra hacernos creíble un increíble mundo (valga la redundancia) poblado por todo tipo de maravillas, con una tecnología, biología y sociología propias y fascinantes. Si en Nueva Crobuzon teníamos la moderna sociedad cosmopolita, en La Cicatriz nos mete de lleno en la anárquica vida de la flotante Armada, un auténtico microcosmos de diversos tipos de sociedades y formas de gobierno que cooperan en pos de un mismo objetivo. Sin embargo, las luchas de poderes y las ambiciones ocultas de las distintas facciones pronto pondrá en tela de juicio esta supuesta colaboración, permitiendo que Miéville nos haga plantearnos que significan realmente elementos tan importantes como la libertad individual, la colectiva, o la vida en sociedad. También sirve para poner en tela de juicio el papel de todos los líderes, políticos o religiosos, así como de aquellos seguidores que parecen dispuestos a todo por un "gran objetivo" común que, visto con más detenimiento, puede no serlo tanto.
En comparación con La estación de la Calle Perdido, cuya trama parecía en algunos momentos un dinámico caos autodirigido, en La Cicatriz tenemos una historia mucho más lineal y directa, que sabe mantener la tensión después de un primer tercio más lento, y que guarda numerosas sorpresas tanto para el lector como para los personajes. El británico China Miéville logra expandir de forma satisfactoria su fascinante universo imaginario de Bas Lag gracias a una aventura marina plagada de sorpresas, terribles amenazas de origen desconocido, y unos personajes que tienen que encontrar su lugar en el mundo en una nueva sociedad, muy diferente a la que estaban acostumbrados, al tiempo que nos permite reflexionar sobre numerosos elementos perturbadores de nuestra propia realidad diaria.


VALORACIÓN 8/10

FICHA
La Cicatriz (Trilogía de Bas-Lag 2)
China Miéville
Nova
Traducción de Manuel Mata Álvarez-Santullano
768 páginas, tapa dura con sobrecubierta

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